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jueves, abril 25, 2024

No son las pruebas, son las camas

Renato Iturriaga *

 

Una de las críticas recurrentes a la estrategia de México, para enfrentar la pandemia es la cantidad de pruebas que se realizan. El cuestionamiento proviene de diversos lugares, grupos y personas.

La natural dificultad de lidiar con la incertidumbre y nuestra necesidad de evaluar riesgos nos hace preguntarnos, ¿cuántos enfermos hay?, ¿cuántos habrá? Aún con pruebas masivas es muy difícil contestar la primera, más aún la segunda. Las autoridades mexicanas han optado por preguntarse ¿cuántas camas de hospital vamos a necesitar para poder atender a la población que las pudiera requerir?

México es de los países que menos pruebas realiza, contrasta con otros países. No voy a discutir las posibles utilidades de hacer estas pruebas, simplemente quiero abordar la pregunta: ¿Son necesarias las pruebas masivas para estimar las necesidades hospitalarias futuras?

Una de las particularidades del Covid causada por el coronavirus Sars-Cov-2 es el efecto diferenciado en las personas. Va desde personas completamente asintomáticas, personas con síntomas leves, graves, hasta personas que les causa la muerte. Todas ellas están enfermas y pueden contagiar a otras personas.

En México se hacen pruebas esencialmente sólo a las personas que presentan síntomas. Actualmente poco menos de la mitad de las personas a las que se les realiza la prueba resultan positivos. Este es el índice de positividad. De estas aproximadamente 30% es hospitalizado y el otro 70 % recibe tratamiento ambulatorio y se regresa a casa. Esta es la parte de la epidemia que vemos, hay otra parte que no vemos, la de los enfermos leves o asintomáticos.

La proporción de cada una de estas poblaciones varía con la edad, pero desafortunadamente hasta hoy, no sabemos a ciencia cierta la proporción de cada una de estas.

La evolución del brote, es decir los casos nuevos del día de mañana dependen de todas las personas enfermas hoy, y de la cantidad de personas susceptibles a enfermarse, es decir, aquellas que no se han enfermado.

Todos los días, en la conferencia de prensa de las siete de la noche nos dicen la cantidad de personas con enfermedad activa, aquellas personas que contrajeron la enfermedad en los últimos días. Se refieren a ella como el motor de la enfermedad. A estos casos identificados (que espero ya no contagien) hay que agregar la parte de la epidemia que no vemos, los casos no identificados, los casos leves o asintomáticos.

Y entonces si la epidemia depende de cosas que no sabemos ¿Cómo es que se pueden estimar las necesidades hospitalarias?

La epidemia se modela con un sistema de ecuaciones diferenciales, que, traducido al español, quiere decir que si sabemos las tendencias y donde estamos podemos saber dónde estaremos. Es mucho más complicado que “si hay un coche en una carretera para saber dónde estará en una hora necesitamos saber dónde está ahora y cuál es su velocidad”. Pero conceptualmente es el mismo tipo de problema. Lo que debemos de encontrar es tanto la tendencia (velocidad) del comportamiento, como donde se encuentra ahora, para estimar donde estará en el futuro.

Sabemos la tendencia de la epidemia completa, como dijimos antes “los casos nuevos dependen de todas las personas enfermas hoy, y de la cantidad de personas susceptibles”.

Pero no sabemos la cantidad de enfermos totales. Lo que sí sabemos son los casos que requieren hospitalización. ¡Se tienen los registros! La observación fundamental del grupo de matemáticos que asesora al sector salud es que los casos que necesitan hospitalización siguen la misma tendencia que la epidemia completa.

En efecto, es natural suponer que la proporción de las personas que necesitan hospitalizarse es la misma a lo largo de la epidemia. Por lo tanto, la curva epidémica de las personas que necesitan de un hospital es un reflejo, a escala, de la curva epidémica completa. En otras palabras, las dos curvas siguen la misma tendencia. Si la epidemia sube los casos que necesitan hospitalización también suben. Igualmente, si baja la epidemia, baja el número de personas que necesitan ser hospitalizados.

Así, aun no sabiendo cual es el factor de la epidemia completa sabemos la tendencia de la necesidad hospitalaria y conocemos el número de pacientes que necesitan ahora el hospital. Esto permite estimar las necesidades futuras.

Las estimaciones no han sido rebasadas y eso es un gran éxito. Las pruebas pueden ser muy útiles en una estrategia de trazabilidad y seguimiento cuando el número de casos lo haga posible. Preocuparse por las pruebas, ahora, es como si en medio de un incendio en una ciudad, causada por una tormenta eléctrica preguntar cuántas casas no tienen luz.

Los hospitales no han sido rebasados pero desafortunadamente la mortalidad es muy alta. Alrededor del 40% ver Y ¿cómo vamos a salir del hospital?  Para que no sean rebasadas necesitamos todos quedarnos en casa, pero si estas enfermo, atiéndete rápido.

 

Investigador Cimat

Presidente de la Sociedad Matemática Mexicana

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