Ahora que está próxima a iniciar una nueva camada de diputados locales resulta conveniente recordar un tema que desde hace tiempo se ha comentado, pero que nada se ha hecho al respecto.
Nos referimos a que cada diputado recibe una cantidad mensual (entre veinticinco y treinta mil pesos) conocida como “gestión social” o algo por el estilo, y que de acuerdo a lo manifestado por ellos mismos, es utilizada para dar apoyos y ayudas a los ciudadanos que lo requieren y que se acercan a ellos para solicitar este tipo de ayuda.
Si nos atenemos a la labor estricta de un diputado, difícilmente encontraremos entre sus obligaciones la de hacer labor o gestión social más allá de la que puedan llevar a cabo dentro de sus funciones normales, por lo que no entendemos la razón de estas labores.
Y es que en principio, entre las labores más importantes de un diputado son crear, extinguir, modificar y actualizar leyes, así como labores de fiscalización de los dineros públicos, y gran parte de su tiempo lo deben dedicar precisamente a estudiar y analizar la legislación, así como escuchar a los ciudadanos para que su actividad tenga un sustento social, pero en ningún lado encontramos la obligación de que los legisladores anden haciendo labor social, cosa muy distinta a que en un momento dado, en su carácter de diputados puedan coadyuvar con algunas autoridades para la solución y agilización de algún trámite o alguna obra necesaria.
La experiencia nos muestra que en la vida real, esta innecesaria (y onerosa) partida económica que reciben los diputados la utilizan en hacer regalos (sillas de ruedas, juguetes, medicinas, etc.) en colonias populares, comunidades rurales y a determinados grupos sociales, con lo cual invaden las áreas de otras instancias, como pudiera ser la secretaría de desarrollo social y el DIF, tanto el estatal como los municipales.
A mi criterio lo anterior no es más que una desviación de recursos públicos hacia actividades francamente electoreras, ya que, aunque lo nieguen una y otra vez, con estos recursos de alguna manera están sosteniendo una campaña permanente para con los posibles electores, ora si como diciendo, “por lo que se ofrezca dentro de tres años”.
Los diputados obtienen un sueldo mensual más que generoso, por lo que si tienen deseos de ayudar a las personas, lo correcto es que lo hicieran directamente de sus bolsillos y que no presuman con sombrero ajeno, y si quieren hacer campaña política, igualmente que la hagan con recursos propios, no con el dinero de todos los guanajuatenses.
Y es que más allá del importe en dinero de esta partida (que puede sumar aproximadamente cuarenta millones de pesos en los tres años), lo que es incorrecto y casi inmoral es el uso que se le está dando en la actualidad, es el concepto en sí mismo, además de que no tiene relación directa con las labores de un diputado.
Pero como el presupuesto lo aprueban precisamente los diputados, sabemos que es muy difícil (por no decir que imposible) que eliminen esta partida, al igual que otras canonjías que actualmente tienen, como por ejemplo no pagar la cuota correspondiente en la carretera de Silao a Guanajuato, la cantidad que mes a mes se autoregalan por concepto de ahorro, que consiste en que cada diputado ahorra una cantidad mensual de su sueldo, y el congreso les regala una cantidad igual, o el pago de gastos médicos mayores, lo anterior sin contar las partidas que se entregan a cada fracción y cuyo destino nunca es transparentado.
Estas canonjías o privilegios no se justifican por ningún motivo, situación que los legisladores conocen a la perfección, pero son temas de los que no se habla nunca y que les molesta sobremanera cuando se tratan, ojala y de verdad tomaran conciencia de que con este tipo de situaciones seguirán perdiendo el respeto de la ciudadanía, misma que invariablemente en todas las encuestas que se realizan, califican a diputados y senadores en los últimos lugares. (aunque la verdad no creo que les importe mucho esta calificación)
La última palabra la tienen los diputados que el próximo día veinticinco de septiembre tomarán la protesta correspondiente, vamos a ver si los discursos de transparencia y honorabilidad de las campañas políticas se transforman en realidad.
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