- Publicidad -
jueves, marzo 28, 2024

Las 50 mejores películas de horror de la década (Parte 2)

Seguimos con el conteo de lo mejor del horror que la nueva década del ’10 nos pudo ofrecer, ideales para que te aplastes con tus amigos a ver películas, o de tenerlas en consideración cuando andes en tu casa, solo, en tormenta, y con ganas del género que más nos ha dado a gente como yo, y otros que claman su pasión por los fantasmas, lo desconocido, lo grotesco y lo entretenido.

25.- El demonio neón (Nicolas Windin Refn, 2016).

Nicolas Windin Refn es una especie de chantajista moderno a la par de personas como Lars Von Trier, ha sabido ganarse su espacio en el terreno del festival de cine importante en donde sus películas pasan con euforia con un público que las defiende en alta controversia, El demonio neón fue el último proyecto que dirigió para pantalla grande, y quizás el más afortunado conforme pasa el tiempo: Una película hipnotizante banal y fría, que aprovecha la banalidad y finura de Elle Fanning para que interprete a una aspirante a actriz en medio de una batalla de egos, rivalidades, y el literal consumo de tus enemigos para mantenerte bella y exitosa. Su falta de sutileza no hace que este sea uno de los viajes más preciosos que el mundo del horror haya tenido en la década, y por más pretensiones que le podamos tachar a Refn,  es cierto que desde el inicio cautivante con esa música de Cliff Martinez, no te deja en paz.

24.- El huesped (Adam Wingard, 2014).

Simon Barret -el guionista y amigo de Adam Wingard– le propuso a su director una idea: Una familia que ha perdido a su hijo en la guerra recibe la visita del mejor amigo de este durante la guerra, el problema es que el invitado resulta ser una máquina asesina imparable psicópata, y este planea integrarse a su familia e influenciar a los niños. Es como mezclar Terminator (James Cameron, 1984) con Halloween (John Carpenter, 1979), oh, y el monstruo sería Dan Stevens, a quien tu mamá podrá reconocer como Matthew Crawley de Downton Abbey: Y funciona cada maldito segundo.

Y no olvidemos darle reconocimiento de empujar el synthwave como sinónimo de violencia en la pantalla grande.

23.- Feliz día de tu muerte (Christopher Landon, 2017).

Una comedia de horror que no tiene reparo en tomar la idea de El día de la marmota (), con un protaggonista extremadamente agradable a cargo de Jessi Rothe, la cual poco a poco cambia su frustración en una especie de aceptación de su fenómeno. Si bien las escenas de muerte no son en extremo violentas, lo que Feliz día de tu muerte hace es también hablar de los clichés convencionales del género de horror. Es una pequeña película que no contemplaba volverse un ícono moderno de Universal, pero pues aquí estamos.

22.- La cumbre escarlata (Guillermo del Toro, 2015).

Estrenada en la temporada de Octubre del 2015, las expectativas por la película de Guillermo del Toro estaban en lo alto. El estudio intentaba venderla como un relato de horror, de esos afines a los públicos modernos que están predispuestos a mojar los pantalones y nada más… lo cual fue un golpe muy fuerte, porque La cumbre escarlata está más alejada de monstruos tradicionales y compensa esto con un horror gótico/romántico de finura, sacado de los relatos para niños como lo fueran Barba Azul con Mario Bavav y las obras de la Hammer que son influencia directa del realizador bonachón, lo cual también es una prueba fehaciente de que este realiza lo que quiere y que ya está en un punto de poder que le permite generar estos dividendos ofreciendo películas de una belleza que sólo él sabe hacer.

21.- El conjuro (James Wan, 2013).

Yo vi El conjuro en la playa. Uno pensaría que un cine dentro de estas áreas estaría desolado porque la vida de aquí es primordialmente gastada en alcohol y fiestas, pero estamos en el cine más barato al que he ido en toda mi vida -19 pesos- y una sala repleta, que grita en unísono con el filme de James Wan, el cual ya es el punto de perfección en donde sabe crear una atmósfera impecable con secuencias creativas en donde la mayoría del tiempo decide que lo escabroso no radica en que un mono te salte de frente, claro… sin enteramente detestar este fenómeno porque los hace de manera merecidas.

El conjuro tiene a su beneficio también el ser la película del género que intenta jugar con la idea de un universo compartido, y también de limpiar el nombre del matrimonio Warren, porque Ed y Lorraine no eran los menos charlatanes, y aquí son parte de la génesis humorística y noble del filme.

20.- Tren a Busan (Yeon Sang-ho, 2016).

La mejor película de zombies de la década, porque toma una premisa simple y que ya hemos visto como la invasión de los infectados, y juega con los elementos que normalmente hemos pensado al ver estas películas. Tren a Busán explora posibilidades para sobrevivir esta hecatombe y lo hace subiendo cada vez más y más la apuesta de cómo salir vivo del asunto con astuta genialidad y secuencias de acción que suplen la carencia de gore.

19.- Voraz (2016).

La película que hizo a unos franceses desmayarse en Cannes -aunque con toda honestidad ¿Qué francés no se desmaya en Cannes?- es en realidad un drama sobre Justine y la huida que emprende en contra de sus instintos naturales, heredados por familia, que surgen a la par de deseos tradicionales de su edad. Voraz termina explorando esto como si fuera una ventana a la oscuridad, no siempre dando todas las respuestas pero sí dejándonos sentir asombro de la psique humana que puede voltear a estos deseos… pero no debiera.

18.- Eres el siguiente (Adam Wingard, 2013).

Adam Wingard ya se encuentra haciendo una película de alto presupuesto, el encuentro entre dos titanes literales: King Kong y Godzilla, por lo que es interesante ver su crecimiento, uno que llegó a su punto máximo cuando decidiera hacer una película de drama familiar con tintes de invasión asesina misteriosa, sólo para voltear las cartas en el asunto con una protagonista que tímida y tratando de hacer su mejor papel como la pareja perfecta en una reunión, resulta haber entrenado en un campamento de supervivencia que pone en jaque a los que iban a matar con tanta facilidad. Es tensa porque nadie está seguro y a pesar de ello Wingard posee un ojo agudo para la comedia demostrando que a veces la familia que tanto odias, la sigues odiando incluso cuando andan cayendo todos como moscas.

 

17.- Mandy (Panos Cosmatos, 2018).

Nicolas Cage ya es parte de una broma universal que el internet y los papás que ven películas los domingos tienen en cuenta: un hombre que por los excesos de cuando era exitoso ahora acepta cualquier proyecto con tal de pagar sus deudas, de vez en cuando llegan películas como Mandy de Panos Cosmatos la cual abraza este concepto, porque en teoría es una historia con un adn similar al de una revista de Heavy Metal, esas que tenían mujeres en paños menores y que tenías que esconder de tu madre en tu colección de cómics. Cosmatos deja que Cage explote en un filme que es pionero en su tratamiento visual, un ataque psicotrópico como nunca antes se ha visto: es como el final de 2001 (Stanley Kubrick, 1968) aplicado a la décima potencia.

16.- madre! (Darren Aronofsky, 2017).

Darren Aronofsky  menciona que la semilla de madre! surge en medio de una fiebre que obtuvo en donde parece haberle reclamado a Dios de su enfermedad, lo natural sería hacer una película de horror en donde Jennifer Lawrence es maltratada de principio a fin con una serie de alegorías bíblicas poco sutiles, pero que por su forma de retratar y la inquietud de su trabajo de cámara y uno de los mejores diseños de producción que juega con nuestra noción del mapa mental del lugar que estamos viendo: un hogar que literal se vuelve un aquelarre y campo de batalla.

15.- Suspiria (Luca Guadagnino, 2018).

Luca Guadagnino tenía una labor casi imposible al hacer un remake de la añorada Suspiria () de Dario Argento, recordada como el punto de perfección del giallo y la película más popular del italiano. De alguna manera, logró hacer una mejor película con el tema. Guadagnino crea una película trasladada en la época de la guerra fría y en donde el muro de Berlín está presente, enclaustrando a nuestros protagonistas, encima de darle un ambiente deprimente y de sanación y libertad a la mujer en la brujería, que para este punto se ha desvirtuado de su camino de defensa y más hacia las artes oscuras que vemos con lujo de detalle, súmale a eso un score cautivante de Thom Yorke y el hecho de que la nueva Suspiria usa el concepto del baile más allá de la incidencia de la primera película, y la amenaza de que quiera hacer la trilogía de las madres es algo que yo acepto con mucha emoción.

14.- El cisne negro (Darren Aronofsky 2010).

El viaje de delirio de la pobre Nina (Natalie Portman) es una de las películas que más gente vio en el inicio de la década, un acercamiento hacia el daño que ocasiona el perfeccionismo puro de una persona que no ha tenido otra meta en la vida, con connotaciones más y más grotescas. De nuevo Aronofsky no presenta un tinte de sutileza -llega a gritarte en mil ocasiones el asunto de la falsa dualidad- pero es la entrega de una doliente Natalie Portman lo que convence a la gente de su camino de destrucción a costa de entregar el mejor papel de su vida, personaje y actriz.

13.- Midsommar (Ari Aster, 2019).

Midsommar abraza las películas de horror folclórico que le preceden y con ello hace exploraciones del duelo y la ruptura mental de una persona -y si esta es consecuente de la tragedia y relación tóxica que obtiene o no es a debate- con la grotesca idealización de los cultos, en este caso suponiendo que estos sigan axiomas generados por las personas menos indicadas. Es la película más reciente de la lista pero no es sorpresa alguna considerando la habilidad de Aster.

12.- Too many cooks (Casper Kelly, 2014).

Too many cooks es una referencia que normalmente tiene connotaciones negativas en un proyecto, refieren a que muchas ideas presentes arruinan el producto final porque no hay pies ni cabeza… Casper Kelly toma esto haciendo un corto que mezcla infinidad de géneros y productos de la cultura popular con una sub-trama de un asesino en serie en un intro de un programa que N U N C A   S E   A C A B A.

Para ser una idea estúpida, tiene más producción y creatividad que muchas películas de horror de la década en tan sólo 10 minutos.

11.- Aniquilación (Alex Garland, 2018).

Lo curioso de Aniquilación es que no tiene un interés de explicar lo que sucede en la película con lujo de detalle, volviéndose una experiencia sensorial para los presentes que tratan de darle pies y cabeza a una zona que juega con las reglas de nuestro mundo. Es evocativa y tiene inspiración en Tarkovski y su proyecto de Stalker (1979), al grado de que Garland omitió toda la novela que estaba adaptando para tratar de exprimir un sentido básico del filme.

10.-Lo que hacemos en las sombras (Taika Waititi, 2014).

Si odias a Taika Waititi por su humor estúpido en Thor: Ragnarok (), en donde supones quiso copiarle a James Gunn, te tengo una mala noticia: su humor estúpido ha estado presente a lo largo de toda la década, solamente no lo habías visto. Lo que hacemos en las sombras se trata de su mejor película, una exploración de todos los mitos y representaciones del vampiro, a través de un falso documental que sigue la vida de un grupo de vampiros que intentan sobrellevar su condena a la vida eterna y sus intentos futiles de adaptarse al mundo moderno. Su creatividad va de la mano de un delicioso guión que se queda contigo, y que incluso si la vez con tus amigos es probable que se vuelva referente en tu día a día.

9.- Bajo la piel (Jonathan Glazer, 2014).

El crimen cometido de esta generación es que Jonathan Glazer lleva desde hace 5 años sin interés en hacer una película. Un extraterrestre llega a la tierra, adopta la forma de una bella mujer y acecha hombres quienes terminan en una experiencia peor a la que te puedas imaginar, lo que sucede y lo que es escalofriante, es la naturalidad en la que comete sus actos, actos hacia hombres detestables, no hay duda de ello… pero es la falta de sentido sensible o de racionalidad que sufren, vistos como seres de fábrica, bajo este sentido Bajo la piel a pesar de hablar de un extraterrestre asesino, parece hablarnos de nuestra realidad y normatividad.

8.- Green Room (Jeremy Saulnier, 2015).

Green Roomun filme con neo nazis en donde cada bala, cada oportunidad, cada cuchillo, y cada encuentro, cuenta demasiado, no son casualidades sino movimientos de un tablero de ajedrez, y por ende cada uno puede llevar consecuencias irreparables entre los protagonistas, lo cual nos hace sentir una agonía y desesperación similar a la que ellos pasan.

7.- El Babadook (Jennifer Kent, 2014).

Innovadora, con un golpe emocional desgastante y poseedora de una atmósfera que razona sobre la paranoia y el miedo a los sucesos sobrenaturales que quizás no tengan mucha cabida en este mundo más que en nuestra psique… y con un sujeto de sombrero largo y piel pálida que la comunidad LGBT adoptó como un ícono y pareja sentimental de Pennywise, y tomó con orgullo esto.

6.- Nosotros (Jordan Peele, 2019).

El comentario de Jordan Peele en esta ocasión habla de las minorías, de los intentos futiles de omitir la violencia en estos a través de programas estúpidos que evocan esperanza, aderezado de una pizca de ciencia ficción con el miedo más racional de todos: la idea de que tu yo en el espejo, tenga una identidad que quiera suplirte: presten mucha atención a Thriller de Michael Jackson, porque lo dice todo.

5.- La cabaña en el bosque (Drew Goddard, 2011).

Ustedes saben la historia: Un grupo de amigos se reune en una cabaña para pasarla bien, pero cosas extrañas suceden, lo que quizás no sospeches es que esto forma parte de una metanarrativa en donde todas las películas de horror tienen una fórmula impresa y que en realidad, tan sólo este juego de monstruos que hemos visto desde el inicio del cine, son consagraciones a dioses mayores que no podríamos entender ni con una pizca de nuestro cerebro.

4.- Está detrás de ti (David Robert Mitchell, 2014).

Está detrás de ti habla del compañero habitual de los adolescentes en el mundo del horror: su iniciación sexual. El género se ha apropiado de este acto para hacer advertencias con sujetos que matan con machetes, pero jamás había llegado a un punto tan escabroso como en la obra maestra de David Robert Mitchell, en donde el monstruo es una enfermedad de transmisión sexual, sólo tú puedes verlo, y tiene la paciencia de todo el mundo para caminar hacia ti sin prisa alguna, más que tu desesperación conforme pasa el tiempo. Lo increíble, es que Mitchell deja en evidencia la fragilidad adolescente como lo hiciera Black Hole de Charles Burns: no importa qué tanto sufras, nadie te va a entender, mucho menos el mundo adulto que te ve con desprecio.

3.-  Hereditario (Ari Aster, 2018).

¿La insanidad se hereda y es lo más grotesco que uno pueda regalar? o acaso existe un mundo oscuro del que no nos damos cuenta que maneja todas las decisiones de nuestra vida, como si fuera una casa de muñecas, al grado de que nuestras dolencias mentales son disfraces. Ari Aster hace una película grotesca en todo sentido, una muestra de que el horror es mil veces ignorado por las audiencias populares, que no consideraron su forma de generar una casa hórridamente chueca, el soundtrack que tiene un corazón palpitando que te hace sentir mal, o la entrega de Toni Collete en el mejor papel de su carrera, como la matriarca que con sus gesticulaciones y ojos de depresión, ofrecen una mirada de horror más aterradora que un sujeto con guantes y garras o un alien.

2.- La Bruja (Robert Eggers, 2015).

Los dos primeros lugares son controversiales, porque reflejan mucho el mundo del horror que se presenta para explorar temas que normalmente hemos omitido a favor de un salto en la sala de cine: quizás el más controversial sea el que Eggers presentara. Una película que critica al colonialismo, su identidad de glorificante frente a la adversidad de lo desconocido, aún cuando este era bajo razonamientos por demás estúpidos y de fe, que además despotrica en la estructura familiar que al servicio de Dios, pero que ofrece una indiferencia con los jóvenes que aislados comienzan a explorar su sexualidad -gran pecado- obligaciones de género -gran pecado- en medio, de lo que el humano veía con horror, árboles que se entrelazan con hojas muertas frío e indiferencia, en donde el maligno vive al lado de sus allegadas, las cuales pueden ser liberadoras para las personas que le necesiten.

Es la escena de la firma de un contrato más horrenda que he visto en mi vida, y tiene la gracia de sólo usar guantes y total oscuridad frente a una Ana Taylor Johnson despojada de toda dignidad.

1.- ¡Huye! (Jordan Peele).

Graciosa porque uno de los personajes expresa nuestros deseos y lo que le gritamos a la pantalla grande en miles de ocasiones, importante porque evidencia la falta de horror afroamericano en Estados Unidos, la meca del género, desagradable por la idea que percibe, un preocupante factor del que nadie había hablado hasta este punto: la omisión del racismo por parte de gente que incluso se evidencia como defensores de una raza que no entiende pero que intentan asimilar.

¡Huye! es una película que deja migas de información dispuestas al análisis sin ser delatora, una de las experiencias más hórridas que el cine de este género haya realizado con tan poco, una muestra soberbia de cómo ofrecer actuaciones convincentes, y quizás la película más cercana a una consagración por parte de los pedantes hombres que dan premios de la Academia.

Es además, la oportunidad perfecta para decir que no todo se ha realizado en el género, y siempre que haya gente con agudas observaciones como Jordan Peele, este será controversial, alarmante, y un placer para todos los que amamos al cine.

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO