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martes, abril 23, 2024

Cierre de año

“La esperanza le pertenece a la vida,  es la vida misma defendiéndose”.

Julio Cortázar

La esperanza es también voluntad y deseo.

 

Estamos a unos días de que concluya el 2015. Ya han pasado tres lustros del nuevo milenio que no pinta nada bien, en el campo del desarrollo y la justicia social para la mayoría de la población en todos los países. La realidad de un mundo global e interconectado, está marcada por la acumulación y la concentración de la riqueza en unas cuantas personas, y son sólo unas cuantas empresas que desplegado su fuerza económica creando verdaderos emporios, que cooptan a las empresas pequeñas, que compran a precios regalados negocios y fábricas que no han soportado el juego del poder, de las devaluaciones, de la inflación, de los vaivenes de las tasas de cambio, de los intereses que cobran los bancos o con los precios de las materias primas.

Ahora estarán presionado a los países estrategas de la economía de guerra, con las nuevas tensiones económicas ante la decisión de la Reserva Norteamericana de elevar sus tasas de interés. Un país toca la pieza del dominó y todo se cae en la dirección que le conviene.

La acumulación y la concentración de la riqueza se nutren también de la especulación, de los beneficios fiscales, de la complacencia de gobiernos que se rinden ante los regalos y las migajas que les ofrecen los gestores internacionales que están a la caza de la llamada inversión extranjera directa. El mercado se erige como el nuevo tótem, como la piedra filosofal, como el nuevo sacerdote supremo.

El consumo se enaltece como la práctica social aceptada, que da un nuevo reconocimiento social, pareciera que no hay mayor diversión que ir de compras. Los parques y jardines, los campos agrícolas en las ciudades han cedido su espacio para los nuevos templos en donde se adora e idolatra al “mercado”. Centros y plazas comerciales, supermercados, las grandes tiendas de mayoreo, los comercios especializados, de autos, ropa, muebles, accesorios para mascotas, y los miles comercios, en las que muchos de ellos venden productos chinos, y de otros países asiáticos que han invadido los centros históricos de la ciudades.

Las reformas estructurales del gobierno de Peña Nieto, dan la puntilla a una nación que nunca acaba de crecer, de no poder dar el salto para acceder al desarrollo con justicia social, ese, el de las promesas de cada sexenio, al ahora regalar al mejor postor el petróleo y gas del subsuelo nacional con las nuevas leyes energéticas.

Cerramos el año con inflación; con un incremento de burla del salario mínimo; con la devaluación del peso frente al dólar; con mayores tasas de interés; con desempleo abierto; con 14 millones de personas trabajando en la economía informal; con el déficit en las pensiones del IMSS y del ISSSTE; con la voracidad de las empresas que administran las Afores; con una cartera vencida del dinero plástico muy alta y con el regalo sin restricciones de tarjetas de crédito; con el nuevo juego especulativo del mercado hipotecario; con los moches, regalos y casas para obtener contratos para vender bienes y servicios al gobierno; con una infraestructura urbana en la mayoría de las ciudades obsoleta; con más de seis millones de viviendas de interés social abandonadas; con una corrupción que cuesta cerca del 20% del PIB; con 53 millones de mexicanos y mexicanas viviendo en condiciones de pobreza; con partidos políticos que viven del erario público; con un poder judicial y un poder legislativo que recibe ingresos groseramente desproporcionados; -los aguinaldos que han recibido este año son una bofetada para la mayoría de las y los trabajadores del país-. El aguinaldo del gobernador Miguel Márquez fue este año 2015 de un poco más de los 310 mil pesos.

Este cierre del año en tiempos navideños tendrá una fuerte dosis de crisis y sin duda de desesperanza en el terreno económico para la mayoría de la población, para empresarios que están fuera del modelo exportador de la maquila industrial, de agro alimentos y de automóviles; para los millones de migrantes mexicanos en USA; para los indígenas y campesinos que aun cultivan sus tierras; para las y los millones de jóvenes sin acceso a la educación superior y sin poder ingresar al mundo laboral, para las y los millones de “ninis”; para los millones de pensionados, y de adultos mayores; para los cientos de miles de jefas y jefes de hogar que no tienen un trabajo digno y seguro.

Entre todos y todas tendremos que ir tejiendo una nueva realidad social, que cambie esa condición de realidad económica que se nos ha impuesto. Habrá que empezar por tomar en serio la función y la responsabilidad del estado y de los tres poderes que lo conforman. Es tiempo de exigir, es tiempo de pedir resultados, es tiempo de justicia, es tiempo de dignidad. Es aquí y es ahora, en donde puede renacer la esperanza, y con ello el deseo de un mejor país, habrá que sumar voluntades.

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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