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viernes, abril 26, 2024

Nuevo etiquetado nutrimental es Ley. ¿Qué sigue ahora?

Por: Evelia Apolinar Jiménez.

 

En días pasados el Poder Legislativo de México, primero en la Cámara de Diputados, después el Senado de la República, aprobó un cambio a la Ley General de Salud, con lo que tendremos un nuevo etiquetado nutrimental en los alimentos y bebidas no alcohólicas. Con esta propuesta de #EtiquetadoClaroYa, los consumidores podremos saber si un producto tiene exceso de algunos ingredientes que pueden dañar la salud con sólo mirar su empaque.

Esto significa que, una vez que el cambio a la Ley sea publicado en el Diario Oficial de la Federación, los fabricantes de alimentos y bebidas industrializados tendrán un plazo de seis meses para que, en caso de exceder la cantidad considerada como inocua, lleven los sellos de advertencia en la parte frontal de sus envases y empaques. Lo que los industriales tendrán que señalar son las cantidades excesivas de calorías, azúcares añadidos, grasas saturadas, grasas trans y sodio. Todos éstos, cuando son consumidos en exceso, se asocian con más riesgo de enfermedades como: #obesidad, #diabetes, algunos tipos de #cáncer, enfermedades del corazón o de los riñones, caries, presión alta o hígado graso, conocidas todas ellas en el ámbito de la salud y la enfermedad como enfermedades crónicas no transmisibles (#ECNT). Además de señalar el contenido excesivo de estos nutrimentos críticos, se propone agregar un par de leyendas más cuando los alimentos y/o bebidas preenvasados contengan edulcorantes o cafeína, y en estos dos casos se deberá señalar que su consumo no se recomienda en niños.

A diferencia del actual etiquetado -diseñado por la propia industria de alimentos y bebidas-, los sellos de advertencia que se plantean en la modificación a la Norma Oficial Mexicana NOM-051, estarán basados en límites de consumo que recomiendan organismos internacionales y nacionales, como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, y la Academia Nacional de Medicina.

Esta propuesta, que supone un cambio en la Ley y en la Norma Oficial Mexicana NOM-051, es un parteaguas en la salud pública de nuestro país. Muchas veces en este medio no pocos  nutriólogos hemos señalado que: desde hace 3 años la Secretaría de Salud emitió una alerta epidemiológica por obesidad y diabetes, que estos problemas de salud en los adultos son causa de grandes pérdidas económicas -por los gastos en los servicios de atención a la salud, por las pérdidas en la productividad-, que son responsables de muertes prematuras; también que la obesidad en niños, niñas y adolescentes causará estragos tales, que muchos de ellos llegarán a la edad adulta ya con afecciones en su salud que les impedirán tener una vida plena. Por primera vez en mucho tiempo, tenemos una ley que antepone la salud pública a los intereses económicos de los grandes corporativos de la industria de alimentos y bebidas #ultraprocesados, un interés por la salud pública especialmente para con los grupos más vulnerables, como: niños y niñas, los más pobres, o las personas que no saben leer o tienen poca destreza para hacer cálculos matemáticos.

Hasta aquí todo parece fantástico: se aprobó una política pública que, en pocas palabras, pretende que estemos claramente informados cuándo un alimento o bebida es chatarra y, así decidamos si queremos comprarlo y comerlo o, más importante aún, que nuestros niños los consuman. Sin embargo, no todo es tan sencillo. 

En las últimas semanas, mientras se desarrollaba esta discusión en las dos Cámaras Legislativas, y ahora ya aprobado el cambio en la Ley General de Salud, los representantes de la industria de alimentos y bebidas ultraporcesados en nuestro país, se han dado a la tarea de señalar en múltiples medios de comunicación, acerca de los “riesgos” para la economía nacional que supondría contar con un #EtiquetadoDeAdvertencia, advierten con una preocupación exquisita que habrá serios problemas de inversión, que los productores de alimentos industrializados no querrán cambiar sus formulaciones para que sus productos sean saludables (o tan siquiera menos dañinos, pues). Inclusive mencionan que los sellos de advertencia propuestos en la nueva Ley son confusos y que es más fácil interpretar el actual etiquetado #GDA -para el que es indispensable contar con habilidades matemáticas y conocimientos bastante avanzados de nutrición en el ciclo de la vida, en la salud y la enfermedad-. Señalan también que la obesidad y sus complicaciones son una responsabilidad individual, no estructural, y que debe combatirse simplemente con educación y actividad física. No conformes con todo esto, también están patrocinando eventos académicos con profesionales de la salud y la nutrición en los que repiten todas estas mismas premisas. Por supuesto que trabajar para una compañía y que te remuneren por ello es absolutamente legítimo, pero no a costa de mal informar a la población o a otros profesionales en formación o actualización, a fin de respaldar intereses económicos y comerciales. Eso es falta de ética, punto.

Está claro que una sola política, como la del etiquetado frontal es insuficiente para atender la #ObesidadSeriamente, que nos faltan muchas otras: regular la publicidad, especialmente la dirigida a menores, amén de más y mejor educación y alfabetización alimentaria, mejorar los sistemas de producción y distribución de alimentos, elegir consumir alimentos frescos, locales y mínimamente procesados, tener espacios seguros para practicar actividad física y disminuir los ambientes obesogénicos, entre muchos otras cosas necesarias.

Por lo pronto, esperemos que el nuevo etiquetado para alimentos y bebidas industrializados de México, que por cierto ya es referente internacional, termine de consolidarse. No sé qué opine usted, pero a mí no me gustaría que, por ejemplo, las políticas para curar o prevenir el cáncer de pulmón estuvieran dictadas por los gerentes comerciales de las compañías tabacaleras o por profesionales que son contratados y pagados por estas industrias. Las políticas públicas que buscan atender problemas de salud deben estar respaldadas por profesionales expertos en la materia, libres de #ConflictosDeInterés.

Nota. Además de los #Hashtags señalados en el texto, pueden seguir en Twitter a: @SBarquera, @operichart, @Nutrir_Mexico, @SophMtzVqz, @anna_larr, @msp_munguia, @ALMPEG, @MdzaKenny, @1CINyS, @Ferrnanda, @clau_nietorozco. Son científicos, divulgadores, académicos y/o activistas; a todos agradezco y reconozco las ideas que de ellos y ellas aquí he retomado.

*Evelia Apolinar Jiménez es Miembro del Colegio de Nutriólogos de León A.C. Es investigadora en Ciencias Médicas en el Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío. También es docente y consultora privada. Estudió Nutrición en la UIA León, es especialista en Nutrición Clínica Pediátrica por el Hospital Infantil de México, terminó la Maestría en Investigación Clínica en la Universidad de Guanajuato. 

Twitter: @EveApolinar

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