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viernes, abril 26, 2024

Otra vez la burra barbarie al trigo

Por: Victor Hugo Mondelo Sanchez

El fanatismo ha sido un signo que siempre ha acompañado y estancado la evolución y progreso de la humanidad. Algunos entes de adoración, ya sea imagen, mito, creencia o una leyenda se pueden convertir en algo que la gente sobrevalore sin uso de la razón, como pasa en todas las religiones; y por desgracia en el deporte, principalmente en el futbol.

A partir de movimiento punk en Inglaterra surgieron en los estrafalarios amantes a esta música, hordas de rebeldes que apoyando a sus equipos de futbol hicieron grupos violentos con tintes racistas, así empezaron a atacar a aficiones de equipos adversarios, los llamados “Hooligans” quienes se caracterizan por emborracharse y drogarse antes de los partidos y participar en batallas campales en los estadios y fuera de los mismos como una insana diversión. Algo que comenzó como un juego violento se convirtió en una ideología que empezó a invadir a las barras bravas de los equipo de futbol sudamericano en los años ochenta y ver a sus clubes futboleros como signos de adoración fanática entre cánticos de guerra, si en Europa se han registrado muertes y hechos desagradables que siempre alertan a la población, en Sudamérica simplemente es el principal problema de inseguridad y violencia que ha alcanzado niveles incontrolables.

En México, hace pocos años aun era seguro ir con la familia entera al estadio, pero a partir de los noventa, el espíritu malinchista al mal copiar a las hinchadas argentinas fue creando grupos radicales en las otrora, porras matraqueras de los equipos de la nación. Con la afición del León pasa algo especial, se le reconoce por una gran fidelidad, entrega constante y sobresaliente a su equipo. Hemos sido testigos de broncas y hechos desagradables desde la fundación del equipo esmeralda en la década de los cuarenta, que no rebasaba el anecdotario. Pero su longeva historia llena de glorias y desgracias no justifica la barbarie con la que actúan los “ultra” aficionados al León, un equipo que levanta las altas pasiones y dan por desgracia resultado en hechos de una violencia que crece al igual que en otras plazas. Estamos a un paso de empezar a contar muertos en los cotejos de la Fiera como ya se ha presentado, por desgracia, en otros estadios del país.

El duelo contra las chivas el pasado viernes por la noche, demostrando una muy antigua rivalidad, pues antes del clásico nacional entre el rebaño y los cremas del América, el juego más importante para ver durante la temporada era el León Chivas. El rebaño sagrado, por el principio de solo usar mexicanos en su escuadra, ha ganado una de las aficiones más grandes de México. Ayer el León sufrió una nueva y dolorosa derrota en todos los sentidos. Con la oportunidad de mostrar a la nación y al mundo la grandeza de nuestra afición, aparte del hecho de la inversión de Carlos Slim para romper el duopolio televisivo con el León, quedó una imagen aberrante del aficionado panzaverde. Antes del partido, aunque inflado por varios medios amarillistas, resultado de una estupidez del conductor de las porras del Guadalajara de bajar a los aficionados en un barrio bravo como San Miguel y una riña de pandillas que cobardemente terminó con un herido de bala que portaba la playera de las chivas. Aparte de enfrentamientos campales alrededor del estadio entre los aficionados de ambas escuadras, donde fui testigo, también los aficionados al equipo tapatío provocaban muchas broncas, sin pensar en la reacción montonera de muchas bestias verdes con machetes, piedras y hasta extinguidores. Los operativos policiales funcionaron en el estadio, pero en las afueras los elementos simplemente eran insuficientes y no se notaba una coordinación adecuada de los cuerpos de seguridad.

Que sirva como una fuerte lección a las autoridades para que se tomen medidas drásticas en contra de los rijosos. A la afición del León para que frenen su mal enfocada pasión, mostremos civilidad y respeto, es bueno ir a mentar madres, gritar y apoyar pero no mostrar arranques de mandril enjaulado, hay que saber perder y reconocer que al predecible técnico uruguayo, Matosas, ya lo empiezan a leer por su falta de alternativas en el campo. A las porras y barras de equipos visitantes para que se prevengan si vienen a ver a sus equipos al Nou Camp y no se pasen de valientes y “sácale punta” pues llevan todas las de perder; tomó el rosario con los dientes pues en quince días viene la rebel de los pumas de la UNAM. Sobretodo es una lección a la directiva del León que tampoco abuse con sus precios exorbitantes y ese mafioso cobijo a la reventa, algo esta claro, una ampliación al estadio es urgente cómo a la chata delantera esmeralda.

Twitter: @vhmondelo

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