Por: Ernesto Sánchez Pineda*
Hay ciertas sutilezas que pasan desapercibidas si no se les pone la atención necesaria. Pequeños indicios que revelan comportamientos que el subconsciente se decide a ocultar en lo más remoto de la memoria, en donde se esconden las desgracias y los deseos. Es un mecanismo natural que distorsiona la realidad en pro de una alternativa más reconfortante. Todos lo tenemos, todos lo empleamos.
Mientras unos se deslindan con algunas verdades ficcionales que hacen la vida soportable e incluso atractiva, otros escogen el camino tortuoso que tomaría un detective suspicaz y necio del siglo XIX.
Los primeros viven una mentira, los segundos apuestan por la verdad.
Los primeros son ingenuos y felices, casi siempre, y, la mayor parte del tiempo, los segundos están destinados a la miseria.
No hay tal cosa como una recompensa inmediata al detenerse en los detalles que el subconsciente quiere ocultar, ya que una vez lanzada la sospecha cualquier indicio arrojará al investigador por un sendero repleto de decepciones.
Lamentablemente, no hace falta más que una sola pista para desencadenar este tormento, y una vez que sale a la luz, acaparando por algunos segundos la curiosidad distraída, no hay forma alguna de ignorarla, ocurre un temblor en los almacenes del recuerdo que ponen en riesgo la seguridad misma del individuo.
Un sendero que lleva a la autodestrucción. Una flama que empieza a consumir los órganos como una plaga.
Un pensamiento que se esparce por todas las actividades cerebrales desnudándolas de todo posible encanto. La fuga, entonces, es imposible. No hay un fondo de botella que pueda borrar ese desvío, no hay un aguja que pique la vena adecuada. Estás perdido.
*Ernesto Sánchez Pineda (San Luis Potosí, 1982). Licenciado en Letras Españolas por la Universidad de Guanajuato y Maestro en Literatura Hispanoamericana por el Colegio de San Luis. En 2011 ganó en el rubro de Jóvenes Creadores, la beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (FECA) en San Luis Potosí y, en 2015, en el mismo rubro, la beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA).
Twitter: @netaz16