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martes, abril 23, 2024

La Democracia y Libertad Humana en la Era PosCovid

Un gran llamamiento a la vida ausente se arma con un rechazo total del mundo presente.
-Albert Camus (El hombre rebelde)

La Covid-19 nos ha invitado a una de las escenas más surrealistas y experimentales que ningún cineasta pudiera imaginarse rodar, pero al mismo tiempo, nos encontramos viviendo el primer mega-laboratorio social 24/7 que jamás una socióloga o un psicólogo social pudiera haber soñado en sus búsquedas literarias. En cuestión de semanas, la mediade la población mundial se ha vuelto experta en las siguientes palabras: virus, epidemiología, distancia social y sobre todo: Incertidumbre.

En nuestro país, si bien la Covid-19 llegó con un tiempo de desfase relativo a lo que en los principios y mediados de febrero ocurría en Europa, la mayoría de los Estados Occidentales y poblaciones en general desestimaban, hasta entonces, los posibles impactos de la pandemia, no sólo en la salud, sino en algo que damos por garantizado y poco hemos reflexionado: La Libertad Humana, y es ahí donde quiero invitarte a una serie de reflexiones, en las que advierto pudieran cambiar tu forma de percibir esta crisis sanitaria.

Albert Camus, filósofo francés menciona en su obra célebre Hombre Rebelde:

La libertad, “este nombre terrible escrito en el carro de las tempestades”, está en el principio de todas las revoluciones. Sin ella, la justicia parece inimaginable a los rebeldes. Sin embargo, llega el tiempo en que la justicia exige la suspensión de la libertad. El terror, pequeño o grande, viene entonces a coronar la revolución. Cada rebelión es nostalgia de inocencia y apelación al ser…

Y es que: ¿Acaso hemos olvidado cómo era el mundo de las ideas a finales del 2019 y a principios del 2020? ¿Acaso hemos olvidado las marchas ambientalistas, de derechos civiles, de equidad de género y de justicia en nuestro país y a lo largo de diversas naciones en el mundo entero? ¿Acaso nos hemos desmantelado de las aspiraciones en la construcción de nuevos Estados democráticos y nos hemos sumido en el miedo de la pandemia y en el silencio de la ausencia? ¿Acaso abandonaremos la libertad en una vida sin virus biológicos?

La Covid-19 se inserta no sólo como un concepto biológico, sino también como un experiencia histórica que cada región y país del mundo contará de manera particular. Estamos en lo que será sin duda, el parte-aguas del nuevo posmodernismo, donde es la incertidumbre, la reina de la mayor duda de la humanidad: ¿las cosas seguirán igual?

La exacerbada concentración del poder económico, mediático y político en pocas manos, no sólo en nuestro país, sino en el mundo es un fenómeno que en la mayoría de los días previos a la Covid-19 hubiese parecido que no nos afectaba del todo, es decir, somos conscientes de una forma u otra que el sistema es inequitativo, desigual e injusto, pero de una manera u otra sobrevivimos o nos adaptamos a él. En este escenario global, la Covid nos ha aventado a un mundo donde las reglas cambian día a día. De manera inaudita a casi un 1/3 de la población mundial nos han mandado a casa (de manera obligatoria en algunos países y en el caso de México, aún, como una invitación formal y urgente), esta situación nos hace recordar lo indefensos que somos las y los ciudadanos de a pie, como simples testigos (si bien en medio de una pandemia) de cómo los sistemas actúan de manera unilateral para fortalecer el control social, la poca reflexión crítica de sus acciones y en un proceso limitador de la convivencia civil y de algunos de los procedimientos gubernamentales que han distinguido a la mayoría de los países de Occidente: La democracia y con ello la Libertad Humana (no perfecta, pero en movimiento).

Robert Dahl en su obra La democracia y sus críticos señala los sentidos de la importancia de los procesos democráticos en la sociedad contemporánea por sobre otros sistemas de gobierno social y político, el autor menciona:

En primer lugar (la democracia), promueve la libertad cómo no puede hacerlo ninguna otra opción factible […]. Permite la libertad en cuánto a la autodeterminación individual y colectiva. En segundo lugar, el proceso democrático promueve el desarrollo humano, sobre todo en lo tocante a la capacidad para ejercer la autodeterminación, la autonomía moral y la responsabilidad por las propias elecciones. Por último, es la forma más segura de que disponen los seres humanos para proteger y promover los intereses y bienes que comparten con otros seres humanos.

En medio del shock mediático, económico, social y político que viven las regiones y en la medida que se vaya superando la epidemia del Covid-19, otros rastros virulentos podrían nacer a partir de estas incertidumbres y terrores colectivos: La reducción de las atribuciones democráticas de los países occidentales y las libertades individuales y colectivas a las cuales tu y yo tenemos acceso día a día. Decisiones que, hace dos semanas parecían normales, pero hoy reducidas, cómo: viajar al extranjero, reunirte con tus compañeros en el bar del pueblo, charlar con la pareja en el café del vecindario o propiciar reuniones masivas para solicitar mejores servicios públicos.

La era Poscovid, como puedes leer en el título del artículo no la he limitado al Covid-19, sino he invitado al lector a un entorno imaginario futurista y a una profunda reflexión crítica y humanista de las posibles amenazas biológicas posteriores y que éstas cuando se presenten en el entorno mundial, sin duda reaccionaríamos de una manera muy diferente a la actual.

¿Qué estaríamos dispuestos a suprimir de nuestros sistemas democráticos actuales para sentirnos “seguros” de una nueva pandemia?

En cuestión económica, la cuestión es más clara (para algunos, para otros más nostálgicos es un tema espinoso), necesitamos un nuevo modelo económico que se divorcie totalmente de los últimos dos heredados por el siglo pasado: Economía Planificada y Economía de Mercado. Ésta última se había presentado como la solución a los problemas inmediatos de producción y distribución, pero causando una desigualdad y acaparamiento de la riqueza y daños irreversibles al medio ambiente. La Covid-19 llega en el momento preciso para ejecutar una discusión seria y reflexiva en la ciudadanía acerca del próximo modelo económico. Este modelo imaginario, sin duda pensado en un nuevo marco energético, pues curiosamente vivimos estrepitosamente una caída del precio del petróleo y eso nos invita a una necesidad global urgente de energía de bajo costo, renovable y de bajo impacto medio ambiental.

Por último, considero que no nos tenemos que esperar a que la Covid-19 terminé para reflexionar el futuro democrático occidental, no nos tenemos que esperar hasta que no haya un sólo ser humano de entre más de 6 mil millones de habitantes en esta Tierra para sentarnos a reflexionar seriamente: ¿qué sigue para el Planeta? y sobre todo ser muy cautos, como individuos y sociedades en las redenciones que tendremos que pagar a futuro para seguir conservando nuestra libertades humanas, como diría Focault, defenderlas del poder ideológico que se nos ha instalado de manera global en tan sólo tres meses.

Francisco Javier Álvarez Torres
Francisco Javier Álvarez Torres
Doctor en Ciencias de la Administración por la Universidad de Aguascalientes. Profesor Investigador de tiempo completo en la División de Ciencias Naturales y Exactas y coordinador de la Maestría en Gestión e Innovación Tecnológica de la Universidad de de Guanajuato. Apasionado del uso de la tecnología digital en la educación y en el ámbito empresarial.

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