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viernes, marzo 29, 2024

A mitad del camino

Nadie puede entender a México si omite al PRI.

Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio.

Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados.
Octavio Paz

Las elecciones intermedias dieron sin duda un respiro al Presidente Peña Nieto y a su partido. Pero los acontecimientos recientes, tanto en el fracaso de la Ronda 1 de PEMEX, para licitar los proyectos de inversión en exploración y explotación de hidrocarburos, como la ya celebre fuga de Joaquín “el Chapo” Guzmán dejan claro que esta en el peor momento de credibilidad de su gestión y con la peor valoración por parte de la sociedad mexicana sobre la confianza en las instituciones del estado, y que en la fuga de Guzmán Loera es como una radiografía con rayos X que muestra como la corrupción está presente en la metida en médula de todo el aparato de estado.

Casi todo el gabinete estaba en Francia en la gira de Estado, y aunque el secretario de Gobernación Osorio Chong, afirmó que había muchos funcionarios para cuidar la operación del país, su retorno inmediato ante la evasión del Chapo, demuestra todo lo contario.
En el extranjero el Peña Nieto recibe reconocimientos de la FAO, de la UNESCO, y como en antaño, se muestra hacia el exterior un gobierno proactivo, trabajador y hasta eficiente. Sin embargo, en otras lecturas que hacen del desarrollo de México como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la OCDE, o la OIT, las deudas sociales se agudizan, y como reconoció el propio Secretario de Hacienda Luis Videgaray, la productividad se ha desplomado desde hace 30 años, y con ello el aumento la pobreza en todas sus dimensiones, y por otra parte, están las y los obreros mexicanos que trabajan más que todos los países de la OCDE y son lo que reciben los peores salarios según la misma OCDE.

Dos países, uno, el de la modernidad anunciada, a la que arribaremos según los designios del gabinete económico, producto de las reformas estructurales impuestas por la partidocracia. Otro, el que muestra los saldos y quebrantos inevitables del neoliberalismo: exclusión social, discriminación, desigualdad, pobreza, desempleo, incremento de la economía informal, incluyendo el narco tráfico y el crimen organizado.

Lo paradójico y patético a la vez, es que mientras el gobierno priista de Peña Nieto se busca codear con la realeza británica, con la española y ahora con el gobierno francés y toda su heráldica del poder -con todo lo que ha costado en dinero-, el México real, el de verdad, ese al que se quiere esconder cerrando la puerta, o como el país que se niega a cumplir los lineamientos y recomendaciones los organismos internacionales de derechos humanos, es el que sufre en carne viva los abusos del poder, la ineficiencia de las instituciones del estado y con ello, el presidente y su equipo se cree a sí mismos, la idea de que todo va bien, que México se mueve y que el progreso nos alcanzara pronto.

José Joaquín Blanco escribía hace unos años, que México es el país que siempre llega tarde al desarrollo, que las buenas noticias se hacen obsoletas de un día para otro. La política nacional reciente así lo confirma, estamos siguiendo a pie de la letra los designios e instrucciones que da el Banco Mundial, el FMI y de las políticas de la Reserva del Tesoro del Estados Unidos. Aun así, aplicando las medidas que se la han impuesto por ejemplo a Grecia en esta semana que paso, y que se llevan en México desde hace más de 30 años, como es la reducción del gasto público, la privatización de casi todos los servicios que tenía el estado mexicano, la entrada de los capitales financieros internacionales sin restricciones, a través de la banca institucionalizada extranjera casi en su totalidad y la libre flotación del peso frente al precio del dólar, muestran que el desarrollo social y económico no llega, ni llegará a la sociedad mexicana, pero sí se garantiza, la existencia de la clase política con ingresos cada vez más altos, -desmesurados- y al mismo tiempo se incrementa de forma grotesca la riqueza, y que se concentra en puñado de multimillonarios excéntricos como Carlos Slim.
Oxfam, presentó el documento la “Desigualdad Extrema en México: Concentración del Poder Económico y Político” de Gerardo Esquivel para Oxfam México, y con ello se han vuelto a poner sobre la mesa datos que describen nuestra cotidianidad, y que la retan, o deberían hacerlo:

  • hay 53.3 millones de personas viviendo en pobreza
  •  al 1% más rico le corresponde un 21% de los ingresos totales de la nación
  •  el 10% más rico de México concentra el 64.4% de toda la riqueza del país
  •  el salario mínimo: si un mexicano percibe esta cantidad y mantiene a alguien, a ambos se les considera pobres extremos.

 

Los números de pobreza y desigualdad son escandalosos y lo más triste es que la clase política no quiere ver, voltea a otro lado, se esconde, se llena de la parafernalia de poder mismo, la luchas internas por el control de los partidos, la lucha por las prerrogativas económicas para los partidos, los puestos de alto nivel y lo que implica usar poder en favor de familiares, amigos y en favor del partido político.

Peña Nieto está a la mitad de su mandato, los escenarios futuros anuncian que todo se seguirá moviendo para que no cambien nada. El autoritarismo del Presidente y la complacencia de su partido harán que México siga llegando tarde a todo, al desarrollo, al crecimiento económico, a la igualdad, al progreso social, a la justicia, al México de muchos, que siguen esperando un gobierno responsable, autónomo y honesto.

Por ahora el México real, se conforma con la mediocridad de la selección mexicana de futbol, se entera a medias de los logros de los deportistas mexicanos en los juegos Panamericanos en Canadá y que ganan sin tener apoyo real del estado mexicano. Esta el México que entre broma y broma celebra la fuga del Chapo Guzmán y se ríe del espectáculo mediático, que dan todos los días los distintos funcionarios públicos para explicar y justificar lo inexplicable y lo injustificable, que en resumen no están haciendo su trabajo y que además no están dispuestos a renunciar. Vienen tres años más de gobierno priista y de un presidente que no ve, que no escucha y que no entiende, y con esa forma de gobernar, sin duda serán tiempos peores de lo que han sido estos casi tres años de gobierno federal.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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