Junio es un mes conmemorativo para la población LGBTIQ, pues enmarca una serie de actividades con el talante de distinciones, reconocimiento y visibilidad de la disidencia sexual.
Alrededor del mundo, durante este mes diversos países, empresas, instituciones, personalidades, se visten de arcoíris para conmemorar las luchas de la población LGBTIQ y unir sus voces para la petición de un mundo tolerante, amable, y habitable para todas las personas.
Sin embargo, la lucha se ha mercantilizado en diversos sectores y otros tantos han revertido la conmemoración para convertirla únicamente en fiesta, lo cual no está mal.
Pues también hay muchísimas razones para celebrar no ser heterosexual, para sentirse orgullos@s de ser quienes somos y gritarlo al mundo, bastante trabajo nos ha costado, bastantes vidas también.
Pero, no debemos perder de vista que esta mercantilización y por supuesto apropiación capitalista del llamado mes del orgullo, puede disipar las focalizaciones sobre las violencias y discriminaciones que las mujeres de la disidencia sexual seguimos viviendo, particularmente incardinadas en las mujeres lesbianas.
El capitalismo puede volverse muy incluyente, cuando lo que quiere lograr es reafirmar un patriarcado que por definición pretende desaparecer a las mujeres.
Aunado a la realidad pandémica que vivimos, este año el mes del orgullo y todas sus actividades tendrán que trasladarse al espacio digital, lo que quizá pueda ser una buena apuesta para lograr una ‘viralización del orgullo’, hacer un orgullo global a través de las redes y expandir los temas por el orbe para posicionar la visibilidad de todas las personas con todos sus derechos humanos.
Es también una buena oportunidad para sobre ocupar el espacio digital y aprovechar lo macro, la velocidad de internet para posicionar un discurso sobre no discriminación y vida libre de violencia para todas las personas pertenecientes a la disidencia sexual.
No lo desaprovechemos y seamos cada vez más críticas con el capitalismo que quiere fagocitarnos para privilegiar únicamente el discurso patriarcal que se está pretendiendo afirmar con toques de inclusión, y sobre todo, mostremos siempre nuestro derecho a amar, pues como dice una grandísima escritora a través de uno de sus personajes más famosos:
“No te den lástima los muertos, sino más bien los vivos, y sobre todo los que viven sin amor”.
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