En el marco del Día de la Eliminación de la discriminación y la violencia contra la Mujer, se llevó a cabo el 1er Encuentro de Lectoras del Bajío “Resistencias Lectoras”, convocado y organizado por varias colectivas de mujeres como: Qué Vulvaridad, Tribu Literaria, Clandestinas, Entelequia, Tablero de Ajedrez, Lectura del finde, Julia Cuéllar y Cultivando Vida en Movimiento.
A través de varios talleres, se invitó a las participantes a hacer la reflexión sobre sus propias historias y linaje femenino. Se trabajó también con las infancias haciendo separadores de libros. Por la tarde, se realizaron paneles de Lectoras a Lectoras y de Escritoras a Lectoras, con la presencia de mujeres que dedican parte de su vida a la promoción de la lectura o a escribir.
Yo participé en el panel de Lectoras a Lectoras representando precisamente a Nuestra Mirada, compartiendo mesa con Karla Trejo y Julia Cuéllar. Fue una delicia de conversación donde entre otras cuestiones se nos preguntó: ¿Somos lo que leemos?
Esta pregunta resonó muchísimo en mí … Mi vida ha sido acompañada por los libros de manera constante, pensar la respuesta me llevó a un viaje por mi infancia, por mi adolescencia, mi juventud, como estudiante, mi maternidad, las convalecencias de enfermedades, mis duelos, mi presente. Me di cuenta de que si bien no ha habido una discriminación intencional en el género de los y las autoras que he leído, claramente tengo una predilección por leer obras escritas por mujeres.
Desde Louis M. Alcott y sus Mujercitas, Sor Juana Inés de la Cruz y sus poemas, Laura Esquivel y su Como Agua para Chocolate, Marcela Serrano, Rosa Montero, Elena Poniatowska, Jean M. Auel, Lydia Cacho, Ayn Rand, Laura Gutman, J.K. Rowling, Elisabeth Kübler-Ross, Ángeles Mastreta, Lise Bourbeau, Taylor Jenkins Reid, Esther Perel, Han Kang, Margarite Duras, Julia Navarro, Suzanne Collins, Glennon Doyle, Sofía Segovia, Elena Garro – por mencionar a algunas – y siempre, desde mi adolescencia hasta mi adultez las letras de Isabel Allende.
Todas ellas tanto en el ensayo como en la ficción, llenando mi mente de historias, argumentos, reflexiones y personajes femeninos fuertes, determinadas, levantándose ante la adversidad, generando cambios sociales, abrazando la vida con pasión, ingenio y compasión.
Sin importar las características físicas, edad, religión o creencias, nacionalidad, educación, habilidades, época o distopía, etnia o expresión de género, rango o profesión de dichos personajes, todas ellas sembrando en mí la comprensión de un mundo donde las mujeres tienen voces y presencias transformadoras.
Y eso es lo que pude percibir en Resistencias Lectoras. Un “cóctel de mujeres” variado, refrescante, inspirador y conmovedor. Mujeres escuchándonos y co-creando espacios intergeneracionales seguros para la inclusión, el diálogo y la transformación individual y colectiva.
Mujeres comprendiendo que “el enemigo” es el patriarcado, ese que lastima a hombres y mujeres, solo que a las mujeres además nos ha querido separar, robar la voz, nos lesiona y hasta nos arranca la vida.
Algo a destacar es que las mujeres hemos encontrado en los clubs de lectoras y en la lectura de autoras redes de apoyo y tribu. Se han convertido en espacios no sólo de intercambio de ideas, sino también de contención y espejo, de ahí lo atinado del nombre: Resistencias Lectoras.
Aún nos queda el reto de que estos esfuerzos lleguen a todas las mujeres sin importar su condición económica o escolaridad, si se te ocurre cómo, háznoslo saber.
Si deseas unirte a alguna de las colectivas, búscalas en sus redes sociales, sin duda es una experiencia edificante.
Si te parece que esta información puede ser valiosa para alguien, compártela. Gracias.
