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jueves, marzo 20, 2025

Sobreestimulación infantil

Actualmente escuchamos mucho sobre la importancia de la estimulación desde la primera infancia, sin embargo, llegamos a caer por exceso de información y opciones, en un exceso de estimulación.

Al hablar de estimulación en la infancia, nos referimos a favorecer el desarrollo de las niñas y niños, brindando actividades, espacios y tareas que vayan de acuerdo con la etapa de desarrollo de cada uno.

En los primeros años de vida tenemos la mayor capacidad de aprender rápidamente gracias a la plasticidad que tiene el cerebro (produciendo millones de conexiones cerebrales). Sin embargo, el cerebro solo conserva las conexiones que son útiles y que han sido potenciadas por el ambiente en el que se desenvuelven.

Y aunque existen hitos del desarrollo que se utilizan para evaluar el comportamiento y crecimiento de cada niña y niño, es importante tomar en cuenta que cada infante tiene su propio ritmo y que para poder brindar el acompañamiento, será esencial conocer las necesidades individuales y respetar la etapa en la que esté, sin compararlos con otros.

Algunos infantes necesitarán mayor estimulación en ciertas áreas para que se terminen de desarrollar.

Por otro lado, si forzamos a un bebé o niño a realizar actividades y en el transcurso notamos demasiada incomodidad o cansancio es porque probablemente el cerebro de ese infante o bebé, aún no está listo para realizar ese tipo de actividades.

La estimulación se da de manera gradual, y reitero que se debe respetar el ritmo de cada niño. Lo que sí podría generar un retraso en su desarrollo, es seguir forzando a que se realicen actividades para las que el cerebro aún no está preparado, ya que la motivación natural por realizarlas nunca llegará, y por otro lado, las verán con hostilidad.

Ahora, por otro lado, en ocasiones los padres pueden llegar a brindar demasiadas tareas y sabemos que todo en exceso es malo. La sobreestimulación infantil es la sobrecarga sensorial al recibir exceso de estímulos. El niño está expuesto a más estímulos (ruidos, sensaciones) de los que su cerebro está listo para manejar.

¿Cuáles pueden ser indicadores de que un niño está sobreestimulado?

  1. Se muestra constantemente cansado a la hora de hacer sus actividades.
  2. Los padres presentan constantemente estímulos: compra excesiva de juguetes, actividades extraescolares diarias, etcétera.
  3. Pasa demasiado tiempo frente a una pantalla. Los dispositivos electrónicos dificultan el aprendizaje de los niños, ya que su cerebro mantiene un esfuerzo constante por procesar información que llega en grandes velocidades. Por lo que después se vuelve complicado fijar la atención en una sola cosa. Aquí es donde aparecen los problemas de concentración.
  4. Siempre está ocupado, nunca tiene tiempo de aburrirse y cuando lo tiene, se vuelve poco tolerante tolerar el aburrimiento y soledad. Aburrirse para un niño es esencial, ya que dentro del proceso de aburrimiento es en donde aparece la creatividad e imaginación, misma que ayudará a la resolución de conflictos.
  5. Tiene dificultad para dormir.
  6. Dificultad para organizar tareas o cosas.

Para evitar la sobreestimulación:

  1. Deja que los infantes marquen el ritmo de sus actividades.
  2. Antes de meterlo a alguna actividad, pregúntale si le llama la atención o impúlsalo a que busque actividades de su agrado.
  3. Que las actividades que decidan hacer sean adecuadas para la etapa de desarrollo en la que se encuentra.
  4. No es necesario saturar de muchas actividades para estimular su desarrollo, mejor aprende a observar para conocer las necesidades reales de la niña o niño.
  5. Den espacio al aburrimiento y al juego libre esto impulsará el desarrollo de su creatividad, la cual es la capacidad de solucionar conflictos.

No hay reglas ni tiempos específicos para los infantes, cada uno tiene su propio ritmo y proceso, aprendamos a escuchar y observar las verdaderas necesidades de sus hijos y ahí es en donde encontrarán la respuesta a lo que necesitan de ustedes.

Mariela Macías
Mariela Macías
Licenciada en psicología, terapeuta de juego para niños y adolescentes, asesora de crianza.

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