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viernes, abril 26, 2024

James Dean que estás en todas partes

Algunos años han pasado desde entonces y el polvo se acumula a la orilla del camino, como el polvo levantado por el Porsche Spider 550, que corría veloz por la carretera 41 en Cholame, California, Pequeño bastardo era llamado este  deportivo europeo por su dueño, un menudo jovenzuelo aficionado a la velocidad y de escasos 24 años: James Dean.
Tal vez mientras conducía el bólido, Dean pensaba en el estreno de su tercer cinta “Gigante”  y en el halagador futuro que tenia ante si, luego de una breve pero fulgurante carrera que inició como extra en 4 cintas y los protagónicos en 3 más de memorable recuerdo: Al este del edén, Rebelde sin causa y Gigante, su desempeño en estas últimas le había valido nominaciones a los premios más importantes, el Oscar, el Bafta y el Globo de Oro y es que a pesar de su juventud, Dean tenia una sólida formación actoral después de su paso por el Actor`s  Studio de Elia Kazan.
Luego del estreno de Rebelde sin causa, en 1954, James Dean se convirtió en un referente icónico para una juventud americana que navegaba entre la ambigüedad existencialista de un periodo algo decepcionante y sin futuro para las nuevas generaciones, aquellos que habían vivido el boom económico y militarista de un país que se mostraba como la gran potencia económica y dominante, en un mundo polarizado,  por el nuevo enemigo satánico: El comunismo soviético, la gran amenaza para el ansiado estilo de vida americano.
Mientras el Porsche devoraba kilómetros en la carretera, Dean no imaginaba que se volvería un arquetipo del joven rebelde y a veces anarquista, en ambos lados del mundo. Esta imagen se replicaría en la misma Polonia comunista, en 1958 con la interpretación de Zbigniew Cybulski, de Cenizas y Diamantes del maestro Wajda. El mismo Martin Sheen interpretó a un personaje con un claro aire Dean en la cinta de culto Malas Tierras de Terence Malik.
Todo le llegó muy pronto a James Dean, desde la fama hasta la misma muerte.
Y es que los caminos tienen un inicio y un final, aunque a veces son abruptos como el de James Dean, aquel día en la ruta 41, mientras el Spider 550 seguía devorando velozmente kilómetros por la ruta 41 en California, así de rápido terminaba la vida de James y a la misma velocidad crecería el mito del rebelde Dean.
El Spider  era el segundo coche de la marca que tenía Dean, antes había tenido un Speedster con el que participó en algunas carreras, paradójicamente por esta afición a la velocidad, Dean había hecho un anuncio invitando a la juventud  a tener prudencia en el manejo de autos.
Y el final llegó en un momento fugaz, cuando el Porsche Spider 550 choco de frente con un Ford en el cruce con la ruta 46, un instante fatídico que convirtió a James Dean en leyenda, aquel lejano 1955, mientras en el mundo se escuchaban los primeros acordes de un ritmo que cantaba y expresaba los mismos afanes y desventuras de la juventud rebelde que protagonizó. Iniciaba la impronta de una leyenda y hoy, 80 años después de su nacimiento,  mientras el polvo se sigue acumulando a la orilla del camino en la ruta 41, el mito James Dean se recrea y está presente a cada instante en todas partes.

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