Cuenta la mitología griega que Hera, ardida por las infidelidades de Zeus, confió a la joven Io, recién convertida en ternera, a la custodia del gigante Argos. Éste tenía la capacidad de verlo todo, por lo que también era conocido como Panoptes, algunos lo representan con el cuerpo cubierto por ojos (según otros tenía cien) y cerraba la mitad de ellos mientras dormía. Sin embargo, Zeus no se quedó con los brazos cruzados, le ordenó a su achichintle Hermes rescatar a su querida. Hermes, de quien hablé en este espacio en el día de los enamorados y que tenía amplia experiencia en el robo de ganado, se transformó en pájaro para volar hasta el árbol debajo del cual pastaba Io bajo las miradas incesantes de Argos. Aquí varían las versiones, pues aunque la mayoría confirma que el mensajero tomó forma humana y adormeció al boyero hasta hacerle cerrar todos los ojos, no hay unanimidad en el método empleado. Algunos hablan de suave música de flauta y otros refieren a que estuvo durante horas contando historias muy aburridas. Todas las versiones concluyen en el triunfo de Hermes matando al durmiente a pedradas. Hera, que no era pera en dulce, pero gustaba de las aliteraciones, clamó venganza, aunque mientras la consumaba hasta con el hijo que nacería de la unión de Io y Zeus, tomó los ojos de Argos y los reinstaló en la cola del pavo real.
Aunque suene poco mitológico vivimos el mundo de Argos, millones de ojos nos vigilan y mientras nosotros podemos convertirnos en vigilantes. El panoptismo presentado por Foucault a principios de la década de los ochenta es una realidad en el México de la última década. La autoridad escrudiña la ciudad con sus cámaras de seguridad que, por desidia, ineptitud o la mezcla de ambas, no sirven para atrapar a los delincuentes como deberían. No obstante, las múltiples cabezas del ejecutivo seguirán echándole la culpa a la rama judicial para no asumir su grave culpa en la procuración de justicia, aún diseñada para fabricar presuntos culpables, violar derechos humanos y libar del presupuesto.
Por fortuna no son los únicos ojos, han nacido nuevos gracias a la amplia penetración de las nuevas tecnologías y son la mejor arma con la que contamos los ciudadanos para defendernos de los desmanes del poder; para señalar a los videorastas, término acuñado por Monsiváis, a quienes se les puede registrar en plena actividad: abordar un helicóptero público con fines vacacionales, acribillar a manifestantes en una plaza pública de Apatzingán, o sustraer a las pésimas a una muchacha de una telesecundaria del estado. Cualquiera de estos atropellos habría pasado sin consecuencias y en lo oscurito de no haber un ciudadano tras el celular (no se necesita más) y medios independientes para retransmitirlos.
Los tiempos han cambiado y parece que nuestra nobleza política aún no lo nota, o no se la cree, piensan que las cámaras sólo sirven para salir en las portadas de las revistas del corazón, consagrar el shopping en el extranjero como la actividad a la que la prole debe aspirar, o difundir spots y discursos tan soporíferos como las palabras de Hermes a Argos.
Creo que a más mexicanos la corrupción no les parece algo normal ni deseable, eso me alegra, porque la falta de control y voluntad para ejercer la autoridad o hacer justicia de nuestros gobernantes puede revertirse con la acción ciudadana. Empiezan a difundirse más videos en los que se denuncian mordidas de la policía en vivo y en directo. Algunos ciudadanos empiezan a asumir su papel como denunciantes y para eso, no sobra decirlo, se necesitan mucho valor.
Ante el sospechoso silencio o autocensura de algunos medios tradicionales, que no dudan en matar al mensajero para congraciarse con el poder, los independientes ayudan a que los ojos no se cierren. Si le interesa, uno de ellos ofrece una guía para documentar abusos de las autoridades (link: http://www.sinembargo.mx/22-04-2015/1318710). Quién puede negarlo, ante el sueño opiáceo de los ojos de la autoridad, la mirada ciudadana podría abrirse de forma esplendorosa como la cola de un pavo real.
Postdata: El miedo al escrutinio público no anda en burro, para la muestra un último botón: los candidatos a la presidencia municipal en Irapuato se abstengan de participar en el debate organizado por el IEEG. A ver si alguien logra hacerlos entrar en razón.