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jueves, marzo 28, 2024

CAPÍTULO 13.- Economía y comercio en Mesoamérica. Quinta Parte

Esta semana me avocaré a comentar dos temas muy importantes en todas las sociedades, y que son las actividades que mantienen funcionando un conglomerado humano: el trueque y el lugar donde se efectúa esa actividad.

El trueque es por definición: Acción de dar una cosa y recibir otra a cambio, especialmente cuando se trata de un intercambio de productos sin que intervenga el dinero”. Es muy simple; cambiar una cosa por otra que suponga el mismo valor.

El mercado, tianquiztli en idioma náhuatl, era el lugar donde se hacía esa actividad. Hoy, esa palabra la castellanizamos como tianguis, o en el peor de los casos mall. A fin de cuentas, es el lugar por excelencia donde las sociedades se reúnen para intercambiar productos, costumbres, tradiciones y muchas cosas más.

Ahí podemos ver a todos los estratos sociales representados, desde las elites hasta las personas de escasos recursos. Es un magnífico referente para estudiar a una sociedad. En alguna ocasión tuve que hacer una investigación a ese respecto en un tianguis de la Ciudad de México, y el resultado fue muy impresionante, ya que hay cosas que no se perciben a simple vista.

Las funciones económicas que debían cumplir los mercados en el México Antiguo, pueden resumirse en cuatro vertientes. Primera; un solo lugar para abastecer las necesidades de toda una familia. Segunda; promover la actividad económica independiente con los excedentes de producción de esas familia. Tercera; propició el intercambio de mayoristas con minoristas, provocando en ocasiones la especulación por parte de los mayoristas, aunque la actividad siempre estaba fiscalizada por los gobernantes que trataban de impedir ese abuso.

Cuarta; punto de enlace entre la sociedad y la clase encumbrada. Aunque siempre guardando sus respectivas distancias.

La complejidad de los mercados tenía que ver con el tamaño del asentamiento. En el caso de Teotihuacan, tenemos un mercado colosal, dadas las dimensiones de la ciudad, eso aunado a la permanencia de más de cinco siglos, como centro comercial, político y religioso.

Para el posclásico tardío en su fase terminal (1426 -1521), con la dominación de los mexicas en un área muy vasta de Mesoamérica, se registra uno de los mercados más importantes de la época: Mexihco – Tlateloloco, que era el poder comercial mientras qué Mexihco – Tenochtitlan, era el lugar donde residía el poder político y religioso.

Tenemos también un segmento de la sociedad que se dedicaba en cuerpo y alma al comercio, y que gozaba de muchas prerrogativas por parte de la clase alta, ya que, aparte de su labor de compra-venta de artículos, que en ocasiones se convertían en bienes de prestigio para ellos y para la elite, tenían la encomienda de “espiar” en los lugares que visitaban, y así llevar noticias a la clase gobernante acerca de, sobre todo, insurrecciones, para que fueran mitigadas a la brevedad. Hablamos de los Pochtecas, comerciantes a larga distancia, que eran un grupo privilegiado de la pirámide social.

Recordemos que en donde encontremos centros ceremoniales, normalmente habrá un espacio para el comercio, como el motor de esos pueblos, y ese espacio será proporcionalmente del tamaño del recinto sagrado.

Considerando que la sociedad mexica estaba ejerciendo el control (a veces muy drástico), sobre casi seis millos de tributarios al momento del contacto, no es difícil suponer que los tributarios tenían un fuerte resentimiento hacia el poder que ejercían los mexicas sobre ellos.

Es muy fácil distinguir en lo que hoy es México, la expansión territorial de este grupo. Cuando viaje, estimado lector, a otros estados, revise los nombres de los poblados, y si tiene un nombre castellano y uno nahua o solo uno nahua, es porque ahí ejercieron los mexicas algún dominio. Ejemplos: Santiago Tianguistengo (Edo. Mex), San Felipe Hueyotlipan (Pue.), Santiago Tezontlale (Hgo.), San José Coatepec (Ver.), San Lucas Tecopilco (Tlax.), Santa María Atzompa (Oax.), San Agustín Oapan (Gro.), San Miguel Octopan (Gto.), y otros sin nombre castellano como: Tonalá, Tlaquepaque y Zapopan en Jalisco. También en lugares tan alejados como Guatemala (Quezaltenango y Huehuetenango), El Salvador (Chalatenango), Honduras (Choluteca) y Nicaragua (Huehuete). Mientras más al Sur, más cerca de la Costa del Pacífico.

La próxima semana estaremos platicando del tributo, actividad muy importante que sostiene las economías, y de lo cual no estaban exentos los pueblos mesoamericanos, como ya vimos en el párrafo anterior con la expansión territorial. Así que, continuaremos con esta serie “Economía y Comercio en Mesoamérica”; esperando que cada semana se interese más en el mundo Mesoamericano.

Estimado lector, espero sus comentarios al correo que viene más abajo. Nos leemos la próxima semana, que #HablemosDeArqueolgía.

NOTA: Todo lo aquí expresado, es producto de investigaciones formales, realizadas por varios profesionales de la arqueología y la historia, principalmente.

#HablemosDeArqueologíaCarlín

https://www.facebook.com/Mah-titlahtohcan-itech-arqueología-108577840559560/

 

Luis Humberto Carlín Vargas
Luis Humberto Carlín Vargas
Arqueólogo egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Coordinador General del Proyecto Cultural León Prehispánico (PCPAC). Coordinador Académico de los Diplomados de Arqueología e Historia de México (DAeHM). Ingeniero en Sistemas. Músico. Correo electrónico: luishumberto.carlin@pcleonprehispanico.com

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