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viernes, abril 26, 2024

La fiesta de los muertos

Los muertos de Coca Cola. Foto cortesía de Alejandro Calvillo
Los muertos de Coca Cola. Foto cortesía de Alejandro Calvillo

Hablemos de muertos.

Un sexenio tiene 72 meses. El periódico Zeta, que dirige Adela Navarro, calculó 57 mil 410 ejecuciones en 32 meses de gobierno de Enrique Peña Nieto. Esto da un promedio de 1,794 homicidios por mes.

A este ritmo, si no hubiera un aumento en los asesinatos o una disminución creíble, esta administración cerrará con 129 mil 172 ejecutados.

Nos devoramos a Felipe Calderón Hinojosa, una buena parte de la prensa y de la sociedad civil, por entre 60 mil y 100 mil ejecutados. Bien merecido: fue él quien le dio la patada al avispero.

Pero ahora no veo que la prensa mexicana le recuerde a Peña la tragedia, mes con mes, como solía hacerse al Presidente panista. Los recuentos de ejecutados básicamente se borraron de las portadas, y sólo quedan algunos ejercicios valientes como el que realiza el equipo de Adela Navarro desde Tijuana.

Veo, en cambio, que la toluquización del país funciona: como en el Estado de México, donde apenas hay oposición y la prensa, los activistas y las organizaciones civiles no se ven por ninguna parte, quedan pocos medios que recuerden que este país sigue en guerra y que 7 periodistas han sido ejecutados este año.

Este fin de semana, hurgando en la prensa para saber más de los atentados (ocho bombas caseras, de las cuales cuatro explotaron) en el Mexibús del Estado de México, recordé qué es la entidad que gobierna Eruviel Ávila. Y cuál es el poder que ejerce el gobierno sobre la prensa.

Muchos ni siquiera publicaron la nota en un rincón para taparle el ojo al macho. ¡Es un atentado terrorista! Piense usted qué hubiera sucedido en Nueva York, Londres o París.

Aquí, una buena parte de la llamada prensa “nacional” se guardó los datos.

Como se ha guardado los datos de los muertos del sexenio.

129 mil 172 ejecutados en seis años; ese es el cálculo.

Pero no hay muertos suficientes. Para muchos, eso ya no es nota.

***

El Global Burden of Diseases, Injuries, and Risk Factors Study (GBD), el más grande esfuerzo para medir tendencias epidemiológicas en el mundo, calcula 24 mil 100 muertes anuales en México por el consumo de bebidas azucaradas. Las cifras oficiales indican que 80 mil mexicanos mueren por diabetes.

Tomemos el dato de las bebidas azucaradas y calculemos un sexenio, este sexenio: da un total de 144 mil 600 muertos. Más que los relacionados con el crimen organizado.

Tomemos, ahora, el de la diabetes: 80 mil muertes por año, en seis años son 480 mil fallecimientos. Una barbaridad.

Las semanas pasadas hubo un intenso debate cuando los sinvergüenzas diputados del PRI, PAN y sus satélites decidieron bajar el impuesto a los refrescos, aplaudido en todo el mundo cuando aquí le causa diarrea a los políticos y a ciertos empresarios. Aún con los datos anteriores, hubo medios que no publicaron una sola línea sino hasta que era ya un escándalo internacional.

El Senado, por fortuna, escuchó el grito que pegaron organizaciones como la Alianza por la Salud Alimentaria y El Poder del Consumidor y corrigieron la rebaja al impuesto aplicado en la Cámara de Diputados. Pero bien pudo pasar la disminución al impuesto, luego iba a llegar el puente de muertos (parece broma: puente de muertos) y listo, la industria refresquera y los mañosos diputados se iban a salir con la suya.

Me sorprendió que varios medios de los llamados “nacionales” se montaron al final y le tundieron a las lacras que nos representan. Ayudaron a que no ocurriera esta barbaridad, que ni siquiera era voluntad del gobierno federal –no venía en su propuesta de Ley de Ingresos– sino una “ocurrencia” millonaria de la bola de corruptillos y vivales del PRI y del PAN.

Me sorprendieron esos medios que alzaron la voz. Me sorprendieron gratamente porque ya sabemos el poder que tiene la industria de la basura en este país y en todo el mundo.

Pero hubo medios que ni siquiera una línea sobre el tema. ¡Ni siquiera una línea!

***

Suele decirse que el pueblo mexicano permite que bailen sobre su calaca. Y así es. Pero en el análisis de por qué los ciudadanos del Estado de México no estallan y siguen votando por el PRI; en el por qué los de Veracruz votaron por Fidel Herrera, luego por Javier Duarte y seguramente seguirán votando por el PRI; en el estudio de por qué si en Chihuahua se sabe que César Duarte y su familia se hincharon de dinero y hay PRI para rato, debería venir acompañado el análisis de su prensa.

Edomex, Veracruz y Chihuahua deberían obligar un análisis serio sobre qué papel juega la prensa cada vez.

Porque sí, pinches mexicanos, que se dejan despojar y siguen aplaudiendo a sus verdugos. Pero también pinche prensa, de verdad. No toda, pero mucha prensa que le sigue la fiesta a los políticos. Una fiesta muy macabra, de veras. Una fiesta con muchos, muchos muertos.

Alejandro Páez Varela
Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Director de contenidos en el portal SinEmbargo.mx. Su último libro es “Música para Perros” (2013) pero Alfaguara reeditó en 2014 “Corazón de Kaláshnikov”.

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