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viernes, abril 19, 2024

La profecía

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Por: Deusdedit Diez de Sollano Valderrama.

De niño siempre escuchas muchas cosas que los demás inventaban para sentirse superiores de saber algo que tú desconoces, aunque de manera irónica estos datos resultaran ser falsos con la llegada de rey internet, estas cosas quedaron en el pasado… o por lo menos eso creía porque en nuestros tiempos la desinformación es lo de hoy (vemos un tlacuache siendo maltratado y encima de burlarnos de la situación del animal, lo adjudicamos a otra cosa).

Son las leyendas urbanas, y en el cine obviamente existen millones.

Un munchkin se suicidó en El mago de Oz (y lo podías ver), había un fantasma en el departamento de 3 hombres y un bebé (y yo me pregunto ¿Cuántos de esos niños de verdad vieron la película?), habían muerto dobles en la película de Supermani en las escenas de vuelo -porque todavía no sabíamos de las bondades de la pantalla verde- y también existe la variante más famosa: la de las maldiciones, variante que siempre suelen tener las películas de terror u horror.

Odio estos temas, porque a pesar de que pueda resultar interesante el hablar de “películas malditas”, por lo general se omite en su totalidad la calidad de la película que están hablando; es un truco publicitario muy barato y hace que una película como La profecía sea recordada por un cúmulo de muertes y situaciones, que por ser una buena obra de suspenso que se pudieron ver en –a mi parecer- la década más fructífera del cine: los setentas.

Robert Thorn (Gregory Peck) se encuentra destrozado ya que su hijo que acababa de nacer falleció a los pocos minutos de la operación. No queriendo romper el corazón de su esposa Katherine (Lee Remick), decide ir con el padre Spiletto (Martin Benson) y adopta a un niño que nació justo el mismo día. Su esposa no se da cuenta del suceso y felices de por fin tener un hijo lo llaman Damien (Harvey Spencer Stephens).

El tiempo pasa y la familia Thorne comienza a progresar más y más; Robert consigue ser el embajador de Estados Unidos en el Reino Unido, pero a la par, comienzan a suceder eventos misteriosos alrededor de la familia y todo aquel que intente mencionar el tema de que Damien, es algo más que un simple niño. Es gracias a la investigación de un fotógrafo llamado Keith Jennings (David Warner) que Robert se encarga de descubrir el paradero de la verdadera madre de su hijo.

Y este viaje no le resulta nada grato.
Y este viaje no le resulta nada grato.

La profecía sobresale por la madurez con la que trata su tema, gracias al guion de David Seltzer, quien terminaría por volverse la cabeza creativa detrás de la franquicia; para ser una película sobre la llegada del anticristo, en ningún momento se torna una película sangrienta o barata, siempre hay una duda sobre lo que se está presenciando porque la familia de Damien es una que poco a poco empieza a recibir los acosos de parte de gente que en ojos ajenos parecen fanáticos religiosos sin remedio. Si algo podrían aprender las nuevas películas de terror con La profecía es a ser sutiles, la virtud de ver a un niño que no se delata siendo “extraño” es que comienzas a dudar sobre si en realidad es el hijo de Satán.

Claro que esta calma está minada porque la idea de la película a la hora de mostrar el horror y lo sobrenatural proviene de muertes que parezcan normales (la inspiración de la saga de Destino Final). Son bastante creativas e inesperadas –a pesar de que los efectos en ocasiones pierdan su magia- además de que están plagadas de una atmósfera incómoda gracias a la suma de los elementos fílmicos como la foto y la música, siendo este último lo más sobresaliente de la película.

Jerry Goldsmith fue uno de los compositores más creativos que tuvo Hollywood y uno que desgraciadamente se suele olvidar. En los años 70’s Goldsmith estaba en su punto crítico, por lo tanto no era barato contratarlo en esos años. Pero el compositor vio en la película un potencial interesante que además lo haría ser creativo por la falta de presupuesto, lo que creo fue el único material en le hizo ganar el OSCAR a mejor música original, el único premio en su carrera. Su razonamiento fue sencillo: tomar una oración del cristianismo en latín y hacer lo opuesto, de ahí que el “Ave Satani” sea tan perturbador que es muy probable que uno que otro incauto piense que de verdad es una obra destinada para las misas negras. El “Ave Satani” se adapta en muchas partes de la película con ritmo variados, notando la presencia de aquellos que lo adoran y piensan preservar a su vástago, y contrasta mucho con el tema familiar de los Thorne, uno bastante romántico y que remite a las escenas en donde la pareja están abrazados. Y como material histórico es bastante gracioso porque tiene una versión de balada del tema cantado por su esposa (Carol Goldsmith)… no entiendo qué era lo que los productores veían en tener estas canciones en sus películas, pero no puedo negar que resulta interesante.

La profecía es un trabajo que nos permitió conocer a Richard Donner en el medio, director que ha peleado por la calidad y respeto de sus trabajos contra productores molestos, más adelante dirigiría clásicos como Superman, Los Goonies, y la saga de Arma Mortal, entonces para tratarse de su segunda película no está nada mal. Donner decide tomar una película con aspecto apagado y depresivo y lo valiente es, que lo deja así. El final es desolador y es uno que no está exento de sus complicaciones (toda una suerte de Abraham). Y como blockbuster de verano no falla; la trama es cautivante, Peck y Remick tienen química y a pesar de su avanzada edad no se les puede negar que se ven atractivos y su tono apagado con luces chirriantes (agradezcan a Gilbert Taylor por ello) es perfecto para una tarde lluviosa, porque por lo menos así yo la recuerdo.

¿Cómo olvidar a la sonrisa más perturbadora del cine?
¿Cómo olvidar a la sonrisa más perturbadora del cine?

Son 40 años de La profecía, los tiempos han cambiado, y el cine de horror/terror no se suele tratar en estas fechas; sería bueno repasar la película y comprender sin el morbo de sus mitos, el por qué la película aún sigue siendo entretenida, y se los dice un sujeto que se iba a llamar Damien

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