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jueves, abril 18, 2024

Neoliberalismo de guerra en México

Una de dos. Neoliberalismo, política, militarización

En redes circula un texto interesante del colectivo Antónima. Educación alternativa y popular que vale la pena retomar en algunas partes. Dice: el mito del esfuerzo individual es una creencia generalizada y uno de los pilares de la ideología neoliberal. Siempre nos presentan historias de “éxito” en que algún individuo pobre logra un ascenso social o se vuelve millonario, pero en realidad eso ocurre con un porcentaje ínfimo de la población pobre.

Bueno. Pensar que la desigualdad deriva de que unos se esfuercen y otros no es un discurso ideológico según el cual todas las carencias de una personas dependen sólo de su acción individual. Las frases “es pobre porque es flojo” o “si quieres, puedes” son prejuicios comunes en el mito de la meritocracia.

El mito promueve el individualismo, rompe la solidaridad social y esconde que pobreza y desigualdad son fenómenos estructurales. Nos enseñan a ver al pobre como una excepción, distante de los demás.

Lo mismo ocurre con la violencia y la militarización, cuyas víctimas son presentadas como daños colaterales o hasta culpables por el gobierno y algunos comunicadores.

Se cree que “los malos se están matando entre ellos” para tener una falsa serenidad de que no nos va a pasar nada.

Pero así se esconde la dimensión política, las decisiones que están detrás de estas violencias, económicas y físicas, que tanto nos afectan.

En 30 años ningún gobierno de México ha cuestionado el dogma neoliberal. Se privatizaron recursos y bienes públicos, se precarizó la vida de millones y se despojaron comunidades, profundizando las desigualdades económicas, de género y culturales.

Para lograrlo y vencer la resistencia de muchos mexicanos y mexicanas, que pagaron su disenso con la vida o la cárcel, se militarizó al país, llamando “guerra al narco” lo que en realidad es la imposición de un modelo socioeconómico excluyente, volcado a la expropiación de recursos naturales y la represión de movimientos sociales.

Nos han hecho creer que la economía es un asunto técnico, que la competencia y el mercado llevan al mejor resultado. En cambio, la economía no es neutral. Son la política y las fuerzas sociales que pueden decidir si se favorece sólo a una pequeña élite, o bien, si el pastel se reparte más equitativamente entre la población.

Dos de dos. Neoliberalismo, egoísmo, economía

El neoliberalismo es muchas cosas: una visión del mundo, un modelo económico y una ideología que todavía es dominante, aunque salió desacreditada tras la crisis global de 2008 que en buena parte provocó.

Se basa en unas corrientes de la teoría económica como la neoclásica y la monetarista, y se fue gestando desde los años 30 del siglo pasado. En los últimos 40 años ha ido imponiendo una mentalidad común, su sabiduría convencional: se habla todo el tiempo de mercados y competencia, de consumo, oferta y demanda, de gente exitosa y fracasada, o del costo-beneficio de cualquier cosa.

El neoliberalismo se ha concretado en políticas económicas: ajuste y reformas estructurales, recorte al gasto social y al sector público, privatizaciones, liberalizaciones, precarización laboral y desregulación de economía y finanzas.

Ha impuesto una manera innatural y antisocial de concebir al ser humano: egoísta, individualista, consumista, racional y maximizador de su beneficio personal.

El neoliberalismo tiene otro nombre, menos famoso pero más correcto: privatismo. Éste viene de privar, excluir a alguien del goce de algo. Significa que prevalece lo privado sobre lo público, el bien particular sobre el común.

Según los neoliberales la desigualdad es justa, porque depende sólo del mérito individual y estimularía a trabajar más y competir. No importa si naciste pobre y no tienes oportunidades, tu esfuerzo te va a premiar. Sin embargo, la realidad es muy distinta de la teoría.

El mercado perfecto de los economistas es un invento teórico que, como tal, no existe en la realidad, es una abstracción útil para formular modelos matemáticos.

Hace décadas repiten que más inversiones y comercio de por sí nos van a llevar al desarrollo, que más dinero para los ricos significa más dinero para todos, que la riqueza va a gotear hacia abajo de manera natural. Eso no ha pasado.

El neoliberalismo da prioridad a las libertades económicas sobre las políticas y civiles y va en contra de los derechos humanos. Pretende que la economía prevalezca sobre la política y el mercado funcione sin trabas, y su lema es: “Por el bien de pocos, primero los ricos”.

Eso no ha pasado ni pasará sin políticas redistributivas (impuestos progresivos, salud universal, programas sociales, etc…). La evidencia es que México es la onceava economía del mundo y casi mitad de su población vive en la pobreza.

El dogma dice que el mercado es eficiente por naturaleza y siempre llegará a un equilibrio y, además, los resultados de su acción y distribución son justos, moralmente justos por ser eficientes. Sin embargo, los mercados eficientes en la realidad no existen, son teóricos, y nadie asegura que una elección “eficiente” sea justa y moralmente aceptable.

 

@FabrizioLorusso

 

Fabrizio Lorusso
Fabrizio Lorusso
Periodista freelance, profesor e investigador en la Universidad Ibero León. Autor de los libros "NarcoGuerra", "Santa Muerte", "Messico Invisibile" y "La fame di Haiti". Contacto: @FabrizioLorusso – https://lamericalatina.net/

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