A una semana de terminar el 2020 y en pleno 25 de diciembre la reflexión sobre nuestros afectos viene a lugar.
Estamos por terminar un año particularmente complicado para el Centro de Ciencias Explora al igual que para la mayoría de las instituciones similares a nosotros y también para las empresas de todo el país. A nivel nacional, realmente nulo apoyo para la ciencia, la tecnología y la innovación. En Guanajuato y en León, el apoyo ha sido incondicional para Explora y para los proyectos que emprendimos en el 2016. Más de 150 millones de pesos se nos han otorgado para realizar la transformación de los contenidos museográficos y educativos de las instalaciones de este espacio con poco más de 26 años de operación.
2020 acaba con dos salas completamente terminadas, listas para ser inauguradas: Explora el lugar que habitas y Explora tu potencial. Terminamos con dos contratos asignados para transformar la actual sala del Agua y la Sala de Movimiento. En próximos días, antes de que termine el año, habremos publicado la licitación pública para que empresas de la construcción oferten propuestas para la construcción de la primera etapa del Centro de Educación Ambiental “La Libélula” de Explora. Será la primera de tres de etapas con meta de conclusión final para diciembre 2021, con todo el propósito de que sea mucho antes cuando podamos inaugurar este reciento. Es la obra y equipamiento más importante que tenemos en Explora desde que se inauguró en noviembre de 1994.
El equipo que ha colaborado en este proyecto se ha enamorado de este proyecto porque simplemente se dio. Se dieron las condiciones necesarias para ello. Me recuerda mi gusto y amor por una de las exhibiciones de la sala de movimiento: Las Torres de Hanoi que vieron Nacer este espacio. En esta exhibición compartimos con las personas que acuden a la sala la importancia y utilidad de los algoritmos. Encontrar un método, una serie de pasos ordenados para resolver cualquier problema que se nos presente. El reto consiste en mover una serie de discos de diferente tamaño de un lado a otro con la condición de mover uno a la vez y que nunca debe de haber uno más grande arriba de otro más pequeño.
Al principio parece que es una tarea muy complicada, la mayoría de las personas que lo intentan desisten en los primeros dos minutos de estar ahí. Otros más insisten en resolver el reto, pero sin mucho éxito, también terminan yéndose. Solo unos pocos analizan a detalle lo que pasa, intentan una y otra vez, pero la gran diferencia es que comienzan a buscar un método para resolverlo hasta que lo logran y mueven todos los discos de un lugar a otro sin infringir las reglas establecidas para ello.
Uno mismo debe intentar resolver sus problemas, sin duda pues somos nosotros quienes conocemos a detalle lo que nos preocupa y porqué. Debemos recordar que también hay personas a nuestro alrededor que están dispuestas a colaborar con nosotros para que encontrar el algoritmo que nos ayude a resolver nuestros conflictos. No estamos solos y siempre contar con alguien incondicional a nuestro lado es de gran valía. En ocasiones ver el problema de lejos, analizarlo desde la distancia ayuda a que veamos una perspectiva distinta sobre él y eso ayudará a solucionarlo. La paciencia, la perseverancia, el propósito, la preparación y la prudencia serán muy buenas consejeras.
En esta navidad reflexionemos y valoremos a quienes son nuestros afectos. No perdamos oportunidad de hacérselos saber, día a día, todos los días. Hay personas y proyectos que siempre estarán en nuestras vidas pues sus raíces son tan profundas que jamás se irán, por el contrario, seguirán creciendo mientras tengamos vida, y nosotros, dejaremos huella con nuestro quehacer, en ellos, porque los afectos no se escogen, simplemente se dan.
¡Feliz navidad 2020!
