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miércoles, abril 24, 2024

“Muertes de Aurora”, de Gerardo de la Torre (1980)

El ejemplar que yo poseo de este libro, fue un regalo de un amigo que hoy debe tener, aproximadamente, diez años. Bueno, su mamá, Fabiola, lo escogió para mí. Este amiguito es un apasionado de la Arqueología y me ha acompañado a varios viajes. Su nombre: Leo.

Cuando me lo regalaron, lo formé en la pila de libros que tengo por leer (siempre), pero en algún momento perdió el lugar asignado y subió varios peldaños para ser devorado por un servidor.

Es otra de las muchas historias que se vivieron en 1968 durante el Movimiento, pero que, en lo personal, no había leído nada desde ese ámbito que fue muy participativo: los sindicatos.

En este caso, el de Pemex, en donde siempre ha habido actividad reaccionaria a las imposiciones de la empresa, y es por eso que lo hace muy significativo para mí.

A pesar de que la novela se centra en los hechos de 1968, no puede descartar en ningún momento el movimiento de ferrocarrileros de 1958, precursor, dicen varios que saben, del Movimiento del 68.

Y es precisamente uno de los personajes principales de la novela, Jesús, que había estado presente en los hechos de 1958, a quien buscan los otros personajes para que se convierta en su guía en este movimiento sindical en 1968, dejando a un lado la diferencia de generaciones, pero no las bases de ambas luchas.

Obviamente aparecen personajes contrarios al movimiento, como es el caso de Abundio, que se dedica a hacerle la vida imposible a los que se unen al Consejo Nacional de Huelga (CNH), que será la máxima autoridad para resguardar los principios de este movimiento, que exigía puntos medulares para la estabilización de las actividades.

Desafortunadamente, Jesús, después de aquellos hechos del año 1958, pierde a su pareja, Aurora, que se volverá un personaje importante en esta obra. Dada su pérdida, Jesús, se convierte en un alcohólico que va perdiendo su capacidad intelectual y no será de mucha ayuda a la nueva generación de sindicato que buscó su ayuda, por haber pertenecido a la izquierda del Movimiento Ferrocarrilero.

A tanto llega su delirium tremens, que Jesús ve morir, una vez más a Aurora, en Tlatelolco, en aquel fatídico 2 de octubre de 1968.

Le aseguro, estimado lector, que si adquiere un ejemplar de esta obra, le sucederá lo mismo que a mí. Lo va a colocar al principio de sus pendientes de lectura.

Una lectura que lo va a mantener con el alma vibrando a cada segundo. No lo dude.

La próxima semana la recomendación será “Esa luz que nos deslumbra” de Fabrizio Mejía Madrid. Justo a 50 años del vergonzoso suceso, Fabrizio hace gala de su talento, y nos presenta esta obra con mucha información documental que ya no es posible seguir escondiendo.

Estimado lector(a), espero su comentario al correo que viene al final del artículo. Después que tenga oportunidad de leer esta pequeña crónica, o mejor, si lee la obra, le solicito me haga favor de honrarme con su opinión, y de esa forma podamos compartir las sensaciones que le provocó esta recomendación.

 

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Luis Humberto Carlín Vargas
Luis Humberto Carlín Vargas
Arqueólogo egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Coordinador General del Proyecto Cultural León Prehispánico (PCPAC). Coordinador Académico de los Diplomados de Arqueología e Historia de México (DAeHM). Ingeniero en Sistemas. Músico. Correo electrónico: luishumberto.carlin@pcleonprehispanico.com

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