- Publicidad -
jueves, marzo 20, 2025

Mi primera marcha 8M

Mi primera marcha 8M, ha generado un movimiento interesante en mí y a mi alrededor. Lo primero que quiero es describir la energía y los cuadros que pude ver. Tuve el honor de caminar al lado de la “Red de Madres Feministas”, un contingente de mujeres que marchan con sus infancias. De las primeras cosas que vi, fueron mujeres con sus niños en fulares, mochilas ergonómicas o carriolas, pequeñas niñas con sus carteles o sus alas moradas. También pude ver jóvenes acompañadas de sus madres y abuelas. Mujeres amamantando en público sin miradas lascivas o de reproche. Había mujeres de todas las edades apoyando y caminando juntas… juntas que es como hemos llegado tan lejos.

Pude reconocer entre la multitud de mujeres que trabajan todos los días por nuestros derechos, que se dedican a dar a las mujeres las herramientas para que puedan ser libres, vivir más seguras, mujeres comprometidas todos los días con esta lucha.

Quiero decir que al interior del contingente siempre me sentí segura y acompañada, en un ambiente de respeto y solidaridad. En todo momento estuvimos atentas a las niñas y los niños que marcharon a nuestro lado, atentas al bienestar de todas.

Momentos impactantes fueron cuanto se levanta la mano y se dice un código y todas guardamos silencio, cesan los tambores, cesan las consigas y solo hay silencio, un silencio respetuoso para que una compañera reciba ayuda, para localizar a un niño; no somos una turba furiosa, somos mujeres demandando nuestro derecho a ser escuchadas, a ser miradas con respeto, atendidas, cuidadas, a ser tratadas con justicia.

Leer los carteles fue impactante, qué mujeres tan valientes y admirables, paradas allí visibilizando lo que viven, lo que callan, lo que les duele y lo que nos duele, pues esas agresiones nos afectan a todas, frases como: “Yo sí te creo”, “Que amamantar no nos excluya”, “Merezco vivir sin miedo”, “Que mis alumnas puedan hacer historia”, “Mi cuerpo no necesita tu opinión”, “Hoy marcho por lo que aún no he podido contar”, “Que el privilegio no te nuble la empatía” y tantas otras consignas, que no fueron señaladas, censuradas o criticadas. Esta valentía contagia y compromete, si hay un espacio como este es por miles de mujeres en el mundo que decidieron ir más lejos.

A nuestro lado marchaban hombres y jóvenes solidarios, pero también vimos a personas indiferentes o molestas con la marcha, que prefieren las protestas silenciosas, que no interfieran con los demás, que no causen incomodidades alrededor. Pero ese tiempo ya pasó, sí, es real que hay muchas mujeres que aún no pueden hablar, que seguimos viviendo violencias, pero también hay muchos más espacios de denuncia y de expresión… de libertad.

Quiero volver a marchar, quiero invitar a más mujeres a hacerlo y hablar de ello, pero sobre todo quiero seguir aprendiendo y trabajando por la lucha feminista cada día, desde cada espacio en el que me encuentro, desde mi casa, desde mi trabajo, desde mi familia. Con alegría y valor, sabiendo que no estoy sola en esta lucha y que lo que yo hago resuena con lo que hacen miles de mujeres valientes, para que nosotras y nuestras hijas e hijos vivan en un mundo más libre y justo, donde hay espacio para todas las voces, para todas las miradas.

Rosy Castillo
Rosy Castillo
Nutrióloga, doctora en Ciencias Médicas y lactivista. Tiene 20 años en la docencia, la investigación y la consulta privada.

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO