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viernes, marzo 29, 2024

Una mala idea

Sin ánimos de criticar, tras seis meses del gobierno municipal en Guanajuato capital parece más o menos evidente que una de sus características es el gusto por las sorpresas. Eso en sí mismo no es malo, aunque debo decir como ciudadano de la capital que estas me dejan con frecuencia… pues, sorprendido.  Entre algunas de las que hemos vivido podría citar la restricción de estacionamiento en la calle subterránea, con la amenaza de que vienen los parquímetros, o la reaparición de mesas y sillas en la calle que en teoría serían solo por las vacaciones de Semana Santa y Pascua, pero que a la fecha siguen de manera intermitente. La penúltima de estas sorpresas sí lo fue en grado extremo: la resurrección, ni más ni menos, de una plaza de toros declarada muerta en repetidas ocasiones y desde hace tiempo.

Entiendo que desde un punto de vista técnico hay varias formas de resucitar una plaza pronunciada inservible: la más segura sería demolerla completamente y volverla a hacer,  probablemente la solución más cara.  Cualquier cosa que fuera cirugía menor: rehacer unas partes o cambiar otras, tendría que tener como condición previa explicar cómo es que después de varios estudios, según creo el más reciente no tiene ni dos años, de repente resulta que siempre sí es viable.  También entiendo que es propiedad privada y lo que el dueño le quiera invertir es su problema, pero tras la larga historia de fragilidad del edificio, el municipio tendrá que ser muy cuidadoso en otorgar permisos que comprometan la seguridad de la gente.

Y ya que hablamos de dinero, y en el supuesto de que efectivamente se quiera usar para una corrida de toros, me metí a tratar de investigar cuanto cuesta organizar una. No encontré datos muy confiables, pero tengo un amigo aficionado a la tauromaquia que en cierto sentido zanjó la cuestión con el comentario de que lo que posiblemente acabe con la fiesta brava, más que las protestas de los anti-taurinos, sea el costo.  Parece que lo que cuesta un toro de buena ganadería y lo que cobra un torero que esté a la altura de dicho toro es bastante como para recuperarlo con una plaza de 5 a 7 mil lugares.  Por llevar mi argumento al absurdo: si alguien quiere traer al Barcelona F.C. a dar un partido de exhibición en el Nieto Piña tendría que vender los lugares a precio de oro, dado que no cabe mucha gente.

Suponiendo que todo lo anterior quedara salvado, la corrida sería durante el Festival Internacional Cervantino. Me parece que no se ha considerado el hecho de que no todo el mundo disfruta los toros y muchos de hecho estamos en contra. Debo confesar que esa es una de las pocas aficiones de mi padre con las que nunca me identifiqué.  Pero no quiero entrar en las razones de uno y otro bando, esas se han expuesto ampliamente en otros lados, solo haga la reflexión de que siendo un Festival Internacional no es aventurado suponer que en particular a los extranjeros no les llame demasiado la atención, sobre todo si sus países apoyaron el rechazo de la ONU a la fiesta brava, o si ellos están por la protección de los animales.  Por otro lado, para los opositores sería una situación inmejorable para atraer la atención internacional a sus posiciones gracias a la presencia de los medios en el FIC, por lo que se podría esperar que durante la corrida hubiera protestas con resonancia mundial.

Se dice también que una vez arreglada la plaza podría servir para otros espectáculos. No lo dudo, pero a escasos 500 metros de la plaza está el Auditorio del Estado, con todas las facilidades para hacer muchos tipos de espectáculos; no obstante, el hecho es que fuera del Cervantino se usa bastante poco, al menos para espectáculos públicos.  Es cierto que ocasionalmente la Orquesta Sinfónica de la UG da algún concierto ahí o llegan a organizarse conciertos de beneficencia, pero no es muy común.  Lo mismo podríamos decir de otras sedes, como el Teatro Cervantes en la Plaza Allende o el Principal, donde fuera de los conciertos usuales de la OSUG yo veo poco movimiento.  Mi impresión es que no faltan espacios sino espectáculos y en los que sí se dan, como los que organizan el Museo Gene Byron o el Iconográfico del Quijote, a veces falta público.  No me parece una razón muy convincente reconstruir la plaza de toros para tener otro escenario subutilizado.

¿Qué hacer entonces con la plaza?  Uno de los peores problemas de Guanajuato es la movilidad.  Hay la intención y el compromiso del estado de continuar el entronque a la autopista Silao – Guanajuato que viene de Cervera y llevarlo hacia la carretera libre de Silao, más o menos por Las Teresas.  Si la caseta se recorre unos kilómetros esa vialidad se convierte en una especie de cinturón que une toda esa zona.  La gente que tome esa vialidad más la que venga de Silao por la libre puede llegar adonde ahora es la plaza de toros.  Un estacionamiento ahí con las terminales de transferencia de autobuses necesarias podría reducir mucho la presión vial sobre el centro de la ciudad, mucho más que el estacionamiento proyectado (mal proyectado en mi opinión ) en la ex-estación de ferrocarril.

Aprovechando que Guanajuato finalmente tiene un Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) operante habría que dejarlo trabajar.  La idea anterior, bien estudiada, podría formar parte de una solución a mediano plazo para muchos de los problemas urbanísticos y sobre todo de movilidad que nos aquejan, junto con otras que se han analizado por años.  Se supone que el segundo semestre tendremos un plan de ordenamiento, se supone también que tiene que ser sometido a la ciudadanía ¿para qué precipitar decisiones que a la larga estorban las verdaderas soluciones?

A pesar de mi desagrado confeso por la tauromaquia, no puedo negar que hay un aspecto que sí he disfrutado de ella y son las anécdotas que muestran el colorido y el folklore de sus personajes… especialmente cuando no están toreando. En ese sentido, las tormentas que se levantan con el manejo mediático de estos temas necesariamente me recordaron a otro personaje que también solía armar un buen alboroto de vez en cuando: me refiero por supuesto a Lorenzo Garza “El Ave de las Tempestades”.

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