Halloween no es una franquicia exenta a las revisiones. Si repasamos la saga en su totalidad y con ojo crítico, encontraremos alteraciones que cambian el canon de la primera película desde 1981: son hermanos en la segunda parte, la tercera incluye un intento de antología anual (si no has visto Halloween 3: La temporada de las brujas -Tommy Lee Wallace, 1982- te suplico que lo hagas de inmediato, es una de las mejores películas de la temporada), para la cuarta parte matan a Laurie Strode y su hija ahora es víctima de Michael Myers con un final absolutamente asombroso… que la quinta parte no va a dar continuidad porque decide ir hacia un camino que nadie esperaba pero que tampoco nadie quiso. Parte seis involucra la primera participación de Miramax dentro de la saga con dos versiones diferentes de la película –ambas fallidas- que hacen de Michael efectivamente una maldición y parte 7 es una “celebración” del vigésimo aniversario de la primera parte, borrando del canon de la 3 a la 6, con un supuesto final final, ahora sí final, sólo para terminar con una octava parte que manda al carajo el punto final, pero en vez de eso tiene a Busta Rhymes electrocutando en los genitales a Michael Myers a la par de una tonelada de one-liners:
Posteriormente la franquicia se intentó revivir con la dirección de Rob Zombie en un controversial remake y su secuela desinteresada –en parte por una labor heroica del propio Zombie para que nadie más obtuviera la oportunidad- que no lograron reflejar la identidad directoral ni el interés del público, dejando dos películas en extremo detestables ; y lo recuerdo muy bien porque para el 2009 estoy sentado viendo Halloween II con su supuesta versión extendida, y no dejo de pensar en que esto ya no da para más, de que el caballo ya está muerto, pero es una franquicia, y las franquicias nunca mueren, sobre todo si eres un ícono del horror, de alguna manera lo vas a intentar.
Halloween hace el nuevo intento de hacer un borrón y cuenta nueva, y si nos ponemos estrictos, es una revisión del argumento que aparece en Halloween: 20 años después (Steve Miner, 1998), solamente de que en esta ocasión el proyecto tiene detrás a un equipo que además de ser fanáticos proponen un contenido mucho más complejo e interesante. El guión de Danny McBride, David Gordon Green y Jeff Fradley explora la vida de una fracasada Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) a cuarenta años del ataque original, y esta es una Laurie cuyo encuentro con la maldad pura le hace sentir tristemente de que su vida está destinada a ser la encargada de terminar con Michael Myers, quien está plácidamente en un asilo mental, siendo un misterio para aquel que no se ha atrevido a mirar en el abismo de sus ojos. Esta necedad de ser la encargada de ofrecerle un respiro al mundo tiene consecuencias en su vida privada, porque ha terminado por ser una ermitaña alejada de su familia, que ahora es de 2 generaciones y que sufre de un constante caso de agorafobia; esto es bastante intenso durante el primer segmento de la película y muestra a Laurie como una mujer enfrascada en una meta irreal, y quizás a un nivel de inestabilidad truculenta, porque el trío de escritores, apoyados por la actuación de Curtis y de Judith Greer y Andi Matichak como las féminas Strode terminan en un momento determinado de la película dejar de ser las víctimas y enfrentar a la bestia que les ha arruinado la vida, de manera efectiva y que invierte los papeles.
Esta batalla de “ya no más” se ofrece a partir del segundo acto, en donde también queda reflejado el interés de Gordon Green por establecer lo que hacía buena la primera Halloween entablando elementos del horror moderno y dentro de su propio interés. Logra hacer esto porque su interpretación de Michael –o “La sombra” como lo llegan a referir en la película- sigue siendo la de un inexplorado mal, que se apaga pero que en cuanto puede se activa mostrando una fortaleza física increíble y afinidad y paciencia por cazar a sus víctimas. Michael Myers tiene 60 años, pero el mal que le posee es indiferente de su avejentada figura y deterioro tras su primera derrota, con lo que sigue demostrando su capacidad por jugar en las sombras y en donde los realizadores se entretienen ofreciendo las puestas de escena para el famoso asesino siendo creativos, desde el uso de luces que detectan movimiento, su fuerza imparable, y un sobresaliente plano secuencia impecable, que lo muestra en su terreno predilecto, en donde actúa de manera rápida, y hasta tiene un cuestionamiento moral interesante dentro de su modus operandi.
Y sabe que es una película moderna. Sabe que puede usar el misticismo de Michael Myers con unos tintes gore eficaces y con muertes sutiles, de que usa el jumpscare típico de Blumhouse –la productora- pero también a suerte de poder crear tensión, y el uso de comedia atinada que no entromete esta tensión de parte de McBride quien idea a los dos géneros como afines, y en donde las resoluciones son extremadamente satisfactorias, haciéndola no sólo una gran secuela de Halloween, sino una película de horror entretenida, y estoy bastante sorprendido por ello, porque también demuestra el camino que llevó Halloween por años, de ser una serie que proyectaba ideas sin cocinar, en desapruebo de John Carpenter que cuando parecía estarlo, era más por cinismo.
Pero aquí por primera vez en años, no hay cinismo ni deterioro por la franquicia, aquí hay un grupo de nerds que al igual que yo, vieron Halloween más de una vez al año a lo largo de su vida, que la establecen como una película que merece más que secuelas que intentan elevar el terreno de lo que hizo en 1978, y en una película sobre un anciano con máscara de James T. Kirk con súper poderes, lo que hay es de entre todas las cosas, armonía.
https://www.youtube.com/watch?v=_Esb14TaGrk
