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sábado, abril 20, 2024

La Pirámide de Kukulcan sobre un cenote sagrado

Cuando pensamos en el territorio de lo que hoy es México en la época mesoamericana, normalmente no percibimos que hubo procesos muy drásticos en lo que se refiere a cambios políticos y climáticos, y que afectaron a una gran parte de la población que habitaba esa región que se ha dado por llamar Mesoamérica.

La mayor parte del tiempo se ha supuesto que esta súper área cultural llamada Mesoamérica, término propuesto por Paul Kirchhoff en 1943, no tuvo desarrollo social, político, económico o de culto religioso, entre otras cosas, como en Europa, Asia y el Medio Oriente. Nada más alejado de la realidad. Los antiguos pobladores de esta área hubieron de vivir en constantes pugnas políticas, así como cambios climáticos que los obligaron a migrar en busca de nuevas oportunidades. En algunos casos se han asociado a temas míticos, que marcan la salida de uno o más pueblos de su lugar de origen en busca de tierras prometidas.

Una de las tantas partes de la historiografía mesoamericana incluye la salida de la ciudad de Tula, hoy Hidalgo, de un grupo de gente cercana al culto a la Serpiente Emplumada, Quetzalcoatl.

Mesoamérica

Antecedentes históricos

El desmoronamiento de Teotihuacan aproximadamente en el 650 d.C. como centro rector durante seis siglos, supone un caos político que obliga a diversos grupos a desplazarse nuevamente a sus lugares de origen o ir a formar nuevas hegemonías en otros lugares. Tal es el caso de Xochicalco, que tuvo un ascenso casi inmediato a la caída de Teotihuacan, o de Tula aproximadamente 350 años más tarde de esa caída. Algunos otros centros que ya existían, pero que surgen como lugares importantes, al desplome teotihuacano son, entre otros, Cacaxtla y Cantona, este último ha sido mencionado por algunos investigadores, como uno de las principales sedes que contribuyen al derrumbe teotihuacano. Al menos cuatro de los centros que hoy se han investigado en el Bajío, ascienden también en esa época, aunque ya existían anteriormente como centros menores. Estos centros son Plazuelas, Peralta y el Cóporo. Cañada de la Virgen es un poco más tardío, digamos casi contemporánea a lo que más abajo denominamos como tolteca. Entiéndase que la caída de una ciudad o centro de poder, no supone un abandono total del lugar. La mayoría de las veces, aún en la actualidad, eso no sucede. La mayoría de la población migra y entonces dejan de ser centros importantes, pero no dejan de existir, además cuando surgen, tampoco lo hacen por generación espontánea. Añadiré aquí que por supuesto las teorías de que llegan fuerzas extrañas y abducen poblaciones enteras, o que fueron depositadas desde unas naves espaciales son TOTALMENTE falsas.

LineaTiempo

Tula, la hegemonía durante poco más dos siglos

La historia de Tula, en el hoy Estado de Hidalgo, va acompañada de una relación espacial y temporal con Teotihuacan. Muchos elementos presentes en las excavaciones de Tula han reflejado esta aseveración.

El desmoronamiento de Tula, según las investigaciones, tiene que ver con elites que se disputaban el mando, aunado a incursiones de grupos que venían del norte. El grupo vencedor se queda en Tula y el grupo vencido es expulsado.

Tula surge como el centro rector del altiplano mesoamericano alrededor del 900 d.C. y su caída se supone en el 1,100 a 1,250 d.C. Antes de caer, algunas migraciones se dieron y unas se desplazaron hacia la zona maya, con gente muy cercana al culto de Quetzalcoatl.

La migración que sale de Tula realiza una caminata de varios años rumbo a la zona maya, al norte y sur de ese lugar. El contingente se va fraccionando y una de las más claras evidencias de un sitio en que se asentaron es Chichenitza.

Chichenitza se localiza aproximadamente al centro de la península yucateca, entre el mar Caribe y el Golfo de México, teniendo a su alcance las salineras del norte. Estuvo asentada originalmente dentro del área que se ha llamado estilo Puuc, por una especial arquitectura que aún se conserva en varios sitios, entre ellos Uxmal.

El asentamiento en Chichenitza proviene de al menos dos siglos antes de Cristo (según lo que se ha investigado a la fecha), y tiene una larga permanencia en la historia. Se sabe que hubo migraciones a finales de lo que llamamos cásico (900 d.C.) desde el sur de la propia zona maya. Entre los años 1,000 y 1,200 d.C., tiempo de su máximo apogeo, se da un cambio en la cosmovisión, que se refleja entre otras cosas en la arquitectura. En Chichenitza se deja ver una clara evidencia de influencia y penetración cultural tolteca, que logra una fusión muy interesante.

Pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli en Tula
Pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli en Tula
Pirámide de los guerreros en Chichenitza
Pirámide de los guerreros en Chichenitza

Es muy claro que para la cultura maya que los cenotes[1] son un centro de ritualidad. Las formaciones calcáreas que mantenían aguas en su interior, fueron el receptáculo de todo tipo de ofrendas. Así como en el occidente las tumbas de tiro son una tradición, la cultura maya aprovechó esos recintos naturales para consolidar sus rituales, y llegaron a la sacralidad necesaria para concederles un lugar importante en su cosmovisión. Chichenitza, boca del pozo de los itzaes, sería la traducción que se tiene, haciendo referencia a los cenotes, precisamente.

Chichenitza guarda similitud con varios de los edificios de Tula. Uno de ellos es la Pirámide B, llamada de Tlahuizcalpantecuhtli, que es donde se encuentran los Guerrero Toltecas (llamados atlantes). Su contraparte en Chichenitza sería el Templo de los Guerreros. Tula cuenta con uno de los juegos de pelota más grande de Mesoamérica. Chichenitza tiene el más grande de todos los conocidos en la misma área cultural.

Lo que sí es muy evidente que las pugnas políticas, religiosas y económicas nunca han abandonado el territorio que hoy ocupa México, y por supuesto al mundo. Hacemos mención a esto para que nos situemos temporalmente en lo que hoy es Europa y Medio Oriente, lugares que fueron escenarios, en ese mismo momento de las llamadas Cruzadas y en donde la Edad Media iba más o menos a la mitad de su camino. En América del Norte, en esa misma época, los vikingos hacían sus primeras incursiones.

Y para retomar la pregunta con la que dimos título a esta contribución, ¿es extraño que un edificio de culto esté sobre otro lugar que se supone sagrado? No, no es extraño, dada la influencia que ejercen los grupos toltecas, en esa área, sobre los grupos mayas, era muy congruente edificar un edificio de culto al mismo Quetzalcoatl, que desde entonces fue llamado Kukulcan en esas tierras mayas. El edificio al que nos referimos es el Castillo, ese que un día del año ve descender una serpiente por uno de sus costados, efecto que se percibe en el momento del ocaso, gracias a la alineación con respecto al astro solar y el basamento piramidal.

Si los grupos toltecas que fueron arribando y tomando el control querían seguir manteniéndolo, era la manera lógica de lograr su cometido: edificar la Pirámide de Kukulcan sobre el cenote sagrado que estaba localizado en ese mismo sitio. La acción es muy obvia y no deja lugar a dudas de que para los toltecas era necesario mantener bajo su régimen a los mayas de esa zona. Quinientos años después de lo sucedido en Chichenitza, durante la conquista de los europeos en América, se produjo un efecto muy parecido, aunque en el caso de los europeos, estos SÍ destruyeron los basamentos y con lo que quedaba, fueron edificando templos católicos de las órdenes religiosas llegadas de Europa a América, pero siempre sobre los basamentos derruidos. Ejemplos de esto hay por cientos en lo que es hoy México. Entiendo que la causa – efecto es la misma. Ejercer un control político –religioso – económico sobre un grupo.

También queda la posibilidad de que hayan querido representar de forma evidente la cosmovisión nahua con respecto a siete espacios sagrados: OMEYOHCAN (treceavo cielo, lugar de Ometeotl, donde todo se crea nuevamente), MICTLAN (noveno nivel de descenso, lugar del descanso eterno); TLALTICPAC (la tierra que habitamos y en la que convivimos con muchas deidades, pero la que rige es Tonantzin); TLAHUIZTLAMPA (lugar del ala primera luz, el Oriente, lo rige Quetzalcoatl, es la sabiduría, su color es blanco); CIHUATLAMPA (lugar de la mujeres caídas en el momento del parto, es el Poniente, lo rige Xipe Totec, es el orden en el universo, su color es rojo); HUITZTLAMPA (lugar del movimiento constante, el Sur, lo rige Huitzilopochtli, es de color azul), MICTLAMPA (lugar de los muertos, el Norte, lo rigen Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, es el eterno descanso, su color es negro)

sagrados

Los antiguos mexicanos no destruían las edificaciones anteriores, por muchas razones, entre otras por respeto a sus ancestros, pero sobre todo, para usarlo como núcleo sólido para nuevas construcciones. La parte de no destruir jamás la respetaron los europeos, que tuvieron que destruir todo indicio de culto a la infinidad de deidades con las que contaban los pueblos mesoamericanos. La cuestión es que aún perdura ese culto a Quetzalcoatl en muchas partes del territorio que hoy ocupa México. Destruyeron sus templos, nunca su esencia ni la tradición milenaria que ha evocado la Serpiente Emplumada.

Siempre quedaran muchas dudas, pero lo que sí hay que tener muy claro es que el territorio que hoy conocemos como República Mexicana, estuvo habitado desde hace muchos siglos; que existía gente tan capaz como nosotros, pero viviendo en otra época, resolviendo sus propias necesidades con los recursos que tenían al alcance.

 

[1] La palabra “cenote” viene del maya dz’onot, que significa “caverna con agua”. Los cenotes son depósitos de agua de gran profundidad, que se alimentan de la filtración de agua y corrientes de ríos subterráneos. http://www.xenotes.com.mx/que-son-cenotes.php

Luis Humberto Carlín Vargas
Luis Humberto Carlín Vargas
Arqueólogo egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Coordinador General del Proyecto Cultural León Prehispánico (PCPAC). Coordinador Académico de los Diplomados de Arqueología e Historia de México (DAeHM). Ingeniero en Sistemas. Músico. Correo electrónico: luishumberto.carlin@pcleonprehispanico.com

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