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jueves, marzo 28, 2024

Balance económico

Se cierra el año con noticias que nos muestran la profunda crisis de las instituciones del Estado mexicano. No cabe duda que algo sigue desajustado y la falta de autocrítica junto con la ignorancia sobre los problemas del país, de buena parte del gabinete del presidente, que se transforma en arrogancia y autoritarismo.

El ridículo aumento al salario mínimo es la cereza del pastel, de un año en donde las instituciones del estado mexicano no dan una. Abierto el debate sobre el salario mínimo que ha puesto en la mesa el PAN y Miguel Ángel Mancera en el DF por una parte y por la otra, la reforma constitucional que separa el salario mínimo de la indexación de éste al cobro de servicios, multas y créditos y que ya ha sido aprobada por 17 congresos locales, hace que el anuncio hecho el viernes pasado sea la evidencia contundente de la falta de visión de estado y de la falta de una política social y económica que permita sacar a millones de mexicanos y mexicanas de la pobreza. Baste recordar que del 2012 al 2014, se incrementó en 2 millones el número de pobres en el país.

En este año el Secretario de Hacienda Luis Videgaray había aceptado públicamente que México no había tenido crecimiento económico en los últimos 30 años. Situación que daba el contexto para dar un golpe de timón y proponer una política económica, industrial y salarial nueva y que diera paso a estrategias gubernamentales robustas para reactivar la economía nacional, que se enfocara promover y fortalecer el mercado interno al crear una política industrial que apoyara el desarrollo de empresas nacionales, y ofrecer salarios dignos, para poder empezar a cambiar el entreguismo de los recursos naturales, el regalo de predios y prebendas en la infraestructura, además de las ventajas fiscales que los gobiernos ofrecen a la inversión extranjera directa y empezar a gravar impositivamente las ganancias del capital financiero que lucra con la especulación y con la tasa de cambio del peso y con todo ello abrir un frente realista ante el lento proceso de activación de la economía que se ha vitoreado con las famosas reformas estructurales.

Lo cierto es que el mini salario, anunciado por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos es el reflejo de la esquizofrenia entre el poder político y económico y la realidad social. La OCDE a mostrado en los estudios que ha realizado recientemente, que las y los obreros mexicanos son altamente productivos, que trabajan más horas en promedio que los trabajadores de los otros 29 países que integran la OCDE y que también son lo que reciben los más bajos salarios. La inflación acumulada en este año, junto con la perdida del poder adquisitivo desde 1976, junto con el incremento de la productividad y los beneficios a las empresas extranjeras, dan los elementos y argumentos necesarios para romper el maleficio de mantener salarios de miseria que producen más pobreza y rezago social.

El problema económico esta siendo un lastre para el desarrollo social y para tener servicios de calidad por parte del estado, pero más grave es el impacto de una serie de procesos y decisiones que toma el gobierno que laceran las finanzas públicas. La fuga de recursos económicos del aparato de estado ante situaciones estructurales como la corrupción, la violencia y la inseguridad, así como, la alta porosidad jurídica en las leyes fiscales que permiten la concentración de la devolución fiscal a los grandes contribuyentes.

La corrupción se estima que representa una afectación del orden de 17% del PIB. Los costos de la inseguridad y de la violencia tiene un estimado de entre el 19 y 22% del PIB y que junto con la evasión fiscal y la economía informal hacen que el estado no obtenga el dinero suficiente para atender a las y los ciudadanos con la calidad necesaria en todos los servicios que debe ofrecer el estado.

La paradoja es que todo ese dinero que no llega al gobierno sí existe, circula en el mercado y se distribuye para mantener por ejemplo la operación de los cárteles del crimen organizado, y es la que crea los nuevos ricos de los de la noche a la mañana, es el dinero de los moches y de las casas blancas, es el que se lava en la compra venta de autos, en el mercado negro del oro y de piedras preciosas, de las casas de cambio, etc.

El nuevo mini salario de 73.04 pesos al día, es decir, el pago de 9.13 pesos por hora, ¿Para qué alcanza? Si el gobierno ha declarado que lo importante de la política económica es que esta se vea reflejada en el bolsillo de los trabajadores, la pregunta es ¿Cómo lo quiere hacer?

Por lo pronto la acumulación de la riqueza en una pocas manos es la constante; la corrupción no es castigada; la evasión fiscal se festeja con eventos como el Teletón, -al que también los gobiernos estatales, municipales y el federal dan aportaciones millonarias al Teletón, que es dinero público- y en dónde la complacencia y complicidad de las autoridades se suman la falta de transparencia y la ausencia de mecanismos para la rendición de cuentas, que son el sello de los actuales gobiernos.

El balance económico muestra que se tienen los dados cargados a favor de la concentración de la ganancia en unos pocos empresarios, así como, a incrementar los beneficios para capital extranjero. El mercado se vende al mejor postor y siempre –el mercado- es mal consejero para el gobierno. Por ahora, los bajos salarios son el signo y síntoma de falta de un proyecto económico de alcance nacional y de largo aliento dentro del contexto de la economía global.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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