12VOLTIOS
Alfonso Reyes, (Monterrey 1889 – D.F 1959), Poeta, ensayista, narrador y diplomático, considerado uno de los grandes escritores mexicanos durante mucho tiempo,- el mismo Jorge Luis Borges se decía fan de su trabajo- tomó la palabra de “Leyenda”, poema que el cubano Mariano Brull enseñó a sus hijas, para que lo recitaran a sus invitados, entre ellos el señor Reyes:
Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveolea jitanjáfora
liris salumba salífera.
Olivia oleo olorife
alalai cánfora Sandra
milingítara girófora
zumbra ulalindre calandra.
Decía Don Alfonso que las jitanjáforas no piensan, ni dicen nada coherente, o no lo dicen en forma de comunicados presidenciales, mas bien, son sensibles, musicales, ruidosas, sisean o gorgorean, pero sobre todo, juegan, estimulan los pinceles-del-ce-re-bro, abren las rejas de la inventiva.
Decimos que las Jitanjáforas son palabras inventadas, todas los son, solo que no nos hemos puesto de acuerdo en decirle aullera a la Luna o gorgorilla a la descuidada llave abierta. Todos inventamos palabras: por error, ocio o necesidad.
Brillaba, brumeando negro, el sol;
Agiliscosos giroscaban los limazones
Banerrando por las váparas lejanas;
Mimosos se fruncían los borogobios
Mientras el momio rantas murgiflaba.
Lewis Carroll, en este fragmento de “El Galimatazo”, parece describirnos la vivaz tetricidad de una tarde que ennegrece y ¡aguas con el momio murgiflante!
Vicente Huidobro, en el Canto V de su famosísimo Altazor, nos da otra muestra de Jitanjáfora:
Empiece ya
La farandolina en la lejantaña de la montanía
El horimento bajo el firmazonte
Se embarca en la luna
Para dar la vuelta al mundo
Empiece ya
La faranmandó mandó liná
Con su musiquí con su musicá
La carabantantina
La carabantantú
La farandosilina
La Farandú
La Carabantantá
La Carabantantí
La farandosilá
La faransí
Sirven para todo, incluso para el amor, Oliverio Girondo nos da un ejemplo:
Mi Lu
mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea
y me nirvana el suyo la crucis los desalmes
con sus melimeleos
sus eropsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y
gormullos
mi lu
mi luar
mi mito
demonoave dea rosa
mi pez hada
mi luvisita nimia
mi lubísnea
mi lu más lar
más lampo
mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola
mi total lu plevida
mi toda lu
lumía.
El arte de la musicalidad sin sentido (prágmatico) ya tiene sus añitos, desde muy antes ya se echaban Bernardinas y camelos: las Bernardinas, según Gonzalo Sobejano sirven para: distraer la atención de una persona para engañarla y robarle o causar admiración haciendo pensar al oyente que hay algo donde no hay nada. Más o menos lo que hacen varios conductores de Televisión y un millar de taqueros.
Entonces se distinguen dos tipos de Bernardinas, una que no deja palabra en pie y la otra que sin escabullirse del idioma, sirve para lo que el hablador guste: mentir, perder el tiempo, fanfarronear, carterear o volverse presidente.
La Bernardina lúdica parece lo más cercano a la Jitanjáfora, Agustín Rojas (Madrid 1572) , escritor, actor, soldado y prófugo, nos deja este abuelito de la Jitanjáfora, que es también un ejemplo, al mismo tiempo de ambas Bernadinas:
Contumelia puspusura,
argonauta y cicatriza,
regomello y dinguindaina
cazpotea y sinfonía.
Magalania y cinfuntunia,
zogomella y ciparisa,
esta lengua entiende Ríos
y otros que echan Bernardinas.
En estos versos, leemos dislates como “Puspusura” o “cazpotea” y palabras existentes pero de menor uso: “contumelia” y “argonauta”, estos casos donde habitan palabras cultas, se les dice “cultiparlas”, el siguiente poema, aunque no es propiamente cultiparla, ni Bernardina ni nada de esto, parece que encaja, este delicioso poema de Gerardo Deniz (Madrid, 1934):
Fecal
A Doña Margarita Michelena
Tanta cosa como estudian, y nadie se interroga
por la mierda de los seres mitológicos.
¿Era ancha plasta la del Minotauro?
¿boñigo ovoide la de la Quimera?
¿Eran mixtas, acuosas, blancuzcas, como de ave
las deyecciones de la Hidra? ¿especialmente pestalocis
las de la Esfinge? ¿Fue estreñida Escila?
¿Qué aclarar, al respecto, de Tifón?
—si Nonno nos lo pinta melómano, entre otras cosas,
informa muy poco acerca de sus aguas mayores.
Fuentes, las eternas; los vasos, las inscripciones, la colección
Teubner
y hay otras. Que perforar tarjetas. Paralelamente
convendría establecer el corpus de los coprolitos
encontrados en la cuenca mediterránea,
Asia Menor, el Euxino y aun Panticapea, por si acaso.
Ir, cada mañana, del manoseo respetuoso
al banco de datos, y viceversa.
Llevar un cedazo de Boas en la canana
y, mientras no se vea claro, buscarle funciones inéditas
con entremeses, postres y otros materiales no procesados.
Diréis, congéneres, lo que a mi juicio ocurrió
(y si los resultados de las investigaciones computarizadas
discrepan,
peor para las investigaciones computadorizadas):
los excrementos de cada uno de aquellos
entes abonaron sendas parcelas del escribir clásico,
géneros nuevos brotaron en suelos feraces
diferencialmente, y así tuvimos tragedia y comedia,
épica y lírica, historia, elocuencia,
más la filosofía, cosecha inexhaurible.
Olfateando las clámides a distintos estilistas
—como esos conocedores que huelen los corchos del
coñac—
podría conjeturarse, apostar.
—Ego, inquit, poeta sum…
Hay que distinguir entre la jitanjáfora y la Bernardina, la inclinación de la primera por el goze estético, por la musicalidad más que un disparate que busque distracción o consuelo a cambio de nada, a oa que algunos llaman camelo.
El escritor Félix Morales Prado (Sevilla 1952) nos propone una serie de ejercicios para carambolear en las palabras y darle grúas al pensamiento, altamente recomendable su blog:
http://elfantasmadelaglorieta.blogspot.mx/
Y ya para dejarlos con estas breves e insuficientes notas, algunos fragmentos del Trilce de César Vallejo, donde discretamente usa este recurso:
Quién hace tanta bulla y ni deja
Testar las islas que van quedando.
Un poco más de consideración
en cuanto será tarde, temprano,
y se aquilatará mejor
el guano, la simple calabrina tesórea
que brinda sin querer,
en el insular corazón,
salobre alcatraz, a cada hialóidea
grupada.
Un poco más de consideración,
y el mantillo líquido, seis de la tarde
DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES.
Y la península párase
por la espalda, abozaleada, impertérrita
en la línea mortal del equilibrio.
II
Tiempo Tiempo.
Mediodía estancado entre relentes.
Bomba aburrida del cuartel achica
tiempo tiempo tiempo tiempo.
Era Era.
Gallos cancionan escarbando en vano.
Boca del claro día que conjuga
era era era era.
Mañana Mañana.
El reposo caliente aún de ser.
Piensa el presente guárdame para
mañana mañana mañana mañana
Nombre Nombre.
¿Qué se llama cuanto heriza nos?
Se llama Lomismo que padece
nombre nombre nombre nombre.
***
Y el Capítulo 68 de Rayuela por Julio Cortázar:
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamarlas incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se ibanapeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como unulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia delorgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé!
Ilustraciones por Ricardo Luján, cortesía de La Mágica Drawing Team.