¡¡¡SÍ, DE TODOS!!!
Pensar que sólo es responsabilidad de la madre ha sido lo que nos ha llevado las bajas tasas de lactancia que hay en la actualidad en muchos países. Por ejemplo, en México, sólo 3 de cada 10 bebés disfrutan de la lactancia exclusiva los primeros 6 meses de vida (ENSANUT 2018).
A veces, no basta el anhelo de una mamá para amamantar, cuando desde el minuto 1 la separan de su bebé, y a este le dan fórmula en biberón, lo llevan a cuneros por la noche y todo esto por “protocolo del hospital”.
Cuando acude a consulta pediátrica y si el bebé no ha alcanzado el peso de nacimiento o su percentil, el facultativo prescribe ofrecer fórmula artificial sin referir a esa madre con una profesional de la lactancia.
Cuando se incumple rampantemente el Código Internacionalización de Sucedáneos de la Leche Materna, porque no lo conocen y en realidad, no hay sanciones reales para quien lo viola.
Cuando en el baby shower y al nacer, los regalos son biberones y chupones, en vez de una asesoría o algo que aliente lactancia.
Cuando no hay grupos de apoyo a la lactancia disponibles y confiables en su entorno.
Cuando al ir a las vacunas, se le riñe y se le niega la posibilidad de ofrecer el pecho para mitigar el dolor al pequeñ@.
Cuando en su centro de trabajo no se respetan los períodos para hacer extracciones de leche, lo que le lleva a disminuir o perder la producción.
Cuando en la guardería no reciben la leche materna o peor aún, la reciben y la tiran por no saber conservarla y administrarla adecuadamente.
Cuando los “todavía” que tanto duelen afloran en los labios de todas las personas en cuanto su bebé tiene más de 6 meses de vida (ya ni mencionar cuando tiene 24 meses o más).
Cuando en el centro comercial, templo o museo se le reprende a la madre por amamantar en estos sitios, apelando al “respeto a los demás” y la “decencia”.
Cuando la mujer no tiene el apoyo de la pareja, ni la distribución de las tareas en casa, llevándola a sentirse abrumada y destetar tempranamente.
Cuando la madre enferma, la primera indicación para poder medicarla es destetar, sin ni siquiera consultar si dicho tratamiento es compatible con la lactancia.
Cuando en la guardería o jardín de niños, las maestras les dicen a los niños y las niñas que la teta es para l@s bebés y l@s hacen sentir avergonzad@s por aún lactar.
Cuando en los aeropuertos niegan la posibilidad de ingresar la leche extraída y obligan a documentarla con el equipaje, sin garantizar la integridad de la misma.
Cuando a las atletas de alto rendimiento, profesionistas, ejecutivas de alto nivel, personal de salud, etc., se les niega o condiciona la participación a eventos o ascensos por ser madres y desean continuar amamantando.
Como ves, la respuesta contundente es:
¡SÍ, PROTEGER LA LACTANCIA ES RESPONSABILIDAD DE TODOS!
¿Identificas la parte que te toca para preservarla?
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