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sábado, abril 20, 2024

365 días

“La política es el arte de lo incierto, lo que nos lleva a un principio de incertidumbre política generalizada”.

Edgar Morín

“Las transiciones son siempre inciertas y peligrosas”.

“La contradicción es el motor del pensamiento”.

Bernard Werber

 

Se cumple un año del triunfo de MORENA en las elecciones federales de 2018, con ello, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador como presidente y de un buen número de legisladores y legisladoras en ambas Cámaras. Nuestra tradición histórica y calendárica, -Maya, Zapoteca y Azteca- solo por mencionar algunos de los registros del tiempo de las culturas prehispánicas, nos remite también a sus fiestas y celebraciones, en las que se dedicaban 5 días a la inactividad al término de los 20 meses, que marcaba el calendario, y que se usaban para dejar atrás errores y equivocaciones y si se quiere pensar, para proponerse nuevos propósitos para el nuevo año. Tal vez por eso, nosotros como sociedad, anclados en la cultura occidental nos gusta festejar, cumpleaños, aniversarios, santos y demás fechas que estén en el calendario personal y social que nos hemos impuesto.

Son también 7 meses del nuevo gobierno, y lo cierto es que hay mucha tela de donde cortar para confeccionar cualquier tipo de análisis. Los pronunciamientos van desde el catastrofismo que le auguran al nuevo gobierno, expresado en la marcha anti AMLO de este 30 de junio en varias ciudades de país, en donde diversos grupos de ciudadanos han salido a pedir la renuncia del presidente, hasta los seguidores y militantes de Morena que 1 de julio en el Zócalo van a celebrar el triunfo y los logros que han tenido, esto desde su mirada.

Lo primero que habrá que reconocer, pese a todo, es el valor de la alternancia política por vía electoral, que es uno de los logros más relevantes de la joven democracia mexicana, que si bien, tiene costos altos en su organización, esto es producto de la desconfianza de los actores políticos y que sin embargo, ha dado certeza al proceso electoral y se han respetado los resultados de las urnas.

En segundo lugar, habrá que reconocer que el actual presidente ha sido fiel a su discurso de campaña, fiel a lo que presentó como plataforma política y al Proyecto de Nación, que se tradujo casi literalmente en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024, con ello, los proyectos del tren Maya, las refinerías o la nueva termoeléctrica. Sin embargo, las mayores críticas que enfrenta, tienen que ver la forma en la que se prioriza la forma de gobernar, ante la lucha contra la corrupción. 

Así, la cancelación de algunos programas sociales, la cancelación del nuevo aeropuerto, la revisión de los procesos de compra de medicinas e insumos para el sector salud y el retraso en el abasto de los mismos, a los que se le suma la lucha contra el robo de combustibles y demás casos en donde la corrupción se hace evidente y por otra parte el adelgazamiento forzado del aparato de estado acumula la cantidad de más de 11 mil funcionarios despedidos, que también tiene su efecto en la curva de aprendizajes en el conjunto de la administración pública. En estos siete meses ya ha renunciado dos de los funcionarios de primer nivel nombrados por AMLO, que muestran diversos elementos sobre el cómo se está gobernando, por una parte la sobre preocupación por el control del dinero y el papel de la Secretaría de Hacienda que denunció el exdirector del IMSS y por otra parte el uso del poder, al usar el cargo para obtener privilegios al detener de un vuelo comercial por parte de la exsecretaria de la SEMARNAT.  

Un tercer aspecto. El reciente proceso de negociación ante a las amenazas de Donald Trump de imponer de forma arbitraria aranceles a las exportaciones mexicanas, dio paso a una negociación que vinculó el proceso migratorio con el comercio y que la respuesta de mexicana fue de alguna manera aceptar las demandas y condiciones del gobierno norteamericano, no sin crear una propuesta de mediano plazo por parte México, que tiene que ver con el desarrollo de Centroamérica, -como región- a través de programas de inversión para la infraestructura y el desarrollo, propuesta que fue presentada en la reunión del G-20, en donde la propuesta del gobierno mexicano tuvo eco y logró el respaldo necesario para impulsarla, esto con ayuda de otros gobiernos e instancias financieras internacionales, abriendo una posibilidad para atender regionalmente el problema de los refugiados y de los procesos de movilidad humana que se siguen ampliando a nivel mundial.  

Un cuarto elemento a considerar, es el papel de las cámaras legislativas, espacio político en dónde una parte importante de la agenda social y política se  ha debatido y en donde el peso específico de MORENA y sus aliados coyunturales van ganando la batalla. Los cambios a la Ley del Trabajo, los cambios a la Reforma Educativa, la aprobación de la paridad sustantiva para mujeres en toda la arquitectura del servicio público en los tres niveles de gobierno y en los tres poderes son un ejemplo de la agenda que se impulsa. 

Un quinto aspecto. La ratificación del T-MEC por parte del Senado y que junto con la negociación con los actores empresariales del país, han marcado una alianza con el gobierno federal, que se expresa en la declaración de invertir este año 32 mil millones dólares en México. Si bien, al parecer todavía no hay proyecciones de un crecimiento económico como el prometido, si hay una revaloración del peso con relación al dólar, una inflación en los rangos calculados por el Banco de México, y con un incremento en el índice de precios al consumidor IPC esperado ante las presiones y amagos comerciales a escala global. Todo apunta que se sostiene un margen de maniobra económica y política que crea confianza en los inversores nacionales y algunos internacionales, aunque no de las calificadoras internacionales, que ven con suspicacia algunas de las acciones y promesas del actual gobierno.

Por último, lo que se hace patente en este año que pasado, es la fragmentación, el desmoronamiento y la crisis de los partidos políticos que habían tenido un protagonismo relevante. El PRI, el PAN y PRD, están en una profunda caída, uno en franca descomposición, otro en la orilla del precipicio y uno más en el fondo del barranco, en resumen el nuevo gobierno no tiene en los partidos políticos una oposición fuerte, con propuestas y con un sentido de ser un verdadero contrapeso político. Lo que se alcanza a ver es una oposición personalizada, centrada en algunos y algunas legisladoras principalmente, pero que no tienen una base social y ni un apoyo en sus partidos. Una especie de bipolaridad, en donde se dice y se argumenta en terreno federal en un sentido y en donde son gobierno en los estados se actúa en sentido contrario, Guanajuato es un claro ejemplo de esto.

Son 365 días de un triunfo político por la vía pacífica, dentro del modelo de democracia participativa y electoral que nos hemos dado. Falta mucho todavía que recorrer en el sexenio y lo que urge es una conciencia crítica y participativa en la vida política del país. Se requiere una oposición inteligente, que por ahora no surgirá de los actuales partidos políticos por lo que se ve. El hecho de haya 102 organizaciones que iniciaron ante el INE autorización para iniciar el proceso para obtener registro como organizaciones o partidos políticos este año, es un indicador que demuestra el interés por participar en la vida política del país, pero a través de nuevas organizaciones. 

Los cierto es que por ahora, la incertidumbre es el escenario en el cual de mueve la vida política y económica del país y a la vez de reconocer la permanente contradicción que implica gobernar para todos y todas.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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