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viernes, abril 26, 2024

2016: el año en que seguimos en peligro

“A propósito de la utopía, Marcos refiere una enseñanza del Viejo Antonio: Una estrella mide lo que está lejos; una mano —forma humana de la estrella— mide lo que está cerca para llegar lejos.

Paradoja zapatista: la meta inalcanzable está a la mano”.

Juan Villoro es escritor.

 

Buscar en estas fechas de fin e inicio de año en la realidad hilitos de esperanza pareciera un poco ocioso. Más, si vemos que la realidad se encarga de ponernos en nuestro sitio cada vez que se desata la imaginación, esa que nos lleva a idealizar, a soñar en que todo será mejor cada año que viene.

Nos damos saludos y abrazos de cariño y aliento deseando lo mejor para cada persona, para cada familia, para cada amigo o amiga que entrañablemente queremos en la cercanía y en la distancia, en la ausencia y en presencia de quienes están ahora cerca y de quienes han compartido parte de la historia de vida de cada uno. Pero la esperanza se desea, la esperanza se crea, la esperanza se comparte, y aunque nos juegue bromas como el que se esconda, se haga invisible, se diluya o se esfume entre las manos, está presente como parte del deseo de que las cosas mejoren, como parte la utopía, esa que mueve voluntades y que de vez en vez cambia gobiernos.

Las crisis económicas recurrentes que han afectado a la economía han sumergido a millones de mexicanos y mexicanas en la desesperanza, a otros muy pocos los ha colocado en la opulencia. El informe de Oxfam sobre la desigualdad en México, dado a conocer el año que pasó, pone como dato de referencia, que con las utilidades de un año de los cuatro hombres más ricos de México se podrían pagar 3 millones de empleos, sin que se afectara su riqueza en sólo un peso, esta claro para estos multimillonarios no existe la esperanza.

El viernes pasado se celebró el 22 aniversario del alzamiento zapatista, tal vez siguiendo las profecías del pueblo maya el “Ya basta” anunciaba lo que ahora constatamos, y es el hecho de que el Tratado de Libre Comercio que entró en vigor el mismo 1° de enero de 1994, no tendría los resultados con los que se promovió la firma y que la llegada del país al desarrollo económico cargado de prosperidad y riqueza sólo sería para unos cuantos y como lo señalaron los zapatistas en su discurso de aniversario, las cosas siguen igual, “donde antes había hambre y pobreza, hoy la sigue habiendo, pero además hay desesperanza” y afirmaron los subcomandantes Moisés y Galeano: “no dejaremos las armas; no somos limosneros o inútiles que esperan que todo se resuelva solo”.

Las promesas del desarrollo vuelven a ser el discurso que envuelve la realidad económica, en la cual el neoliberalismo sigue jugando con el presente del país, en donde se ha dado rienda suelta al despojo de los recursos naturales; que pone en riesgo el futuro de millones de trabajadores y trabajadoras al presionar y especular sobre la “Afores” y el régimen de pensiones del IMSS y del ISSSTE entre otros muchos rasgos de la realidad y se puede vislumbrar como “la crónica de un fracaso anunciado”, y más allá del millón 800 mil empleos creados como alardea el gobierno federal en los últimos tres años, la pobreza, la desigualdad y la acumulación crecen.

El año que viene será también de procesos electorales en varios estados, se verá como los partidos políticos juegan a las negociaciones para tratar arrancar algunos cargos públicos a la aplanadora priista, renunciando a sus principios y programas. A este escenario le podemos agregar el mal desempeño del gabinete presidencial y su falta de visión de estado y la negación permanente a reconocer y aceptar fallos, errores o su negligencia como gobierno, para confirmar como lo ha descrito Juan Villoro con una crudeza y acierto inigualable: “Pasamos de la dictadura perfecta a la caricatura perfecta”.

El 2016 podría ser un año para la esperanza. Por ahora seguiremos sobreviviendo si bien nos va y si el estado mexicano y sus instituciones empiezan a hacer su trabajo y aspiramos a dejar de vivir en peligro. La desesperanza por ahora crece, aunque habrá que tener buenos deseos también y sobre todo habrá que hacer que la esperanza sea algo alcanzable, sí está logra estar en las manos, en la voluntad y en corazón de todas y de todos.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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