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sábado, abril 27, 2024

Iroha: auténticos diálogos culturales

La exposición sobre objetos japoneses en tierras leonesas tiene la intención de comprender a una nación extranjera, y logra eso con facilidad… lo que quizás no pensaba tanto lograr era un ambiente de alegría y recolección de anécdotas como lo fue en el día de su inauguración.

Akiko Kobayashi dijo algo interesante durante la apertura de Iroha, la nueva exposición presente en el Museo de arte e historia de Guanajuato:

“Consideramos que Guanajuato es un lugar de acojo a la cultura Japonesa, a tal grado de que estamos conscientes de que la fisionomía del estado llegará a cambiar en 50 años”

Y no miente, desde la apertura del consulado japonés en nuestra ciudad el año pasado se ha dado registro a 84 niños de padres japonés/mexicano; la apertura del estado hacia los japoneses involucra a la cultura en todos los sectores, por lo tanto fue interesante que el museo localizado en el Forum Cultural decidiera traer esta exposición, que originalmente provenía del museo Franz Meyer y que colabora en conjunto con el establecimiento leonés.

Iroha, es una exposición que vale mucho la pena indagar, sobre todo si se tiene conocimiento o interés de la cultura japonesa. Es algo dispersa y podría caer en lo caótico, pero creo que se apoya con dos bases: el sentimiento histórico, ya que las piezas en su mayoría provienen de inmigrantes japoneses a tierras mexicanas, por lo tanto hay un factor de sorpresa en el visitante de encontrar objetos como poemas, revistas infantiles, artículos religiosos y esas armaduras y armas samurái que siempre hemos soñado como vestimentas de la virtud y honor.

El otro es de un viaje cronológico porque empieza desde la pieza más vieja de la colección –cerca de hace 10, 000 años, el periodo Jomon– hasta arte japonés contemporáneo de diversos artistas invitados.

Fotos: cortesía del Museo de arte e historia de Guanajuato.

Lo que quiero destacar en este texto, fue algo de lo que fui testigo el día de la apertura. Y es que llevaba mucho tiempo sin ver a la gente tan animada dentro de las instalaciones, que además pasaron una velada sumamente interesante, porque desde la presentación oficial se revelaron ciertas sorpresas como un segmento musical de parte del coro del Teatro Bicentenario, la cual interpretó dos cantos totalmente en japonés y que con sus sombrillas blancas dieron espacio para Un bel di vedremo, la canción más famosa de Madama Butterfly, y parte de una obra que ya parece ser de las favoritas entre el telón leonés (que es curioso que también adoptemos como parte de la cultura japonesa considerando que su autor jamás viajó al país).

Acto seguido se abrieron las puertas, y… me sentí algo conmovido, porque la gente estaba asombrada en la galería, comentaba entre familias de japoneses y mexicanas, se abría un diálogo intercultural sobre el pasado y sobre el progreso, y la sala se encontraba repleta de gente que tomaba fotos y reía.

Y esto no acababa dentro de la galería, sino que al término de esta los esperaba un pequeño banquete y muestra de música tradicional japonesa que también era didáctica frente a la gente que rodeaba a los exponentes.

Y eso me dejó pensando, porque en este tipo de presentaciones ocurre algo con potencial, ya que la gente se presenta a una noche en donde la cultura va a ir de la mano con éxito en el número de personas presentes, y es algo que se agradecería mucho, no sólo para el Museo de arte e historia de Guanajuato sino para todos los de nuestra ciudad, porque ese contagio de historias y felicidad con la reunión familiar no se frecuenta, así se evitaría la soledad tan indiferente de las exposiciones y muestras de arte.

La galería estará presente hasta febrero y como presume ser parte de la celebración del 120 aniversario de la llegada de japoneses a nuestras tierras, espero que este sea el fructífero inicio de lo que bien dice ser en su subtítulo: diálogos en el arte.

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