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viernes, marzo 29, 2024

Capítulo 1.- Hablemos de arqueología (Mah titlahtohcan itech arqueología)

Por: Arqlgo. Luis Humberto Carlín Vargas

Capítulo 1.- Introducción

El día de hoy tengo la fortuna de iniciar esta contribución con respecto a la profesión más interesante que existe, y que además amo, por lo que lleva implícito: La Arqueología. Algunos supondrán que su profesión es la mejor o la más interesante, y respeto totalmente su consideración. En el transcurso de estos breves comentarios que haré, probablemente cambien su opinión; aunque no es mi interés hacerlos cambiar.

Hay dos frases que quiero compartir con Usted, estimado lector. La primera es de una dama escritora muy famosa; Agatha Christie, que asegura: “Cásate con un arqueólogo, y mientras más envejezcas, más le vas a ir gustando”. La segunda es de un Arqueólogo que merece toda mi admiración; Kent Flannery: “La Arqueología es lo más divertido que puedes hacer con los pantalones puestos” (lo que eso quiera decir).

En el transcurso de mi vida he conocido mucha gente que me comenta que le habría gustado estudiar Arqueología. Yo fui uno de esos, hasta que decidí formalizar los estudios que, de manera informal había realizado durante muchos años con muchas lecturas, visitas a zonas arqueológicas y pláticas con gente conocedora. Así qué me permití cursar la Licenciatura de Arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), en la Ciudad de México. La causa principal de mi interés en la profesión es saber que el encuentro con el pasado está reservado a los arqueólogos y de esa forma poder tener el privilegio de enfrentarse con objetos que no se han visto en cientos de años. Pero hay algo por encima de lo descrito anteriormente: el amor al México Antiguo, y también al actual. Así, tal cual, como era y como está hoy en día. Con sus bellezas naturales; con sus tradiciones culturales, que nos remiten a varios miles de años; con los aciertos y desaciertos políticos, con todas sus sinrazones y/o cerrazones.

Ya en edad adulta, y con otros estudios previos, cursé la licenciatura con la firme decisión de acabar en tiempo y forma. Y así sucedió. Las experiencias en ese transcurso fueron muy motivadoras para seguir en el objetivo que me tracé: ser Arqueólogo.

En algunos capítulos de esta serie iré platicando algunas anécdotas para relacionar el tema del artículo del cual hablaré cada semana. Algo que quiero precisar es que los arqueólogos, a través del conocimiento teórico y práctico que adquirimos, tratamos de explicar el hecho histórico, no la veracidad del mismo. Tratamos de interpretar lo investigado, mas no entender lo que la sociedad que lo creó estaba percibiendo en el momento de la creación del objeto estudiado (cerámica, lítica, pintura, etc)

La Arqueología tiene muchísimos temas para poder departir, y de los cuales he tenido la oportunidad de ser partícipe. Entre las especialidades que puedo mencionar, y en las que estuve involucrado en algún momento, son: Arqueología de alta montaña, Sistematización de un herbario etnobotánico de la Licenciatura de Arqueología, Prospección arqueológica con imágenes satelitales, Estadística para arqueólogos, entre otras especialidades.

Es muy amplio el rango de estudio y conocimiento en la profesión, y lo podrá constatar en la siguiente imagen que preparé.as

Obviamente la relación con otras especialidades, es obligada para lograr que cada día la profesión de la Arqueología sea más acertada en sus conclusiones. Algunas de ellas son: Historia, Informática, Geología, Geografía, Arquitectura, Paleontología, Biología, Química, Física y por supuesto Antropología.

Más de esas ciencias auxiliares para el estudio de la Arqueología, son: Epigrafía‎, Espeleología‎, Estratigrafía‎, Geomorfología‎, Numismática‎, Osteología, Lingüística, Paleoantropología‎, Paleoclimatología‎, Paleoentomología‎, Paleontología‎, Paleopatología‎, Palinología‎, Papirología, Sedimentología‎, Cartografía, entre muchas otras.

Quiero hacerlo partícipe de que la arqueología, a pesar de todo, es un proceso de remoción de un contexto, con el fin de lograr sus objetivos y poder dar a conocer los hallazgos a través de los museos o las publicaciones que continuamente hacemos. Es un camino muy meticuloso que requiere de los conocimientos profundos de lo que vamos a hacer. Este proceso, normalmente decimos que es destructivo, y sí los es. Pero al hacerlo de una forma profesional, sistemática y sobre todo lentamente, nos da la oportunidad de ir registrando con varios medios (dibujo, fotografía y video), ya que el contexto jamás quedará como estaba antes de iniciar el proceso de excavación. Hoy existen técnicas de prospección muy precisas, para no afectar tanto los sitios haciendo excavaciones por doquier. En algún momento platicaré de ello. 

Ahora bien, aplicar la investigación científica para explicar mejor los hallazgos arqueológicos, es muy nuevo. Podemos asegurar que la arqueología, como disciplina, no tiene, a nivel mundial, más de ciento cincuenta años en Europa, y en México, apenas ha rebasado los cien años, cuando Manuel Gamio funda en 1911 la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americana, la cual se vio retardada por la lucha de la Revolución Mexicana. Para reforzar el objetivo de Gamio y la escuela, se conservó una pléyade de personajes europeos que forjaron los inicios de la Arqueologia. Ya habrá ocasión de hablar de uno de los libros que generó uno de los proyectos más importantes de Manuel Gamio: La población del Valle de Teotihuacan (1922), que dio lugar a estudiar de manera multidisciplinaria un proyecto arqueológico. Gamio escribe también un libro muy interesante que se llamó Forjando Patria (1916), que en algún momento analizaré en la sección LEER para CrEcER, de esta misma publicación digital.

Antes de ser llamada arqueología, la actividad se tomaba solo como coleccionismo. Los viajeros, desde muchos siglos antes, al llegar a lugares que no conocían, llevaban de retorno objetos que ellos consideraban “exóticos”. Esta práctica de los viajeros se convirtió en lo que después conoceremos como colonialismo, y en la que ya no sólo iban a conocer, si no que se quedaban a conquistar y fundar ciudades a nombre de algún personaje. A eso en México, se le llamó Conquista y se enquistó en México desde 1521 hasta la fecha, y ya no solo por el Imperio Español, sino por las potencias económicas mundiales que han sido la causa de la explotación de un sinnúmero de recursos, de todo tipo, en donde sea que pongan sus pies.

Así que ese coleccionismo se convirtió en la acumulación de bienes “exóticos” de estas potencias que recorrían todo el mundo en búsqueda de ellos y las presumían como eso: exóticas. También dio lugar a un mercado negro para vender esas piezas. Aún en la actualidad persiste esa práctica nefasta de vender el patrimonio de otras naciones, con un beneficio económico inmensurable para los que lo hacen. Todos esto, a pesar de que existen leyes a nivel mundial que lo prohíben. Ya hablaremos de ese tema también.

Estimado lector, nuevamente le doy la bienvenida a esta sección, que estoy seguro disfrutará tanto como yo cuando la escribo y la cual me hace rememorar lecturas, conversaciones y sobre todo, los proyectos arqueológicos en los que estuve involucrado.

Para concluir con esta muy breve introducción, tengo que aclarar algo que me parece importante comentar: carezco de filiación política, ya que la única motivación que tengo es el amor por divulgar, por cualquier medio, el patrimonio arqueológico (también el histórico y el artístico) de mi amado México, así también el del mundo. Me interesa que la sociedad lo conozca y lo valore; y que la gente que toma las decisiones políticas en esos temas sea congruente, para no seguir degradando lo que nos legaron sociedades pretéritas.

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