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miércoles, abril 24, 2024

Ceguera y negación

“Los colores y los diseños eran de gran hermosura, pero además los trajes confeccionados con esa tela tenían una maravillosa virtud: eran invisibles para los que no desempeñaban bien sus cargos o carecían de inteligencia.”
El traje nuevo del emperador
Hans Christian Andersen

 

La vida política del país nos debe importar, pronto, a todos y todas. Los acontecimientos de los que somos de una u otra manera testigos, las más de la veces lejanos y callados, nos van reclamando una mínima mirada, un comentario, una reflexión, que sin duda tendrá que traducirse en hechos, en acciones, en convicciones, pero sobre todo en esperanza.

Esta semana con el dólar al alza, con un juez sensato que niega ordenes de aprensión en contra de los trabajadores de la guardería ABC ante una absurda petición del PGR, un gabinete que dice que la inseguridad ha bajado y no quiere ver que la violencia está presente todos los días, un presidente que asigna a su amigo a la Embajada de EUA sin que medie proceso del Servicio Civil de Carrera la Secretaria de Relaciones Exteriores, un equipo de asesores que sale a dar la nota por las calcetas del presidente y por el mejor tiempo en la carrea del Molino del Rey de Peña Nieto, con un Manlio Fabio Beltrones -por fin presidente del PRI-, que anuncia que será la conciencia de Peña Nieto, con un PAN y su joven maravilla, que soberbio busca prebendas como nuevo sparring en contra López Obrador, con la investigación del crimen múltiple de la Narvarte que deja más dudas que certezas, con un gobernador como el de Puebla y sus aliados en el congreso local que limita las candidaturas independientes, con un funcionario público de Guanajuato que dice públicamente que no aplicará la ley y que prefiere renunciar y con un informe aberrante como el que presentó Virgilio Andrade, que dejo en claro que la impunidad es el valor más importante de este sexenio, y que la desconfianza adquiere niveles de ignominia y soberbia.

México es un país que requiere una sociedad civil que tome más fuerza. Que cada vez se calle menos y exija más, se requiere de una ciudadanía que empuje y trabaje para tener mejores gobiernos, más transparencia, rendición de cuentas, más participación social, pero sobre todo ponga un ¡ya basta! A la impunidad y a la corrupción.

En estos meses ha surgido un movimiento social, a nivel nacional, que está poniendo como eje de unión social y participación ciudadana, la necesidad de tener una nueva constitución. De refundar el Estado mexicano. Tarea nada fácil, pero que expresa el grado al que hemos llegado, cuando ya no se tiene confianza en las instituciones, cuando la injusticia es la constante, cuando las élites políticas y económicas han consumado el abuso y han creado condiciones legales para sostener sus beneficios y mantener el poder sin ningún escrúpulo, sin mayor culpa, sin aceptar su responsabilidad en el deterioro la vida social, económica y política del país.

Por otra parte, sabemos de la necesidad contar con estructuras políticas, como lo son los partidos, sin embargo parecieran que se empeñan en no ver lo que pasa en el país, y unos se asumen como comparsa, otros van legitimando al actual gobierno y sus decisiones, otros más, están en una ingenuidad social, otros, sólo viviendo del presupuesto público, y casi todos simplemente a la espera del mejor postor. La crisis y cambios en las direcciones nacionales de los principales partidos políticos es un fiel reflejo de lo que acontece y da elementos para confirmar que sus procesos internos son sólo mecanismos para afinar su desprecio a las y los ciudadanos y la vez ratificar la codicia por ser parte de las estructuras del poder.

La desconfianza crece en la toda nación. La ceguera del actual gobierno es un hecho. La arrogancia los lleva a la negación, en el país donde todo está bien y con ello a los absurdos de la soberbia y del uso del poder. Un presidente que no entiende que no entiende. Un primer mandatario que ofrece disculpas no pedidas, después de que un servidor público bajo su mando pretende exonerarlo. Un gobierno que asume la culpa de sus vicios y corruptelas al menos como primera reacción ante el escándalo de la Casa Blanca y los beneficios que ha obtenido el grupo HIGA y que por ello canceló la construcción del tren rápido México-Querétaro y que ahora pareciera –según lo dicho por Virgilio Andrade- que no había motivo para tal decisión. Un país en donde la clase política mira para otro lado, un país donde la negación de la realidad es el principio del actuar del gobierno. Un país donde el equipo de asesores del presidente busca cubrir, sin lograrlo, la ineptitud, la ineficiencia y la desconfianza. Un país con un gobierno que no nos merecemos. Aceptar lo que nos pasa y abrir los ojos es tarea que por ahora tenemos como sociedad, como ciudadanos y ciudadanas.

 

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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