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viernes, abril 26, 2024

Malestar social con cara de alumno

Por: Jorge Chabat
(Analista político e investigador del CIDE)
Análisis de la noticia

Durante la última semana hemos visto en las calles de varias ciudades del país un fenómeno que tenía décadas de no presentarse: grupos de jóvenes estudiantes manifestando su descontento contra un sistema político anquilosado. Lo que inició como una protesta espontánea contra la visita del candidato priísta a la Universidad Iberoamericana se ha convertido en un movimiento de mayor alcance, aunque con contornos todavía poco definidos. De hecho, la protesta original de la Ibero ha dado origen al llamado movimiento #Yosoy132, que agrupa a estudiantes de varias universidades y que incluye postulados que van desde un rechazo a Peña Nieto a una queja por la cobertura de la información, en especial por parte de las televisoras.

Sin embargo, los políticos profesionales ya se dieron cuenta del potencial que tiene la presencia estudiantil en la calle y han echado a andar sus propias versiones de este movimiento con movilizaciones a favor de López Obrador, del propio Peña Nieto y protestas contra la candidata panista, Josefina Vázquez Mota.

Curiosamente, a pesar de todas estas movilizaciones, las encuestas prácticamente no se mueven y el abanderado del PRI mantiene su ventaja. En todo caso, lo que sí se puede decir que han provocado las manifestaciones estudiantiles es una política de deslindes de Peña Nieto quien, por su discurso, parecería ser todo menos un candidato del PRI. No sólo suscribió un decálogo en el cual se compromete a cumplir con las garantías individuales que establece la Constitución, sino que todos los días se deslinda de algún político priísta exhibido como corrupto. No en balde, la candidata panista dijo irónicamente que Peña Nieto iba a acabar deslindándose de sí mismo. Más allá de qué tan creíble sea el discurso del candidato priísta, sí muestra una preocupación por la imagen que su partido tiene y que es uno de los motores de las protestas estudiantiles. Finalmente, el abanderado priísta sabe que, en caso de ganar, el riesgo de que enfrente cotidianamente manifestaciones populares en su contra es muy grande. Peña Nieto ha buscado compararse con López Mateos teniendo en mente la imagen afable del ex presidente mexiquense. La comparación, sin embargo, puede ser premonitoria en el mal sentido. El sexenio lopezmateísta fue uno en el cual se incubaron los movimientos clasemedieros y estudiantiles que mostrarían los alcances del sistema en 1968 cuando su sucesor —y quien de facto ejercía el poder en su gobierno— Gustavo Díaz Ordaz, fue incapaz de procesar institucionalmente el descontento acumulado en los centros urbanos del país. Dicen que la historia se repite primero como tragedia, luego como farsa. Ojalá y éste no sea el caso.

Comentarios: jorge.chabat@cide.edu

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