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lunes, abril 28, 2025

El Hospital Nacional Homeopático: Una tragedia nacional

Por: Enrique Castro Camus1, Bernardo Mendoza Santoyo1 y Luis W. Mochán2

Mientras el Reino Unido cerró en 2012 todos sus programas de “enseñanza” de homeopatía y en 2013 todas las “clínicas homeopáticas” que operaban con fondos del National Health System por considerar que no contribuyen a la salud pública de aquella nación, el 28 Noviembre del 2014, fue inaugurado el Hospital Nacional Homeopático (HNH) en México, ¡una auténtica tragedia nacional en nuestra opinión! Y es que la inauguración de este hospital tiene dos implicaciones muy negativas: por un lado, reconoce por parte del Estado Mexicano a la homeopatía como un instrumento de salud pública y por otro lado dedica recursos del sector salud al ya mencionado HNH en vez de entregarlos a los hospitales como el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, El Instituto Nacional de Cardiología, el de Rehabilitación, el de Enfermedades Respiratorias, el de Medicina Genómica, el de Neurología, el de Pediatría, etc., o incluso a clínicas más pequeñas a las que bastante falta les hacen dichos recursos y en cuyas instalaciones se salvan miles o millones de vidas cada año. Todo lo anterior sin importar que la ineficacia de homeopatía haya sido probada en numerosas ocasiones [1-3].

A diferencia de la homeopatía, la medicina es una ciencia basada en la evidencia. Los medicamentos que se usan hoy para el tratamiento de enfermedades que van desde infecciones gastrointestinales hasta la diabetes y la hipertensión arterial son sustancias que han sido probadas por años siguiendo protocolos estrictos basados en el método científico y que tienen que superar pruebas que se conocen como “doble ciego”. En estas pruebas el equipo de investigadores que estudia el fármaco divide al grupo de enfermos de cierto padecimiento en tres subgrupos. Subsecuentemente a los médicos tratantes se les entrega un medicamento que sólo se identifica por un número, sin que los médicos ni los pacientes sepan en cuál de los tres subgrupos se encuentran. A un grupo se les administra la sustancia bajo prueba, a otro una sustancia sin ningún efecto clínico como el azúcar o el bicarbonato de sodio (a este se le denomina placebo) y al tercero no se les administra ninguna sustancia (a este se le denomina grupo de control). Subsecuentemente los médicos reportan cómo evolucionan los pacientes. Comparando la evolución de los tres grupos de pacientes, los investigadores averiguan de manera objetiva, no contaminada por los posibles prejuicios de médicos y pacientes, si el medicamento produce o no mejoras significativamente mayores que las de los placebos, discriminando así los efectos reales de la sustancia que está siendo probada. Además de la prueba doble ciego, el reporte final de las pruebas clínicas debe superar una segunda prueba conocida como la revisión por pares. Esta revisión por pares es la piedra angular de la ciencia moderna. El procedimiento de revisión por pares típicamente consiste en el envío del reporte del estudio a una revista científica especializada en la que el editor hace una primera revisión del estudio para verificar su validez y rigurosidad, después el reporte es enviado en secreto a varios (típicamente entre 2 y 4) investigadores reconocidos en el tema de diversas partes del mundo. Estos investigadores hacen un minucioso análisis del reporte y emiten una opinión sobre la calidad del estudio y pueden recomendar al editor la publicación o rechazo del reporte. Por si esto fuera poco, una vez que el reporte es publicado por una revista, la comunidad científica repite el experimento reportado en diversos laboratorios alrededor del mundo y si los resultados no pudiesen ser reproducidos, inmediatamente estos reportan las contradicciones halladas a la revista, con lo que eventualmente un estudio publicado que contiene errores es desechado. Así, la ciencia se ha establecido como la mejor manera de desechar rápidamente ideas equivocadas.

El resultado de que la medicina haya adoptado el método científico desde la parte final del siglo XVIII se refleja claramente en el impresionante cambio que ha mostrado la expectativa de vida en el mundo a lo largo de los últimos 200 años (ver gráfica). La introducción de las vacunas, los antibióticos, los antivirales y un sinnúmero de otros tratamientos y procedimientos han implicado que la expectativa de vida casi se haya triplicado y la calidad de vida haya mejorado sustancialmente.

Los autores de este artículo proponemos un reto a los homeópatas del HNH. Elijamos cuatro padecimientos de relevancia nacional (diabetes mellitus tipo 2, cardiopatías isquémicas, arterioesclerosis e hipertensión arterial) y hagamos un conjunto de pruebas doble ciego para comparar los tratamientos médicos con los tratamientos homeopáticos siguiendo un protocolo estricto. Si el resultado demuestra la efectividad del tratamiento homeopático nos comprometemos a pedir una disculpa pública por este artículo. Además nos comprometemos a no reclamar ni un centavo del premio de un millón de dólares que ha ofrecido la fundación educativa James Randi (JREF) a quien demuestre científicamente que la homeopatía sí funciona. La JREF clasifica a las curaciones homeopáticas como una más de las habilidades supernaturales o paranormales [4]. Por el contrario, de no demostrar la efectividad de los tratamientos homeopáticos, exigimos que HNH desaparezca y sus instalaciones sean utilizadas para crear un hospital médico y que se deje de malgastar el presupuesto público en una farsa como la homeopatía; la confrontación de sus resultados con la ciencia y no su popularidad entre la población es el criterio que debe normar el uso de recursos públicos. De lo contrario ¿qué sigue? ¿El “Centro Nacional de Chamanes”?, ¿El “Instituto Mexicano de Agujas y Alfileres”?, ¿La “Clínica de Flores y Gotas de Bach”?, ¿“El Centro de Terapias Cuánticas”?, etc.

Se muestra cómo ha cambiado la expectativa de vida al nacer, es decir el número de años que viven las personas en promedio, desde el año 3300AC hasta nuestros tiempos. Antes de la aparición de la medicina moderna basada en el método científico (aproximadamente en 1800) las personas vivían alrededor de 27 años en promedio, desde entonces la longevidad ha aumentado continuamente hasta alcanzar más de 70 años en nuestros días y los nuevos descubrimientos científicos seguirán impulsando este número hacia arriba.
Se muestra cómo ha cambiado la expectativa de vida al nacer, es decir el número de años que viven las personas en promedio, desde el año 3300AC hasta nuestros tiempos. Antes de la aparición de la medicina moderna basada en el método científico (aproximadamente en 1800) las personas vivían alrededor de 27 años en promedio, desde entonces la longevidad ha aumentado continuamente hasta alcanzar más de 70 años en nuestros días y los nuevos descubrimientos científicos seguirán impulsando este número hacia arriba.

 

[1] The Lancet, v. 370, p. 1672–1673

[2] The Lancet,   v. 366, p. 726-732.

[3] Mayo Clinic Proceedings, v. 82, p. 69–75.

[4] http://bit.ly/1tncXpt, http://bit.ly/1tndiZl.

1.- Centro de Investigaciones en Óptica A.C.

2.- Universidad Nacional Autónoma de México

Columna del CIO
Columna del CIO
El Centro de Investigaciones en Óptica (CIO) es uno de los Centros públicos de investigación pertenecientes al Conacyt. Se especializa en óptica y fotónica (estudio de la luz y su interacción con la materia) www.cio.mx

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