- Publicidad -
viernes, abril 26, 2024

El lenguaje y otros inventos

Cuántas cosas damos por sentado ustedes y yo, esperamos día a día que ciertas cosas resulten de tal manera que ni siquiera pensamos en ellas: damos por hecho que despertaremos al día  siguiente, que saldremos de casa a nuestras actividades, habrá para comer, nos moveremos en nuestro transporte o usaremos uno público, también damos por seguro que el lenguaje, ésta capacidad que tenemos para expresar pensamientos y sentimientos por medio de la palabra, es suficientemente segura y cierta para ser entendidos y darnos a entender; en el terreno de los hechos muchas veces no es así.

Para empezar hay que decir que el lenguaje sirve para indicar las cosas que queremos trasmitir; por ejemplo, si digo: “hay un plato sobre la mesa del comedor en mi casa”, ustedes lectores no tienen ninguna dificultad en imaginar la escena, un plato sobre una mesa del comedor al interior de una casa. El grado de precisión de la imagen que ustedes puedan tener en sus mentes sobre el plato y la mesa que yo estoy viendo, obviamente está relacionado con el conocimiento directo que tengan de la realidad concreta y objetiva a la que me estoy refiriendo cuando digo: “hay un  plato sobre la mesa del comedor en mi casa”, entonces, el lenguaje es un indicador y nos guía,  al igual que cuando uno señala con el dedo algún objeto o algún lugar, no nos quedamos mirando el dedo del que señala, sino que dirigimos nuestra vista hacia lo señalado; sería tan absurdo pretender encontrar lo señalado viendo el dedo del que señala, así como si nos detuviéramos en la carretera justo donde se encuentra la imagen de un baño o la palabra WC y en ese lugar realizáramos nuestras necesidades.

Esto que parece obvio nos pasa muchas veces desapercibido, el lenguaje, las palabras que decimos, no son la realidad, refieren una realidad que uno quiere mostrar. La cuestión es que usamos tanto las palabras, hablamos tanto, bla bla bla, hemos sobredimensionado la palabra, que muchas veces sin darnos cuenta hablamos solamente para llenar los espacios de silencio, damos por cierto que somos entendidos y más adelante resulta que no es así.

Situaciones como: “es que yo te dije que…y pensé que te había quedado claro” son de lo más comunes, dejamos de considerar que cada persona tiene su propio lenguaje que señala la realidad que con la palabra quiere mostrarnos. Para hablar el mismo lenguaje no basta hablar el mismo idioma: dos personas pueden comprenderse muchas veces mejor sin dominar el mismo idioma pero con el ánimo dispuesto para darse a entender señalando con mímica, gestos o como sea, que miles de personas que, hablando el mismo idioma, se encuentran llenas de malos entendidos y un desgaste ante el que mejor prefieren no dirigirse la palabra porque saben que lo que digan no encontrará ni el menor de los entendimientos.

Si nos detuviéramos un momento, nos daríamos cuenta que las palabras que decimos son una continuación de las cosas que pensamos y que también hablamos de manera espontánea desde las emociones que brotan en nuestro cuerpo, que como si fueran palomitas de maíz se abren una tras otra y varias a la vez.

En este detenernos podríamos darnos cuenta de que el silencio de la voz no es el silencio aquel que muchas veces se refiere ginefóbicamente como: “calladita te ves más bonita”, hacia los niños: “en boca abierta no entran moscas”, en el trabajo: “en boca cerrada no te asignaran comisiones” y en la política: “el pez por su propia boca muere”. El silencio al que nos referimos es el que proviene del silencio interior, el que permite estar en atención presente, escuchar y mirar las cosas como son más que como nosotros dentro de nuestra mente apresuradamente creemos saber sin realmente conocer.

Ricardo Solórzano Zínser
Ricardo Solórzano Zínser
Psicólogo egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana, con estudios de Maestría en Psicoterapia Gestalt en el Instituto de Terapia Gestalt Región Occidente. Se dedica a la atención psicoterapeutica, es facilitador de proceso de desarrollo humano en instituciones gubernamentales, no gubernamentales y docente en el Departamento de Educación de la Universidad de Guanajuato impartiendo en la Maestría en Desarrollo Docente, y en el Departamento de Matemáticas de esta misma institución.

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO