Los días avanzan y las elecciones cada día están más cerca, por lo que la lucha de los candidatos por lograr el triunfo es cada día más fuerte, con mayores agravios entre ellos y con cambios de estrategias prácticamente todos los días.
A la fecha, y atendiendo única y exclusivamente a las encuestas hasta ahora conocidas y en forma independiente de los porcentajes que se manejan, el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto aparece como el puntero, y el segundo lugar se lo pelean codo a codo y en una guerra sin cuartel, la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota y el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador.
Y señalamos que es una guerra sin cuartel, ya que en el escenario de que gane Peña Nieto, para ambos candidatos y para los partidos que representan, resulta trascendente y prácticamente como tabla de supervivencia obtener el segundo lugar, veamos porqué.
Para el PAN, obtener el tercer lugar representaría una muy dolorosa derrota y además, doble, ya que aparte de perder la presidencia, se irían al tercer lugar, es decir, una caída similar a la que tuvo el PRI en la elección pasada, con la diferencia de que el PRI en ese entonces aún estaba en el poder en varios estados y tuvo un poder de recuperación relativamente rápido, situación muy diferente a la actual del PAN.
Ya que en estos momentos y de acuerdo a las encuestas que se conocen, el PAN estaría perdiendo las elecciones en los estados de Morelos y Jalisco, además de peligrar el último bastión blanquiazul, es decir, Guanajuato, con lo cual su fuerza quedaría fuertemente disminuida y sin capacidad alguna de negociación con el vencedor.
Es decir, para el PAN es absolutamente necesario obtener el segundo lugar para poder negociar con cierta comodidad con el nuevo gobierno, ya que éste si va a negociar algo, lo hará con el segundo lugar, nunca con el tercero, ya que el poder de éste sería marginal, y obviamente el presidente Calderón sabe a la perfección que sería más fácil platicar con el PRI que con el PRD.
Para Andrés Manuel López Obrador ocupar el tercer lugar se traduciría casi automáticamente en el cierre de su ciclo político, al menos como candidato, y en una fuerte disminución, por no decir eliminación de su influencia para la siguiente elección, donde Marcelo Ebrad llevaría la voz cantante ya que tendría medallas suficientes como para convertirse en el nuevo e indiscutible líder de las izquierdas, lo anterior en base a las encuestas donde su delfín en el Distrito Federal tiene una impresionante ventaja de más de cuarenta puntos sobre el segundo lugar y más cincuenta sobre el tercero.
Entonces para López Obrador resulta imprescindible obtener un segundo lugar, lo más cercano posible al primero, con lo cual obtendría lo necesario para poder entablar negociaciones con el ganador de la contienda, así como para poder aspirar a conservar cierta influencia en su (s) partido (s) de otra manera y cayendo hasta el tercer lugar se tendría que despedir de ambas cosas, y sobre todo, le tendría que ceder el lugar a Marcelo Ebrad.
Así que, reitero, en el escenario de que Peña Nieto gane la elección, porque todo puede suceder, la lucha por el segundo lugar será a muerte.