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viernes, abril 19, 2024

Microbiota intestinal: equilibrio físico y mental

Por Fátima Arrona

Es una maravilla pensar que el cuerpo humano es el hábitat de una cantidad increíble de microorganismos. Para que se den una idea estamos hablando de 40 trillones de bacterias con un peso aproximado de 2 kg. (Castellanos, 2018). Esta cantidad estimada se logra debido a que estos colonizadores microbianos se encuentran en toda nuestra superficie y en las cavidades conectadas al exterior de nuestro cuerpo, cumpliendo diversas funciones entre las que destacan procesos fisiológicos como el crecimiento, nutrición e inmunidad corporal.

Pero hablemos del ecosistema microbiano, ese que se aloja en el tracto gastrointestinal y que aporta al cuerpo un “metagenoma”, es decir, genes con funciones extras a los recursos genéticos propios de la especie, que permiten la estimulación y regulación de nuestro sistema inmune adaptativo. Este ecosistema ubicado en nuestro intestino es mejor conocido como “microbiota intestinal”, y diversos estudios han demostrado que la diversidad de microbiota puede variar en la misma persona dependiendo del tramo digestivo que se está estudiando. De ahí que es lógico pensar que cada persona alberga un patrón distinto de comunidades microbianas.

La diversidad de especies en nuestra microbiota varía de acuerdo a diversos factores como la edad, zona geográfica que se habita, sexo, hábitos como el tipo de dieta que llevamos, que tan activos somos y por lo tanto nuestra composición corporal. Dentro de esta diversidad existe cierta estructura global, en donde se observa la predominación de microrganismos benéficos y en otros casos, como los que mencionaré más adelante, de bacterias enteropatógenas, que son aquellas capaces de causar daño en el tracto gastrointestinal.

Hablemos ahora de las funciones primarias de la microbiota intestinal:

1.- Fermenta componentes no digeribles que se encuentran en alimentos como vegetales, frutas, cereales integrales, etc, para recuperar energía y nutrientes.

  1. Impide la invasión de patógenos externos y el crecimiento de microrganismos oportunistas.

3.- Produce anticuerpos en el adulto (hasta un 80 %) de manera que el sistema inmunitario de la mucosa digestiva proporciona defensa contra los patógenos (Guarner, 2020).

4.- Regula los procesos inflamatorios. Estudios recientes han mencionado que el estudio a fondo de los procesos antinflamatorios puede utilizarse en la prevención y tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y demencia (Alkasir et al, 2017).

5.- Genera neurotransmisores como la serotonina, también conocida como la hormona de la felicidad.

6.-  Modula el cerebro a través del intestino (microbiota intestinal), no por nada se ha dado la aceptación científica del intestino como “el segundo cerebro”. Tan es así que el consumo de probióticos tiene una implicación en el tratamiento del espectro autista (Allen et al. 2017., Gershon, 2005).

Es un hecho que podría seguir enumerando más funciones y beneficios de la microbiota intestinal; así como una realidad, que están en puerta varios estudios relacionados con los beneficios de tener una microbiota intestinal en equilibrio.

Ahora bien, como mencioné anteriormente, también hay presencia de bacterias enteropatógenas o “malas” para nuestro cuerpo, que pueden ocasionar algo conocido como “disbiosis intestinal”, que es el producto del desequilibrio intestinal que ocasiona síndrome del intestino irritable, enfermedad celiaca, y    otros trastornos como alergias, asma, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares y obesidad (Carding et al., 2015).

Se han relacionado diversos factores involucrados en la causa de la disbiosis intestinal, entre ellos están el consumo de dietas ricas en azucares refinados, alimentos ricos en azufre (carnes, huevos, lácteos, coles, ajo, cebolla, etc.), a los que unas personas son más susceptibles que otras, el uso continuo de antibióticos, el estrés, enfermedades como el síndrome de intestino irritable o metabólicas como la obesidad y diabetes, infecciones continuas y/o severas (Arce- Hernández, 2020).

En conclusión, es de suma importancia mantener en equilibrio nuestra microbiota intestinal, para aprovechar los beneficios de los microorganismos benéficos y disminuir los efectos de las bacterias “malas”.

Finalizo entonces con algunas recomendaciones para su cuidado, ahora que te has dado cuenta del sin número de beneficios que nos otorga:

  • Consumir prebióticos, ya que inducen efectos beneficiosos en el sistema inmune. Se encuentran en alimentos como espárragos, centeno, avena, legumbres, alcachofas, plátanos, frutas ricas en pectina, inulina.
  • Ingerir probióticos dado que actúan suprimiendo el crecimiento de patógenos, y estimulan la respuesta inmune. Los pueden consumir en bebidas fermentadas a base de leche como el yogurt, kéfir o bebidas a base de agua fermentadas como kombucha, búlgaros de agua, o bien en alimentos como encurtidos, queso de cabra u oveja.
  • Disminuir el nivel de estrés y ansiedad dedicando tiempo a las actividades que te agraden como la música, el baile, la pintura, etc.
  • Realizar ejercicio físico, se ha observado una microbiota intestinal con mayor equilibrio en aquellas personas que son activas o practican algún deporte.
  • Consumir suficiente agua natural.
  • Evitar malos hábitos como: el consumo de cigarrillo, alcohol, alimentos con alto contenido en azúcares simples, harinas refinadas y grasas saturadas (Gimeno, 2004 y Castellanos, 2018).

*Fátima Daniela Arrona Oliva Nutrióloga clínica. Máster en Ciencias del Comportamiento. Experiencia y formación en nutrición del deporte. Educadora en Diabetes. Docente en las ciencias biológicas, químicas y de la salud, consultora privada. Coach nutricional.

 

Referencias:

Alkasir R, Li J, Li X, Jin M, Zhu H (2017). Human gut microbiota: the links with dementia Development. Protein Cell [Microbiota intestinal humana: los vínculos con el desarrollo de la demencia. Célula de proteína], 8(2): 902-102.

Allen A., Dinan T., Clarke G., Cryan J. (2016). A psychology of the human brain-gut-microbiome axis [Una psicología del eje cerebro-intestino-microbioma humano]. Soc Personal Psychol Compass,

Arce-Hernández, W. (2020). Disbiosis intestinal: alteración de la relación mutualista entre microbiota y sistema inmune, acta académica no. 67, pp. 171-182: 2020

Francisco. (2020). Simbiosis en el tracto gastrointestinal humano. Nutrición Hospitalaria, 37(spe2), 34-37. Epub 28 de diciembre de 2020.https://dx.doi.org/10.20960/nh.03354

Carding, S., Verbeke, K., Vipond, D. T., Corfe, B. M., & Owen, L. J. (2015). Dysbiosis of the gut microbiota in disease.  Microbial ecology in health and disease [Disbiosis de la microbiota intestinal en la enfermedad. Ecología microbiana en salud y enfermedad], 26 (1).

Castellanos, N. (2018). En las tripas de la mente, Nirakara. Recuperado de: https://nirakara.org/las-tripas-la-mente/

Gershon M (2005). The second brain: your gut has a mind of its own Guarne [El segundo cerebro: tu intestino tiene mente propia Guarne].

Gimeno, E. (2004). Alimentos prebióticos y probióticos: la polémica científica de sobre sus beneficios, OFFARM, (23):5. Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-pdf-13061800

 

 

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