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viernes, abril 26, 2024

Basura X 3

Suele decirse que la tercera es la vencida; según mis cuentas esta es la tercera vez en el año que toco el tema de la basura de Guanajuato Capital en esta columna, pero dudo que sea la última (o la vencida), por lo visto el tema da para una amplia discusión y lo que creo percibir es que más gente está tomando conciencia del problema de fondo; según los medios este grupo incluye a funcionarios del gobierno municipal y algunas integrantes del cabildo.  Esperemos que no sea solo una especie de espejismo.

Hay mucho por aclarar y precisar en torno al tema de la basura, quizás lo más importante es que el problema no es, de ninguna forma y bajo ninguna interpretación, un problema “de Guanajuato”.  Es un problema mundial, planetario, reducirlo al entorno de nuestro municipio es de una miopía inconcebible en nuestra época.  Esto lleva prácticamente de la mano a la conclusión de que ocuparse del problema de la basura no es para mejorar la “imagen” o atraer a los turistas, es, ante todo, una estrategia defensiva, ecológica, para no seguir literalmente ahogando al planeta.  El efecto sobre los turistas es una ventaja colateral, si acaso, y sin poder aportar pruebas me atrevería a afirmar que conseguir un Guanajuato Ecológico en este sentido atraería más turismo (suponiendo que ese fuera nuestro objetivo) que uno “limpio”, en el erróneo sentido que esto se maneja.

Pero vayamos por partes.  Creo que la premisa número uno en el tema de la basura es que es necesario reducir su producción.  En esto, como en casi todo lo que sigue, el ciudadano tiene un rol importante, pero el del municipio no es pequeño, al contrario, es central y lo es en dos sentidos: primero, creo que le corresponde asumir su papel proponiendo soluciones factibles y educar o capacitar para conseguir su implementación y segundo, y muy importante, puede actuar, en tanto que autoridad para limitar la producción prohibiendo el uso de ciertos productos como bolsas de plástico; platos, vasos y cubiertos desechables; agua embotellada en envases de PET, etc. Suena difícil, pero como acabo de leer en una cita atribuida a Sartre “antes de realizarse todas las ideas son utópicas” y todo lo que aquí propongo se está llevando a cabo en otras latitudes ¿por qué no empezar nosotros en Guanajuato?

Aquella basura que no se pueda evitar producir, como la orgánica, puede ser reciclada o reutilizada de alguna manera.  En el caso de la basura orgánica puede ser convertida en composta que puede ser de gran utilidad en parques, jardines y hasta los prados y bosques circundantes, pero una vez más el ciudadano medio no está en posición de hacerlo solo, muchas veces porque ni siquiera sabe que eso es posible o como se hace.  El ayuntamiento puede, otra vez, jugar un papel esencial en esto: puede capacitar a los demás en su manejo y su creación, sugerir el tipo de contenedores, proveer las lombrices, si ese es el mecanismo, y por supuesto organizar campañas de promoción en el tema.  De hecho, si hay grupos de ciudadanos que trabajan en esto, podría el Municipio reconocerlos y apoyarse en ellos.

Eventualmente habrá basura que no se pueda reciclar ni reutilizar y que requerirá un lugar de depósito final conveniente (lo que por lo visto no se está considerando, dicho sea de paso), separada quizás por tipo de basura.  El ciudadano puede hacer la separación siguiendo directivas del gobierno municipal, pero todo lo demás, otra vez, es cuestión del ayuntamiento, tanto el manejo del sitio como los criterios de separación, su difusión y su promoción entre la ciudadanía.  Y ya entrados en gastos se puede buscar que ese nuevo sitio de disposición final sirva para producir energía alternativa como ya se hace en otros municipios del estado y en otros estados.

Todo lo anterior, considerando que mucho tiene que ver con campañas y definición de políticas adecuadas, y exceptuando el caso del nuevo sitio de disposición final que de todas maneras es necesario, no requiere de un presupuesto exorbitante, al contrario, si logramos reducir y reciclar una buena parte de basura los requerimientos para recogerla y procesarla tenderían a disminuir, generando a la larga un ahorro y no se diga si esto se acompaña de la composta o la energía alternativa.

La idea de concesionar la recolección y el manejo de la basura es contra intuitiva a la de reducirla porque se le da un valor, un precio a la producción de basura. Tal vez esta idea quede más clara con el siguiente ejemplo:

Nuestro vecino, los Estados Unidos de Norteamérica, tienen el triste récord de tener la mayor población de prisioneros del mundo en porcentaje, en ningún lugar del mundo hay tantos ciudadanos presos como ahí.  Esto correlaciona con el dato de que una buena parte de las prisiones en USA son privadas, es decir que el gobierno le paga a alguien por mantener a un ciudadano convicto o sospechoso en prisión. La conclusión es evidente: a lo largo de los años y con la estrategia de usar “lobbies” que tanto gusta a nuestros vecinos se ha logrado aumentar las razones y los tiempos por los que alguien debe permanecer en prisión en ese país.  Producir culpables y encerrarlos se vuelve un negocio.  Tal vez se piense que la analogía no es automática, y en efecto no lo es, pero si alguien se va a hacer rico recogiendo nuestra basura hará lo que esté en sus manos (y sabemos por experiencia que esto a veces bordea los límites de la legalidad) para que la cantidad de basura no decrezca, que no se retiren los plásticos, que siga vendiéndose el agua en envases de PET, que no haya impuestos o multas por producir cierto tipo de basura y un largo etc. Aunque solo fuera por eso, y asumiendo que todo el proceso fuera limpio y sin asomo de la corrupción que algunos temen, ya sería una razón más que suficiente para dejar el problema en nuestras manos, es decir en las del gobierno que supuestamente nos representa y no en unas rentadas.

Debo cerrar diciendo que las ideas, según he visto por ejemplo en declaraciones del director de Servicios Públicos Municipales, no faltan y parecen alineadas con las estrategias que esbozo arriba (detalles más, detalles menos), falta pues la voluntad política de resolver el problema de forma adecuada. Si un gobierno municipal no muestra la capacidad de liderazgo, la imaginación y la decisión de atacar un problema de esta magnitud en beneficio de sus representados y de los demás habitantes del planeta creo pierde en muy buena medida su razón de ser.

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