La publicidad es engañosa, nos hace pensar que si usamos ese desodorante las mujeres van a llegar a nuestros pies, de que una bolsa de papas fritas significa el alma de la fiesta y nos hace pensar que una película va a ser la mejor.
El afectado de esta semana no es por intentar vender una mala película como el evento de la temporada, sino más bien jugar con las percepciones del género ante el público. La publicidad hizo que muchos pensaran en La llegada como una película más de invasión extraterrestre, cosa que para nada es.
Esta película es otro gran éxito de Villeneuve, director que no goza de la popularidad que debería, pero cuenta con la calidad necesaria para volverse uno de los realizadores predilectos a futuro. Con La llegada, hace un género al cual ya le tenía ganas: la ciencia ficción. Y esta película es una ciencia ficción compleja, de esas de las que me sorprende están teniendo un resurgimiento en la industria.
La doctora Louise Banks (Amy Adams) es llamada por el gobierno de los Estados Unidos para investigar la aparición de 12 misteriosas naves alrededor del planeta entero. Ella es llevada por ser experta en lenguas y porque los extraterrestres parece que se quieren comunicar. Junto al físico Ian Donnelly (Jeremy Renner) comienzan a desarrollar un entendimiento de su idioma a contrarreloj porque las demás naciones comienzan a contemplar el uso de la violencia frente a las naves en sus respectivos países.
Villeneuve y su equipo logran durante gran parte de la película generar una visión acertada sobre cómo reaccionaría la gente durante los primeros momentos de un contacto extraterrestre, y lo hacen con una elegancia que no recuerdo haber visto en el cine en mucho, mucho tiempo. La cámara de Bradford Young es muy quieta con acercamientos lentos en conjunto con una fotografía gris que explota en colores cálidos durante los flashbacks, para después volver a lo mundano del presente. Esta elección parece muy simple, carente de los planos secuencias que esperamos en todas las películas, pero Young consigue tomas emblemáticas con tan poco esfuerzo que sorprende.
Y es que al momento de hacer contacto, la historia se vuelve una que habla nuestras capacidades como seres humanos, sobre el conflicto que representa la diferencia del lenguaje a un ritmo frenético pues resulta que también es un thriller político.
Y por si fuera poco, todavía se da la oportunidad de filosofar sobre nuestra existencia y el cómo afecta a las personas en nuestras vidas. En todo momento estás tenso, sorprendido y con el corazón vuelto trizas.
Amy Adams y Jeremy Renner se lucen en la película. Normalmente los tenemos contemplados como actores secundarios en las franquicias más conocidas de esta década, pero exígeles un papel diferente a la acción y al quedar relegados como apoyo del héroe y logran una química en equipo en donde los dos se respetan y aportan posibles ideas para entender el lenguaje extraterrestre. No me sorprendería si Adams fuese contemplada a una nominación a mejor actriz pues también es vulnerable con respecto a sus flashbacks que le dan un trasfondo trágico pero que va en el camino de la emancipación.
Johan Johansson vuelve como el compositor habitual de Villeneuve y sigue marcando una tendencia moderna. Atrás quedaron los “leit motif” para personajes y situaciones y va más por un lado experimental que recibe todo el peso fílmico, incluso si este llega a sonar repetitivo por separado. Aunque se debe de decir: Johansson hace su trabajo más notorio hasta ahora; ya que el guion hablaba sobre la comunicación con seres del espacio exterior, decide tomar el valor humano del proyecto y compone con esa premisa que él se generó (trabajó en el proyecto durante la preproducción). Hay voces por todas partes, voces humanas y robóticas que intentan decirnos fragmentos de un mensaje y que en conjunto generan un tema musical que resulta misterioso y enganchador. Hay momentos excelentes como “First Encounter” en el que también indica que el compositor trabajó de cerca con los diseñadores de sonido para que un momento tan aterrador fuese generado por la música que consta de Didgeridoos pero que para nada suenan a algo de este mundo. Johansson tiene el honor de ser el primer compositor de cine en tener su material fílmico editado por Deutsche Gramophone, la empresa más vieja y experta en cuanto a material de estilo clásico, así que… para bien o para mal, el estilo moderno ha marcado un aquí y ahora.
Me alejé de los promocionales de la película y solamente me basé en el nombre de Villeneuve, y con eso bastó. Es una agradable sorpresa no sólo del género sino del año, una opción inteligente que bien valdría la pena presenciar en pantalla grande antes de su triste desenlace esta semana, en donde será aplastada por la taquilla de las habituales entregas de franquicia.
“La llegada” es obligada en un año repleto de bastantes decepciones.
