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jueves, abril 18, 2024

La dignidad la debemos buscar incluso en la muerte

En días pasados el Senado de la República aprobó una modificación constitucional. Agregaron al artículo 4to el derecho a la muerte digna y cuidados paliativos a los enfermos terminales, garantizando el acceso a los medicamentos necesarios para ello.

Es créanme, un paso gigante en tratándose de la dignidad, no sólo de la muerte, sino en general de la vida un ser humano, pues la muerte es parte natural del proceso de vivir.

Podemos entender que la muerte digna es el derecho de cualquier persona, particularmente un paciente en fase terminal, a morir sin ser sometido a prácticas que invadan su cuerpo. Es decir, poder rechazar cirugías, hidratación, alimentación o reanimación, o lo que sea que considere invasivo o innecesario.

Un punto importante es que al legislar puedan establecer las facultades de decisión no sólo a los pacientes, sino también a los familiares y dar certeza a los médicos para que puedan actuar o dejar de actuar en base a la decisión de los pacientes o sus familiares.

En la reforma Constitucional se agrega puntualmente el derecho a los cuidados paliativos. Esto quiere decir poder acceder a medicamentos para controlar el dolor; también es ayuda o asistencia para cuestiones emocionales e incluso espirituales y la seguridad de que todas sus necesidades de cuidado físico, emocional, espirituales y sociales, están siendo atendidas.

Particularmente me da muchísimo gusto este paso. Hace más de 20 años egresé como abogado de la Universidad. Mi tesis fue un proyecto de Ley para Reglamentar la aplicación de la Eutanasia en Guanajuato. Desde entonces era un debate abierto y hoy está más vigente que nunca.

Los avances de la medicina en la actualidad nos han permitido sortear de una forma más efectiva enfermedades de las que antes hubiera sido muy complicado salir avante. El pronostico de vida de los seres humanos ha crecido de manera importante. Es claro que a la medicina actual le debemos mucho, pero también es cierto que ha traído aparejados escenarios que no considerábamos posibles anteriormente y que hoy son objeto de discusión.

El aumento en la expectativa de vida puede ser considerada incluso como “contranatura”, ya que podemos llegar a un punto donde una persona está viva sólo gracias a medios artificiales y que fueron creados por el hombre y la realidad es que muchas de esas veces sin una real esperanza de mejoramiento. Habría que preguntarnos ¿hasta que punto merece o podemos de manera justa y objetiva, alargar una vida?

Mucho del debate estimo, debería trasladarse no al cómo es el paso para llegar a la muerte, sino como debemos concebirla o conceptualizarla. Seguramente cuando podamos interiorizarla de otra forma, encontraremos que la decisión de no alargar la vida cuando no hay esperanza médica, es lo mejor y más sano que podemos hacer.

Más allá de los debates éticos o moralinos, afrontar la muerte digna nos brinda una buena oportunidad para que estas generaciones nuevas que coexisten con nosotros que ya somos más grandes, reflexionen sobre la forma de vivir y de morir como parte dé. En este sentido, tanto para sus defensores como para sus detractores, la muerte digna nos invita a redefinir aquellos valores con los que transitamos y nos guiamos en la vida. 

El siguiente debate y ciertamente cada vez nos acercamos más a él, será si el acceso a la eutanasia o el suicidio asistido deberán ser considerados como un derecho humano. ¡Se abre el debate y siempre será enriquecedor escuchar ambas partes de la ecuación!

Sólo quiero que recordemos que un legislador no es representante de la iglesia ni atiende la espiritualidad. Un legislador es quien estructura el andamiaje sobre el que se sustentan los comportamientos mundanos. Los ámbitos de competencia me parecen completamente establecidos.

La reforma constitucional ya fue turnada a la Cámara de Diputados para su discusión y aprobación en su caso y de ser así se turnará a las legislaturas locales para que sea aprobada por la mitad más una.

Aún falta un camino largo, pero vamos paso a paso.

Eric Bolivar
Eric Bolivar
Abogado especialista en Derechos Humanos, activista en apoyo a migrantes centroamericanos, colaborador voluntario de la Fundación TELETÓN, columnista, fotógrafo; actualmente dirige Donadores Compulsivos Guanajuato A.C., dedicada a promover la donación altruista de sangre y plaquetas. Correo electrónico: Ebolivar1975@gmail.com. Twitter: @eric_bolivar

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