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jueves, abril 25, 2024

A veces

“La magia de lo cotidiano no desaparece, solo se esconde detrás de la mirada.”

       Sara Búho

“Hay aire y sol, hay nubes. Allá arriba un cielo azul y detrás de él tal vez haya canciones; tal vez mejores voces… Hay esperanza, en suma. Hay esperanza para nosotros, contra nuestro pesar.”

        “Pedro Páramo”, Juan Rulfo

 

 

Entre el “a veces”, el “quizá”, el “tal vez”, el “qué haré”, el “qué diré”, al “qué escribiré”: es la incertidumbre despliega su fuerza y siembra a su manera la duda. Huir de la rutina, salir corriendo cuando se topa con alguno que otro optimista, salirse de caer en los lugares comunes, el sentir que los hechos se suceden semana tras semana, día tras día, con precisión de reloj suizo, hace, al menos en mi caso, que las ideas se desboquen buscando una salida a través de las palabras, esas que rumiamos en el diálogo intrapersonal, en un soliloquio de desmesura y delirio la más de las veces, palabras todas ellas, que recordamos, que evocamos, que hemos visto impresas en el periódico y de otra muchas más las convocamos desde los libros, en especial las que están contenidas en las historias de novelas, cuentos y  poesías especialmente. Otras palabras están plasmadas en los ensayos rijosos, rebeldes, críticos y clarividentes de quienes buscan interpelar al mundo e interpretar sus manifestaciones humanas, sublimes y bárbaras. 

Entre leer y escribir, entre pensar y sentir, entre comprender y explicar, entre narrar y percibir la vida, los sentimientos, los hechos, las circunstancias las palabras se agolpan con la fuerza de los latidos que bombean la sangre que nos recorre y que se transforma casi mágicamente en letras que tiñen con tinta el papel o que ahora, encuentran en bits de computadoras y sus programas de texto la oportunidad de hacer jirones las ideas, el corazón y el alma. Es cortar de tajo trozos de carne viva que dejan cicatrices en párrafos, en oraciones y en frases que son a la vez bálsamos que tratan de para la sangre vertida, otras veces las ideas que emergen son torniquetes que paran la hemorragia como medida urgente, y que se tendrán que ir aflojando para que no perdamos las extremidades laceradas. 

Las palabras son armas filosas, son dagas, son estiletes y bisturís que buscan extirpar lo que duele, lo que lastima, lo que enferma y pueden las palabras ser también pinzas, ligas, suturas, y agujas que unen, zurcen y reparan los tejidos de los órganos en donde la realidad hizo mella, donde los sentimientos atrofiaron los tejidos, en donde la vida se desbordó y modificó la función orgánica y el metabolismo falló. 

Las palabras juegan con el azar y desordenan las ideas, los pensamientos, las emociones y los sentimientos. El caos es la constante, el orden la aspiración al control. La norma se instala como camino único, las reglas se hacen para obedecer y domar el pensar y el sentir. La estructura es dogma de fe, el estilo es la autorización correcta, -política y social- de decir lo que se piensa y se siente. El control es la meta, la disidencia es el tumor, la disciplina es la rutina impuesta, la creatividad y la libertad de conciencia es la enfermedad a erradicar. Pese a todo la vida y la esperanza hace de las suyas y cambia todo. Nada es sostenible por decreto o por la fuerza. Lo impuesto se convierte mandato social que cobra vidas, que cercena y arranca espíritus de cuerpos rebeldes, pero también crea utopías y mundos posibles. El costo es alto y tarda. 

Pensar y escribir es dolor y es gozo. Amar es dicha y sufrimiento.  El amor y el odio son díadas necesarias para reconocer la alegría, la tranquilidad, la serenidad, la felicidad, emociones y sentimientos que son efímeras, fugaces, frugales y excelsas, sublimes e inefables. Las palabras buscan contar el trayecto de ser humano, narrar historias de seres que habitan inexorablemente el universo en el planeta que nos tocó vivir. 

Laura Esquivel escribió: 

Cada vez soy más consciente de que uno se convierte en lo que mira, en lo que recuerda, en lo que anhela, en lo que transmite. El futuro comienza hoy y depende de lo que elijo ver, de lo que me permito decir, de lo que quiero recordar y de lo que decido amar.”

Hamlet Lima Quintana escribió: 

“Hay gente que con solo decir una palabra enciende la ilusión y los rosales, que con sólo sonreír entre los ojos nos invita a viajar por otras zonas, nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente, que con solo dar la mano rompe la soledad, pone la mesa, sirve el puchero, coloca las guirnaldas. Que con solo empuñar una guitarra hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca llega hasta todos los límites del alma, alimenta una flor, inventa sueños, hace cantar el vino en las tinajas y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida desterrando una muerte solitaria, pues sabe, que, a la vuelta de la esquina, hay gente que es así, tan necesaria.”

A veces tenemos la buena fortuna de encontrarnos con uno mismo, duro trabajo de reflexión, eso de conocerse a veces es más duro lo que se cree, pero que da la oportunidad de dar sentido a las palabras de Laura Esquivel y podemos apropiarnos de ellas para dar sentido y significado a la vida. 

A veces, también, tenemos la buena fortuna de encontrarnos con gente como la describe Hamlet Lima y podemos sentirnos acompañados, nunca solos, y encontrar  en esa gente a las personas que queremos, con nombre y rostro, de carne y hueso, y que vamos amando cada día, desde la vida cotidiana, más allá de la rutina y que hacen que la vida se una linda e inesperada sorpresa, -nunca fácil-, en donde la ilusión se combina con el deseo, en donde el sentir tiene eco en alguien, al final de cuentas sabemos que le importamos genuinamente.

Joan Manuel Serrat que está en una gira de despida de los escenarios compuso “De vez en cuando la vida”, y que refrenda esta posibilidad de vivir lo inesperado, a veces…   https://youtu.be/7x4sShxhE38

De vez en cuando la vida

Nos besa en la boca

Y a colores se despliega como un atlas

Nos pasea por las calles en volandas

Y nos sentimos en buenas manos

Se hace de nuestra medida

Toma nuestro paso

Y saca un conejo de la vieja chistera

Y uno es feliz como un niño

Cuando sale de la escuela

De vez en cuando la vida

Toma conmigo café

Y está tan bonita que da gusto verla

Se suelta el pelo y me invita

A salir con ella a escena

De vez en cuando la vida

Se nos brinda en cueros

Y nos regala un sueño tan escurridizo

Que hay que andarlo de puntillas

Por no romper el hechizo…

De vez en cuando la vida

Afina con el pincel

Se nos eriza la piel y faltan palabras

Para nombrar lo que ofrece

A los que saben usarla

De vez en cuando la vida

Nos gasta una broma

Y nos despertamos sin saber

Que pasa 

chupando un palo

sentado sobre una calabaza

De vez en cuando

De vez en cuando la vida 

 

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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