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viernes, abril 19, 2024

La necesidad de criticar el presente

Noé Morales Antonio

 

En nuestros días, los medios tradicionales de comunicación e información, televisión, radio, periódico, han pasado a segundo plano; hoy, hemos depositado nuestra confianza en medios digitales de información por los convenientes que traen consigo: baratos, rápidos, con apertura a la discusión, accesibles a casi todo el público. A través del conducto digital no tenemos que conformarnos con un solo canal para estar enterados o buscar a nuestro periodista favorito en su horario estelar, por el contrario, se puede constatar una noticia en distintas fuentes hasta estar seguro de su veracidad.

El uso de los medios digitales ha crecido a velocidades que no imaginábamos y constantemente las aplicaciones y páginas web se están actualizando, ya sea para complacer una tendencia de sus usuarios o porque la tecnología así lo exige; cualquiera que sea la razón existe una ligera sensación que estos medios se nos están saliendo de las manos, y por esto extiendo la siguiente pregunta al lector ¿Estamos listos para usar los medios digitales?

Pensemos en el uso y no en el beneficio que puedan brindar los medios digitales. Vivimos una época de la inmediatez, quiero comida a domicilio tengo Uber Eats, deseo presumir mi café ahí está Instagram, quiero pareja nueva Tinder o Grindr; podemos satisfacer nuestros caprichos y necesidades desde el aparato que portamos en la mano, reduciendo con esto los tiempos que usualmente les dedicábamos a estas actividades. Comprender el beneficio de una era digital, con respecto a los servicios, es un razonamiento sencillo pues tenemos evidencia de esto, pero el uso de la era digital recae en la intensión del usuario.

La convivencia social ha migrado de igual manera a los medios digitales. Se arrojó la vida privada al espacio público de discusión popular; donde se trastoca la intimidad y el carácter oficial de la información se reduce a una lectura en forma de binomio; sí o no.

Las redes sociales son el espacio en el que este fenómeno cobra fuerza, pues aquí hacemos públicos nuestros intereses, fotos, noticias e inclusive nuestras reacciones y comentarios en el muro de alguien más. Si bien resulta atractivo saber con un simple like lo que opinan los demás y que los reflectores están dirigidos a nosotros, lo hace aún más satisfactorio que esta retroalimentación es inmediata, muchas veces aún no se cierra la aplicación y la lluvia de likes nos hace sentir influencers.

Así convivimos en redes sociales reaccionando y respondiendo rápidamente, como intercambio en un match point en una justa de tenis, para simular estar frente a frente con las demás personas, como si a mayor velocidad en la respuesta la distancia entre las personas fuera posible de reducir, compensamos la lejanía o la falta de presencia con un comentario veloz del cual esperamos una respuesta a la misma velocidad, iniciando un círculo que, en ciertos momentos, pareciera no terminar nunca.

Esta rapidez tiene implicaciones que hoy podemos notar como algo común en las redes sociales, esto es, estar inmersos en una polarización de opiniones, pues respuestas apresuradas y veloces solamente nos permiten pensar en binomios bueno o malo, correcto o incorrecto, bonito o feo, a favor o en contra. Ya en épocas donde no se pensaba siquiera en la computadora, se tenían consideraciones sobre las opiniones apresuradas; nos aclara Kant: “Una cabeza de concepción lenta no es por ello una cabeza débil, así como la de conceptos rápidos tampoco es siempre minuciosa, sino frecuentemente muy superficial”[1]

El desarrollo de opiniones, en redes sociales, sobre la vida política en nuestro país ha patentado esta polarización de opiniones, dividiendo en solamente dos esferas al grueso de la sociedad; la velocidad de las respuestas no deja prestar atención a los detalles y matices que una noticia, publicación o foto puede tener de fondo. Se exige un posicionamiento y respuesta de manera inmediata sin tener más elección que el sí o no.

Por las formas y ánimos que se expresan en los comentarios al interior de las redes sociales se puede observar que la prudencia y la paciencia son valores que se practican poco, hasta el punto de dudar si realmente se tomaron el tiempo de leer la publicación con la cual se encuentran en descontento. Perdiendo con ello toda posibilidad de crítica y análisis, encerrándonos en una dinámica que gira sobre sí misma sin avanzar hacia alguna coordenada, simulando una apertura al diálogo parecido al movimiento de un trompo que gira en su propio eje logrando formar un surco debajo de él.

Sostengo que es una simulación, pues para dialogar se requiere de tiempo para abrir la posibilidad de pensar críticamente, de observar los detalles y comprender los matices de una publicación. La velocidad de las redes sociales se ha vuelto tan cotidiana en nuestro qué hacer que hemos perdido la capacidad de criticar nuestro presente, vemos superficialmente, y binariamente, acontecimientos que mucha veces ni son tan polémicos o simples.

Por esto es necesaria la crítica en el presente, para darnos el tiempo de comprender nuestros días tranquilamente, poder observar que la confusión que hoy se desenvuelve en problemáticas de bandos se resuelve en la claridad del análisis detenido, que esa dinámica que es la sociedad necesita dejar de simular un diálogo para avanzar y construir una comunidad crítica sensible a los acontecimientos presentes.

¿Estamos listos para usar los medios digitales? La respuesta a esto no es un Sí o un No, es abrir más preguntas y reflexiones que nos permitan entender nuestro presente en esa complejidad a lo que le llamamos “vida cotidiana”.

[1] Kant, I., Anth, [204]

Sporadikus
Sporadikus
Esporádico designa algo ocasional sin enlaces ni antecedentes. Viene del latín sporadicos y éste del griego sporadikus que quiere decir disperso. Sporás también significa semilla en griego, pero en ciencia espora designa una célula sin forma ni estructura que no necesitan unirse a otro elemento para formar cigoto y puede separarse de la planta o dividirse reiteradamente hasta crear algo nuevo. Sporadikus está conformado por un grupo de estudiantes y profesores del departamento de filosofía de la UG que busca compartir una voz común alejada del aula y en contacto con aquello efervescente de la realidad íntima o común. Queremos conjuntar letras para formar una pequeña comunidad esporádica, dispersa en temas, enfoques o motivaciones pero que reacciona y resiste ante los hechos del mundo: en esta diversidad cada autor emerge por sí solo y es responsable de lo que aquí se expresa.

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