La primera vez que tuve en mis manos este libro, fue en el Tianguis del Chopo en un puesto donde se podían adquirir libros de autores mexicanos, por supuesto lo adquirí. Alguna ocasión fui a ver una obra que un grupo de teatro del Metro Normal puso en marcha. Y era precisamente sobre tres cuentos de este autor. Uno de ellas está en esta compilación. Dejo la biografía del autor, para que la consulte y se entere de la calidad de obras que escribía el Maestro Carballido. Como muestra un botón: fue el guionista de la extraordinaria película Macario.
Carballido, como otros grandes cronistas de la gran Tenochtitlan, es coloquial; a veces severo; la mayoría de las veces, divertido. Lo que sí es claro, que fue un gran conocedor de lo que hoy es la CDMX. Su estilo es tan coloquial como “Chava” Flores, tan ameno como José Agustín, tan crítico como “Rockdrigo” González, tan serio como Octavio Paz, o tan versátil como el “Monsi”. En fin, un gran cronista, de una gran ciudad.
Las historias incluidas, son pequeñas obras, en un acto, escritas en diferentes épocas de la vida del autor, pero además, las ubica también en épocas anteriores, lo que lo hace muy diverso, muy sencillo de leer. Afortunadamente pude ver en teatro varias de sus obras, ya que su producción en el género teatral es bastante generoso.
En lo personal hay tres que aparecen en este libro que me encantan: “Escribir, por ejemplo”, las vicisitudes que pasa un escritor para concentrarse y poder escribir lo que se propuso. Otra es “Una mujer de malas”, y toda la historia gira en torno a un escenario, que es una pequeña fonda en la Colonia Juárez. Las situaciones que se suscitan son muy dramáticas de repente, y otras totalmente cómicas.
Otra de las obras recomendadas es “Miseria”. El diálogo de una pareja, a finales de la década de los 70´s en la Zona Rosa, saliendo de la “Disco”, que se centra en el grave problema de la gente que pide limosna, y que es y será un asunto interminable. A través de este diálogo podemos notar cómo aborda el asunto de la crisis económica que nos legó Echeverría al irse. Una devaluación que hasta hoy, no nos deja de incomodar.
Otra que no se puede quedar sin leer es, “Pasó de madrugada”. El estilo es una farsa, y la verdad es que es muy buena. Con situaciones chuscas, que tendrán al lector entretenido.
El vocabulario, suele ser muy de la “capirucha”, muy de los “chilangos”, muy “acá”, o lo que es lo mismo, muy “chido”. Así que si va a leer esta magnífica obra con muchas obras dentro de ella, acérquese un diccionario de “chilanguismos”, o de plano siéntese con algún “defeñ@” para que le explique bien lo que va leyendo. Ahora, mejor aún, es que ese “defeñ@” se lo lea con el cantadito muy al estilo, “A ver hijo, ¿cómo que no le agarras el rollo al master?, ¡chale! Ponte trucha y para la antena. Te lo voy a parlar”
Estimado lector(a), espero su comentario al correo que viene al final del artículo. Después que tenga oportunidad de leer esta pequeña crónica, o mejor, si lee la obra, le solicito me haga favor de honrarme con su opinión, y de esa forma podamos compartir las sensaciones que le provocó esta recomendación.
La siguiente aportación será “87 cartas de amor” de María Antonieta Rivas Mercado. A parte de las cartas escritas a su amor platónico, Manuel Rodríguez Lozano, la publicación contiene tres cuentos muy interesantes.
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