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viernes, abril 19, 2024

La dieta basada en plantas y su uso en la Enfermedad Renal Crónica

Los riñones son importantes en el cuerpo ya que son los encargados de eliminar desechos y el exceso de líquido del cuerpo, realizan múltiples funciones como: regular el equilibrio de líquidos, electrolitos, producir hormonas, controlar presión arterial, filtrar sustancias, mantener balance de ácidos y bases entre otras funciones(Evangelidis N et al, 2019).

Las personas con mayor riesgo de padecer enfermedad renal son aquellas con antecedentes familiares o que padecen enfermedades crónicas como la diabetes mellitus, hipertensión arterial, entre otras (Cortés et al. 2018). Hoy en día, han aumentado el número de casos de ERC, a nivel mundial y el pronóstico de vida en estos pacientes sigue siendo menor que el del resto de la población.

Los trastornos del metabolismo del potasio son frecuentes especialmente en pacientes sometidos a terapias como la hemodiálisis (HD). A medida que la función renal disminuye, se pone en peligro la capacidad de mantener el potasio sérico en el rango fisiológicamente normal. Contrario a lo que se piensa, no existe una “dieta renal” que podamos utilizar en todos los pacientes. Las dietas se deben individualizar y realizar cambios en el estilo de vida de forma en que sea realista para cada persona.

Los objetivos de la intervención nutricional para evitar el progreso de la enfermedad deben incluir tratar la enfermedad de base, mantener o mejorar el estado nutricional, prevenir la acumulación de toxinas y evitar complicaciones como anemia, alteraciones electrolíticas y acidosis metabólica.

Existen múltiples guías y recomendaciones de cuánto se debe prescribir de energía y nutrientes a los pacientes con ERC, pero el mejor patrón alimenticio para esto y cómo lograr que los pacientes tengan una adecuada adherencia a las recomendaciones, aún sigue en investigación (Anderson Nguyen & Rifkin, 2016).

La dieta basada en plantas incluye frutas, verduras, granos, legumbres, semillas, aceites saludables reduce y elimina alimentos de origen animal como carne, pollo, leche y huevos. En este tipo de dietas se encuentran las dietas vegetarianas, Dash, flexitariana, vegana, mediterránea, muy bajas en proteínas, entre otras, teniendo impacto benéfico en enfermedades crónicas como la diabetes mellitus tipo 2, obesidad, atenuación de la progresión en la tasa de filtrado glomerular, disminución de hiperpotasemia, acidosis metabólica, hipertensión renal, toxinas urémicas y daño cardiovascular (Joshi S et al, 2020).

Anteriormente no se sugería una dieta a base de plantas, ya que se le daba demasiada importancia al control estricto de potasio, el cual se encuentra en frutas, vegetales y limitación del fósforo presente en leguminosas.

Algunas guías sugerían al menos 50% de proteínas de alto valor biológico, lo cual se creía imposible de cumplir con este tipo de dietas. Actualmente, se sabe que cada alimento tendrá diversos tipos y cantidad de aminoácidos (Carrero, et al 2020). La diferencia entre una proteína animal y vegetal es la biodisponibilidad de aminoácidos, sin embargo otros estudios muestran que para obtener el mismo perfil de aminoácidos con proteínas de origen animal y vegetal únicamente se observa una relación menor de lisina y arginina en las dietas a base de plantas sin daño aparente; se ha observado que sí se logra cubrir los requerimientos de proteína en pacientes con ERC con ambas dietas (Carrero, et al 2020).

Por otro lado, estudios muestran diferencias significativas en las concentraciones de potasio en sangre usando la dieta basada en plantas vs otro tipo de dieta (Picard K, 2018). Ya que el potasio contenido en plantas promueve la excreción fecal de potasio por el alto contenido de fibra. Otros estudios demuestan que la biodisponibilidad del potasio contenido en alimentos de origen vegetal sin procesar es entre el 50- 60%, por lo que el aumento de estos alimentos no debería causar problemas importantes relacionados con el potasio (Clegg, Headly & Germain, 2020).

En pacientes con terapia sustitutiva con hipercalemia, se puede recurrir a técnicas culinarias para disminuir el contenido de potasio ó el uso de quelantes de potasio (Antunes R, et al 2020; St Jules, Goldfarb & Sevick, 2016;Campbell T& Liebman, 2019 ).

La evidencia muestra como si es posible que una dieta a base de plantas variada y equilibrada tanto en etapa pre-diálisis como en terapia sustitutiva no presenta riesgo nutricional en estos pacientes y la presentan como una opción más económica y apetecible, lo que mejora la adherencia a ésta.

Algunos de los beneficios observados con esta dieta son: menor número de toxinas urémicas, control de la presión arterial, disminución de marcadores inflamatorios así como inflamatorios, regulación de la acidosis metabólica, mayor aporte de fibra y mejor salud intestinal (Cases, Cigarrán-Guldrís, Mas & González-Parra, 2019).

La National Kidney Foundation USA, sugiere el uso seguro de dietas basadas en plantas para prevenir enfermedades cardiovasculares y evitar el progreso de enfermedad renal por su bajo contenido de sodio, grasa saturada su elevad aporte de fibra, potasio, fósforo, magnesio, calcio y evitar la progresión de la enfermedad renal, inflamación, disfunción endotelial y estrés oxidativo (Clegg & Hill, 2020 & Kim H et al, 2019), se resalta que el consumo de proteínas vegetales se ha relacionado con disminución del riesgo de ERC y menor microalbuminuria.

Finalmente es preciso individualizar la dieta del paciente con enfermedad renal crónica, de acuerdo al estadío, edad, cultura así como en las comorbilidades del mismo.

La educación nutricional impacta favorablemente en su estado de nutrición, es necesario fomentar cambios al estilo de vida y enseñar a como perder el miedo a los cambios drásticos que se sufren en una dieta renal, resaltando los beneficios de una dieta basada en plantas siempre guiada siempre de un profesional de salud.

Actualmente hacen falta estudios en los que se tomen en cuenta variables controladas sobre los trastornos en las diferentes etapas del paciente renal para poder generar recomendaciones basadas en evidencias fuertes en pro de la salud integral.

Referencias:
• Evangelidis N, Craig J, Bauman A, Manera K, Saglimbene V, Allison Tong. Lifestyle behavior change for preventing the progression of chronic kidney disease: a systematic review. BMJ 2019:28;9(10).

• Cortés-Sanabria, L., et al. “Retos y perspectivas de la enfermedad renal crónica en México: a propósito del día mundial del riñón, 2017.” Salud Jalisco 4.1 2018: 6-9.
• Anderson C, Nguyen H, Rifkin D. Nutrition interventions in chronic kidney disease. Med Clin N Am, 2016: 1265-1283.
• Carrero J, et al. Plant-based diets to manage the risks and complications of chronic kidney disease. Nat Rev Nephrol 16.9 2020: 525-542.
• Joshi S, Hashmi S, Shah S, Kalantar-Zadeh K. Plant based diets for prevention and management of chronic kidney disease. Curr Opin Nephrol Hypertens. 2020:29;16-2.
• Clegg DJ, Headley SA, Germain MJ. Impact of Dietary Potassium Restrictions in CKD on Clinical Outcomes: Benefits of a Plant-Based Diet, Kidney Medicind.2020.
• Antunes R, et al. Diet in Chronic Kidney Disease: an integrated approach to nutritional therapy. Rev Assoc Med Bras. 2020: 66: 59-67.
• Cases A, Cigarrán-Guldrís S, Mas S, González-Parra E. Vegetable- Based Diets for Chronic Kidney Disease? It is time to reconsider. Nutrients. 2019: (111263.
• St-Jules D, Goldfarb D, Sevick M. High- Potassium Plant foods help to prevent Hyperkalemia in Hemodialysis Patients? National Kidney Foundation, Inc. Journal of Renal Nutrition. 2016(26)5: 282-287.
• Campbell T, Liebman S. Plant-based dietary approach to stage 3 chronic kidney disease with hyperphosphatemia. BMJ Case Rep. 12. 2019;232080.
Nutrióloga, Krystell Avalos Equihua
Licenciada en Nutrición y Maestra en Nutrición Clínica
Experiencia en consulta nutrición clínica privada, educadora en diabetes

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