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viernes, abril 26, 2024

Lace and Whiskey (1977)

No hay duda de que Welcome to my nightmare (1975) fue el disco que presentó a Alice Cooper como un artista capaz de hacer música de valor, horror y entretenimiento sin tener que cargar con una banda. El epónimo disco presentó la ruptura de Alice Cooper –cuyo nombre real es Vincent Damon Furnier– con ehm… Alice Cooper.

Es complicado, pero logró quedarse con el nombre de la banda cambiando su nombre.

Y así fue como Alice Cooper tomó de sorpresa a la industria. El tipo se codeaba con las estrellas de cine, con otros músicos, era fiestero por naturaleza y de los legendarios. Bebiendo de manera diaria dos cajas de cerveza –los legendarios cartones de cheve- y una botella de whiskey antes de un concierto, o cada que podía; en esta sociedad y tiempos celebramos esta acción pero en realidad Alice Cooper estaba sufriendo por sus problemas de alcoholismo graves, a tal punto que dejaba una serie de pistas en sus canciones que relataban este descenso de salud.

Tras Welcome to my nightmare y su pseudo secuela Alice Cooper goes to Hell (), el autonombrado “rey del shock value” se retiró de los escenarios para volver con su nuevo material, uno que los fanáticos esperaban fuera en el mismo sentido que aquel narizón con ojos pintados de negro y que descuartizaban en sus conciertos.

Lo que vieron fue esto:

Alice Cooper ya no existía, en vez del príncipe de lo grotesco estaba Maurice Escargot, un detective de mirada vacía y con dependencia al alcohol emulando los pasos de un Humphrey Bogart barato. Este cambio se dio quizás por cansancio, quizás por la asociación de Cooper a la música disco tras su disco pasado, o por el querer aproximarse a la música que hizo antes de apropiarse del nombre de la banda; Alice Cooper ya no quería ser el tipo de las ojeras pintadas y buscaba otra aproximación suponiendo que podía lanzar un disco temático con el tema del cine noir, y Lace and Whiskey falla en eso… pero no deja de ser un proyecto interesante.

¿Por qué digo que falla? Pues porque desde la primera canción, esto no se escucha para nada como una historia de detectives. Hot Tonight es una oda al coito nocturno en medio del calor del verano sin letra vulgar, expresando el calor que azota la ciudad y dos cuerpos. Es atractiva por el sentido de tener un riff de parte de Steve Hunter (algo habitual en el disco).

Puedes olvidarte de que Alice Cooper vaya a intentar explorar el tema que tiene la portada con el tema que le da el título al álbum, pero lo que existe aquí es en un tono burlón un grito de ayuda por parte del cantante que se visualiza en un futuro como un vagabundo sin remedio tirado en las calles de la ciudad derrotado por la fuerza del alcohol. Esta historia de ebriedad destinada a ser exitosa es muy pegajosa con un Alice cantando desairadamente “laaace and whiskeey” en efecto, como si estuviese ebrio.

Tras una canción sobre groupies –Road Rats– y otra sobre sus capacidades como amante harían de Lace and Whiskey un disco inferior y es extraño que escriba sobre él… pero hay un elemento, uno excelente.

You and Me.

Una balada melancólica en la que el protagonista vive un matrimonio que muy a su pesar es normal, uno en donde sus esperanzas de llegar a casa después del trabajo y hacerle el amor a su esposa de manera pasional no siempre se puede por no ser personajes de ficción, un personaje que mientras su esposa permanece en silencio durmiendo, él se queda mirando el techo contemplando su triste caso. Pocas veces Alice Cooper había mostrado una capacidad brillante de componer una balada You and Me es su estatua de oro, porque a pesar de su tono contrastante –que seamos honestos, está más de acuerdo al personaje de Scargot que a lo que hemos estado escuchando- se vuelve la más memorable del disco y una balada infaltable para aquel que se ha casado y ha visto al amor de su vida con ojos de ¿Qué sigue?

Esta historia parece tener su continuación con King of the Silver Screen, en donde el personaje tras conciliar el sueño, se imagina como una superestrella del Hollywood clásico, sintiéndose Fred Astaire, peleando con King Kong, cualquier fantasía que le haga alejarse de su vida tradicional. Es una conexión con You and Me, porque tras un segmento en donde la canción fallece con un piano y el hombre lamentándose que él pudo ser una estrella si hubiese nacido en otra época, su mujer alza la voz y trágicamente también es una persona que encuentra satisfacción al fastidio de su vida en sus sueños, queriendo ser Greta Garbo y el deseo de los demás hombres. Es la canción con más texturas dentro del álbum porque la banda de Alice Cooper lleva un ritmo psicodélico, mezclando en ocasiones el tema de los esqueletos andantes de Silly Symphonies y el tema de Gloria, Gloria, Aleluya en marcha de guerra. Ahora, uno puede tomar esta trama o considerar que el hombre incapaz de satisfacer a su esposa en la cama muy en el fondo desea no ser el rey de la pantalla de plata, quiere ser la reina.

En cualquiera de los dos casos, es una idea muy interesante y atrevida para Alice Cooper, quien vuelve a perder el ritmo de su disco con canciones que vienen y van hasta que llega otro punto interesante dentro del disco: I Never Wrote Those Songs. Es patética en el sentido de que es una declaración honesta de que Alice Cooper… más bien Vincent, no se encuentra bien. De que recobra el sentido tras horas y horas de estar ebrio y encuentra canciones dentro de sus libretas y grabaciones que no son de él, que odia porque siente que sólo así puede trabajar, sólo así se siente en paz.

Poco importa la última canción cuando sabes que el artista no se encuentra bien, y Alice Cooper se encontraba en un debacle interno… que nadie a pesar de las pistas intentó detener.

Lace and Whiskey terminó siendo un fracaso de ventas y repudiado por los críticos quienes esperaban otro similar al Alice que volvió un ícono el ser un artista del horror. Al encontrar un disco irregular en su tono, extraño por ver las declaraciones de un hombre pidiendo ayuda y de pobre estructura lo tacharon como un fracaso, así como sus fanáticos que pensaron que la magia se había acabado.

Y la verdad es que Lace and Whiskey no es un excelente disco, se entienden estas opiniones, pero tomando en cuenta que ocasionalmente Alice Cooper reluce en las letras, es una tristeza verlo derrotado en su dependencia al alcohol que no le permitió tener otro éxito. El tiempo se encargaría de molerlo a golpes y terminar refugiado en un  hospital psiquiátrico tras grabar 4 discos de los que ni recuerda (siendo el iniciador este), así que por la validez histórica, y curiosa, Lace and Whiskey cumple 40 años.

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