Salí a la calle, y hablé con quién tuve que hablar. Adultos ofreciendo droga, y dando cerveza como si fuera agua de limón, con la más alta inconsciencia, e irresponsabilidad, pero también con los más oscuros fines. Reclutar, reunir y perder juventudes y por lo tanto futuros, en vicios e incluso para potenciales negocios negros.
Me dirigí con fuerza y con esperanza a la familia, sin un ápice de duda y con carácter. Era eso, o era una vida y un talento perdido. Dice el soundtrack de una película de Disney así: “¿Cuán alto el árbol será? ¡Si lo cortas hoy, nunca se sabrá!”
Se le buscó en las calles, desde las 6:30 am… Se le encontró en los lugares donde habían más futuros perdidos, que no tuvieron familias que les dieran escuela, y que pelearan por ellos hasta las últimas consecuencias…Y en mi sentido común, y en mi intuición y visión profesional, venía algo a mi pensamiento… ¡No te conformes con tu carrera profesional! ¡No te conformes con lo que “ya sabes”! ¡No te conformes con lo ya leído!…
Y fui así que leí, gracias a ese alumno, a Vidal Schmill. Un autor mexicano que propone maneras interesantes de seguir contribuyendo con la “Disciplina Positiva”, como él le llama. Me encantó, pues aunque ya hacíamos muchas cosas en torno a ello, podíamos hacer más. Convoqué a las coordinaciones de los niveles educativos del colegio, a las psicólogas, y a la prefectura de disciplina… Renovamos el trabajo y operatividad de la disciplina, y seguimos obteniendo buenos resultados con cada niño, cada niña, y cada adolescente… Así como con la adecuada orientación a las familias.
Pero el caso de ese alumno no quedó ahí. En esos lugares en los que referí encontrarlo, lo peleé, pese a todo, pese a todos, incluso pese a su voluntad torcida por las malas compañías y los falsos guías… Pero, eso es lo que hacen los maestros y las maestras que aman su vocación. ¡Eso es lo que los papás y las mamás hacen todos los días!… Siendo o no conscientes de ello, y justo en esto radica “el reto”: En hacerlo consciente.
¡Lo que esos casos gritan es su necesidad de que alguien les diga que sí se puede y que sus personas y sus vidas valen la pena y tienen destino! ¡Lo que los adultos debemos hacer es dejar en claro que a veces nos falta paciencia pero no amor! Y que aunque las fuerzas en ocasiones nos falten… Serán renovadas por la incondicionalidad de la fe que por ellos se tiene.
“Insistir, resistir, persistir, y nunca desistir”… Es lo que un niño y adolescente quieren sentir de sus adultos cuando los problemas invaden su entorno, y vulneran el concepto de sí mismos. En las mañanas encontré útil, para ellos y para mí, hablarles en la secundaria de Winston Churchill, el gigante inglés que derrotó a la Alemania Nazi, dirigiendo a la Isla, que como única nación le resistió a Hitler y a su poderosa aviación, en sombría soledad, hasta que los Estados Unidos se unieron por el garrafal error del Japón.