Decía Albert Einstein, si la memoria no me falla, que la estupidez consiste en querer alcanzar diferentes resultados cuando se siguen haciendo las cosas de la misma manera. El viernes pasado, el director editorial del Instituto Estatal de Cultura (IEC) anunció el relanzamiento de los premios nacionales de literatura Efrén Hernández (Cuento), Efraín Huerta (poesía) y Jorge Ibargüengoitia (novela) con bajo un nuevo formato que podríamos llamar innovador.
¿Por qué el cambio? A mi modo de entender, se busca acercar a los escritores guanajuatenses o residentes en el estado a los circuitos de creación y edición del ámbito nacional. Las convocatorias anteriores incluían un premio en efectivo y la ulterior publicación de la obra por parte de Ediciones La Rana, con parte de los ejemplares para el mismo autor. Un formato tradicional, (tres ganadores, tres publicaciones) que hacía del premio un emoliente económico para quienes están dedicados al oficio. Sin embargo, a pesar de la difusión puntual de los premios en medios, la distribución de la obra dependía de las capacidades de la editorial estatal, limitadas principalmente al ámbito local y a un tiraje limitado que muchas veces debía ayudar a movilizar el mismo ganador o se alojaba luego en las bodegas de la editorial. Podríamos en este punto encontrar pocas razones para hacer cambios en este proceso, pero el mundo del libro sigue cambiando, y la dinámica de las publicaciones, nuevos formatos, nuevos jugadores regionales o nacionales, ofrece retos y oportunidades para quienes deseen asumir riesgos.
El IEC, a través de José Juan de Giovannini y Raúl Bravo, busca con estos cambios acceder al mercado nacional e insertar a jóvenes escritores del estado en esta liga. Por supuesto, las reglas de la convocatoria han cambiado: no se ofrece una bolsa en efectivo jugosa, sino la posibilidad de acceder a una tutoría de varios meses que permita desarrollar un proyecto editable con asesores como José María Espinasa (poesía), Eusebio Ruvalcaba (novela) y Marcial Fernández (cuento), y a través de ellos optar por la publicación con sellos de renombre nacional como Ediciones sin Nombre, Almadía o Ficticia, respectivamente. Como editor alterno está también Ediciones La Rana y editoriales independientes de Fondo Guanajuato que deseen adherirse al proyecto.
El cambio en la metodología está pensado para atraer a autores noveles, ya que no permite a becarios del presente ciclo o autores que hayan ganado algún premio literario con anterioridad. Como contraparte, amplia la cantidad de obras a editar, por lo menos 9 títulos, de un total máximo de 20 proyectos seleccionados. Así pues, en cuanto a cantidad se ofrece un boom editorial para jóvenes que empiezan a escribir. Esperamos que con los nombres implicados en las diferentes ramas se logren obras de buena calidad.
Con seguridad podrán surgir muchos peros a estos cambios, ya he escuchado algunos; aumento de burocracia, chilanguización (¿se escribirá así?) de las letras guanajuatenses, falta de claridad y/o exclusión de candidatos que podrían ofrecer literatura de buena calidad exportable al resto del país. Sí, ninguna convocatoria es perfecta, pero hay que resaltar que está muy claro el cambio de miras, léase inserción en un contexto editorial más amplio, que no sería alcanzable manteniendo los premios sin cambios. Por el momento, le doy el beneficio de la duda, y creo que habrá que acompañar el proceso para ver si se logran los objetivos. Aplaudo la innovación y espero que el IEC sepa administrar los riesgos que conlleva este nuevo proceso.
Los interesados podrán consultar las bases expuestas de la convocatoria en este link:
http://issuu.com/raulbravoferrer/docs/convocatoria_2015_flg?e=6772684/15090880
