En 2018 nació mi hija. Al no tener un círculo con quien compartir en una ciudad a cinco horas de donde había vivido toda mi vida y con mi pareja trabajando prácticamente todo el día, comencé a buscar en Instagram páginas con temática de maternidad para aprender lo máximo posible antes de su llegada. Así fue como me encontré con miles de perfiles de familias que compartían su día a día, su vida en familia y las preocupaciones y aprendizajes relacionados con la maternidad. De allí tomaba tips, seguía a algunos psicólogos expertos en crianza respetuosa, pediatras, especialistas del sueño y todo eso que los influencers promocionan día a día.
Hasta ahí, todo suena muy lindo, ¿cierto? A mí me atraía la idea de hacer lo mismo con mi hija; pensaba: “No tengo trabajo, a ellos les mandan regalos, empiezan a ganar dinero y comparto lo que hago”. También me encontré con perfiles EXCLUSIVOS de niños, es decir, cuentas que subían fotos y videos únicamente de un niño o niña, como si narraran lo que vivían en su día a día. Veía que tenían miles de seguidores, pero esa parte me sonó mal desde el principio. Pensar que miles de desconocidos se enfocaran exclusivamente en mi hija era inquietante.
Con el tiempo, me identifiqué especialmente con una mujer española que, al igual que yo, era una mamá muy joven (yo fui mamá a los 22 años recién cumplidos). Un día, vi en YouTube un video de una pareja criticando a las familias a las que seguía, para esas familias, esta pareja eran solo haters y acosadores. Al verlo, descubrí a Medianoche (Natalia Díaz) y su esposo Enrique. Todo lo que decían me hacía clic, palabra tras palabra, y así comencé a ver cada uno de sus videos.
Ahora tengo el honor de considerar a Natalia mi amiga y compañera en la lucha por la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes. De ella aprendí todo lo que ahora compartiré sobre el sharenting.
En la era digital, el fenómeno del “sharenting” ha cobrado fuerza entre los padres que comparten fotos y momentos de sus hijos en redes sociales. El término, que combina “share” (compartir) y “parenting” (crianza), se refiere a la práctica de publicar contenido relacionado con menores de edad, abarcando cada aspecto de su día a día y de su entorno. Es como si le entregaras a un desconocido en la calle un álbum con todas las fotos de tus hijos.
Si bien compartir estas experiencias puede parecer una forma inofensiva de celebrar la vida familiar y mantener conectados a amigos y familiares, el sharenting también plantea importantes preocupaciones. La privacidad de los niños es un derecho vulnerado minuto a minuto, ya que las imágenes y detalles compartidos en línea pueden ser accesibles para un público mucho más amplio de lo que los padres imaginan. No debemos olvidar los riesgos a los que exponemos a nuestros hijos al hacerlo, como el hecho de que sean fácilmente identificables, que aparezcan en sitios de contenido para adultos, el robo de identidad y, algo sumamente importante: la salud mental y emocional de estos niños.
¿Te imaginas vivir con una cámara encima de ti? ¿Te imaginas crecer y darte cuenta de que tus padres expusieron todo acerca de tu vida sin tu consentimiento?
Los expertos advierten que la exposición constante a las redes puede tener implicaciones en la identidad y la autoestima de los niños en el futuro. Al no tener control sobre su representación en línea, pueden enfrentar riesgos de ciberacoso o la creación de una imagen pública que no refleje quiénes son realmente.
Por otro lado, hay quienes defienden el sharenting como una forma de crear comunidad y apoyo entre padres. Compartir experiencias puede ayudar a otros en su camino de crianza y fomentar conexiones valiosas; sí, pero entre adultos, sin necesidad de compartir todo sobre la vida de los hijos. Yo llevo seis años compartiendo mi experiencia en la maternidad sin dar detalles sobre mi hija y tengo la suerte de haber conectado con miles de mujeres increíbles, muchas de las cuales ahora son mis amigas.
Todos tenemos la responsabilidad de proteger a la infancia. Así como no debemos exponer a nuestros hijos a los riesgos digitales, tampoco debemos consumir contenido de quienes sobreexponen a sus hijos en redes sociales.
Natalia Díaz publicó recientemente su libro: “Protege a tus hijos de la sobreexposición en la red”. Allí encontrarás toda la información que necesitas para entender lo grande y peligroso de este fenómeno.