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jueves, abril 18, 2024

Madama Butterfly

Madama Butterfly de Puccini ha recibido todo tipo de comentarios a través de sus 112 años de existencia. Es una obra que habla del repudio de una persona a su cultura en un sentido casi ofensivo; es una historia de amor lastimera y degradante por parte de un personaje que no conoce algo mejor en su vida; una ópera que contiene un mensaje anti americano creada por italianos que nunca conocieron Japón…

Lo cierto es que de todos los trabajos de Puccini, este es el que más se ha interpretado y goza de una popularidad inquebrantable siendo de las óperas más accesibles en toda la lista de óperas que uno pueda pensar.

Yo no le pondría a un curioso y recién iniciado Einstein en la Playa pero sí Madama Butterfly pues es fácil de entender, con un ritmo que nunca decae, de corta duración y que conecta de manera inmediata con el público, elementos que la hacen perfecta para entrar al mundo de la ópera.

Madama Butterfly regresa al Teatro del Bicentenario gracias al público que la exigía desde hace 3 años; ello también representa la oportunidad de ver viejas y nuevas caras en la obra.

La puesta en escena de nuevo es labor de Juliana Faesler, quien hace unos cambios pequeñitos en la obra que realmente funcionan, como la aparición espectral de Cio-Cio San y un despido de madre e hijo que intencionado no que realmente pega a nivel emocional; también hace labor de escenógrafa e iluminadora y en el primer aspecto hay algo notorio y controversial.

La escenografía de Madame Butterfly es minimalista, optando por una casa sin paredes y apreciando en el fondo una serie de tablas que flotan en el aire y que se mueven a menudo durante la puesta en escena. Este escenario del abstracto me recordaba mucho al primer segmento animado de Fantasía (V. Directores, 1940) y a los fondos de Chuck Jones, ocasionalmente da la impresión de que forma una casa o una bandera, todo parece quedar a la capacidad creativa del espectador; a los más puristas les parecerá -y molestará- extraño no ver el interior de la casa o algo con detalle y sí deja perplejo a más de uno, pero gracias a la iluminación y el detalle de que se mueven en contraste con las escenas dramáticas resulta una propuesta interesante alejada de lo tradicional.

Ópera Madama Butterfly © 2016 Teatro del Bicentenario - Fotografía Arturo Lavín
Ópera Madama Butterfly © 2016 Teatro del Bicentenario – Fotografía Arturo Lavín

Vuelve Violeta Dávalos y si se requiere de una puesta de escena de Puccini, la indicada para interpretar a sus personajes principales femeninos es ella, quien ha crecido a nivel profesional con el personaje de Cio-Cio San desde aquel 2011 en el que la interpretó por primera vez en el país. Violeta es capaz de estremecer con su voz y personaje, de manera curiosa tras un insatisfactorio “Un vel di vedremo” (la parte más conocida de la obra).

Adjudico esta falla a que ocasionalmente la orquesta estaba en un volumen superior al de los intérpretes del escenario, específicamente en este segmento se aprecia el optimismo del personaje frente a una situación en la que ya está perdida y gran parte de su éxito radica en apreciar el alcance vocal de la soprano en turno. Esto para nada quiere decir que sea inexperta, en el “Dueto Floral” y en “Con onor muore” Violeta se mueve y canta mientras el sollozo invade su rostro sin problema alguno.

El resto del cast es impecable. El tenor Ernesto Ramírez se vuelve detestable y cobarde con su Pinkerton que puedo asegurarles que recibió abucheo por parte del público no por su calidad sino por saltar el hecho de ser sólo una interpretación para volverse el personaje.

Ópera Madama Butterfly © 2016 Teatro del Bicentenario - Fotografía Arturo Lavín
Su Pinkerton es un personaje viril y lleno de lascivia por un capricho cruel.

Jesús Suaste es noble como Sharpless y su tono de voz barítono lo hace el más fácil de seguir gracias a su entonación y la facilidad con la que expresa el libreto y hay una gran Zuzuki por parte de la mezzosoprano Rosa Muñoz quien comparte el duelo sentimental de Cio-Cio San al ser su confidente y que, al momento de interpretar con ella genera una buena armonía de voces y una auténtica preocupación del mal de amor de la joven.

Ópera Madama Butterfly © 2016 Teatro del Bicentenario - Fotografía Arturo Lavín
Isabela Villanueva Fonseca y Kamila Estrada Martínez se ganaron el cariño del público al interpretar a Dolore, el hijo de Cio-Cio San. Tomando en cuenta lo complicado de trabajar con niños que no le tengan miedo a las cientos de miradas puestas en ellos, es un logro digno de mencionar.

La gente se compromete con esta obra, llegando a llorar o a sorprenderse en diversos momentos de esta, y ayer no fue la excepción esas esnifadas no son fáciles de lograr en una obra repleta de tradición y cariño. Hay cambios realizados para experimentar que puede que generen un debate, pero no hay duda de que Madama Butterfly se ganó el corazón de la gente que clamaban su regreso en hacia el final de la temporada lírica de la ciudad.

Madama Butterfly se presenta el miércoles 9 y Domingo 12 de este mes, para mayor información consultar el siguiente enlace:

http://www.ticketmaster.com.mx/Madama-Butterfly-boletos/artist/804004

Todas las fotografías usadas en la crítica son cortesía de: © Teatro del Bicentenario – Fotógrafo: Arturo Lavín

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