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martes, abril 23, 2024

Mundial Femenil, lecciones más allá del fútbol

Dentro del amplio catálogo deportivo, encontramos aquel donde no sólo se ha luchado en las canchas, sino también en las manifestaciones y exigencias sociales. Un deporte donde, en muchas ocasiones, por default, se pierde en juicios de violencia sexual y se pierde incluso cuando se gana, en las premiaciones.

Con esfuerzo se ha logrado llegar este año al octavo certamen mundial del balompié femenil, caracterizado de la riqueza de talento, la audiencia más grande nunca antes vista, y más países competidores. Las futbolistas femeninas son más visibles y poderosas que nunca.

El cambio social y las nuevas relaciones de género, han aumentado la popularidad de este torneo, y llamado la atención de patrocinadores. Tan sólo en 1991, durante el Mundial organizado en China, sólo los habitantes del país anfitrión pudieron ver los partidos por televisión. En Francia, en cambio, las televisoras pagaron 10 millones de euros por los derechos de difusión, casi 10 veces más que lo que se pagó en el mundial pasado en Canadá.

De lo anterior también tiene mérito las exigencias de la secretaria general de la FIFA, Fatma Samoura, quien se esforzó en defender la práctica del balompié por las mujeres, en febrero cuando señaló que del poder financiero que representan los derechos televisivos en el fútbol mundial, solo 1% es para el fútbol femenino. Si la FIFA quiere ver “el valor comercial” de la rama femenina de este deporte, necesario será entonces destinar más recurso, más poder mediático, más interés en este torneo; torneo que esta edición dio más que hablar para comentaristas, expertos y afición, incluso, que la Copa Mundial Rusia 2018 varonil.

Una de las apariciones estelares en Francia 2019 fue la reclamación de Equal Paly (Igualdad Salarial) para las jugadoras, entonada al unísono. El fondo general de premios, que se elevó de 15 millones de dólares en 2015 a 30 millones de dólares, se ha duplicado desde 2015, pero para la Copa Mundial de Hombres de 2018 fue de 400 millones de dólares, donde Francia se llevó a casa 38 millones de dólares. Es decir, en el mismo deporte, en las mismas canchas, los hombres ganadores de un mundial de fútbol, ganan más de diez veces más que las mujeres ganadoras de la misma copa mundial. Aun cuando las mujeres ganan un mundial, pierden en la premiación.

Incluso, existe una diferencia notoria en el trato diferido en ambas copas a la hora de incluir y asignar el recurso para el viaje, alojamiento, tratamiento médico y cooperación financiera de las jugadoras. Por ejemplo, antes de partir hacia Francia, algunas de las jugadoras del equipo de Jamaica realizaron eventos de recaudación de fondos; las nigerianas han tenido que protestar por los bonos impagos y pasaron el 2017 sin jugar un partido internacional.

La Copa Mundial Femenil de la FIFIA nos regaló no sólo la lucidez en la técnica del balompié femenil; sino nos hace emocionarnos y ser empáticos en una lucha apasionada para generar mejor y mayor progreso en las condiciones de mujeres que acabando el partido, su competencia continúa fuera de la cancha; por mejores condiciones para las jugadoras, decididas por un progreso real y duradero.

Alejandro Domínguez
Alejandro Domínguez
Alejandro Domínguez es abogado por la Universidad de Guanajuato. Cofundador y codirector de Gentileza A.C., asociación civil guanajuatense enfocada en el trabajo con programas y proyectos alineados a la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la ONU. Twitter: @alexdom1

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